Rioja Alavesa cuelga el cartel de 'completo'
Los vascos, sobre todo de Vitoria, aprovechan el primer fin de semana sin restricciones de movilidad para disfrutar en la comarca vitivinícola
Euskadi aprovechó ayer la posibilidad de moverse por toda la comunidad, pero con especial énfasis en Rioja Alavesa. Los establecimientos hoteleros y restaurantes colgaban ayer ... el cartel de 'completo' con una media sonrisa en el rostro tras lúgubres semanas por los repuntes del Covid. La imposibilidad de acoger a más clientes por las limitaciones de aforo que siguen vigentes eran su único quebradero, aunque todos lo veían necesario para evitar indeseados rebrotes.
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«No me lo puedo ni creer», aseguraba emocionada la dueña de la Hospedería de los Parajes de Laguardia tras comprobar que tenía todas las habitaciones ocupadas y sólo una mesa de sus dos comedores seguía aguardando a algún hambriento turista.
Por las calles de la villa amurallada, uno se topaba con vizcaínos, guipuzcoanos y principalmente vitorianos con necesidad de viajar más allá del Anillo Verde o comprobar que su segunda vivienda está en buenas condiciones. «Desde el martes ya ha habido gente que viene a ver que todo está correcto», apuntaba el alcalde Lucio Castañeda.
En la mayoría de los casos coincidía que eran planes de ultimísima hora. Las bilbaínas Ana, Ainhoa y Marta lo habían decidido el viernes por la mañana y unas pocas horas después se subieron en el coche para poner rumbo al hotel de la bodega de Eguren Ugarte con el objetivo de refrescar los recuerdos que guardaban de una excursión de la niñez. En ese mismo establecimiento quisieron reservar Amaia y Rafa, del municipio guipuzcoano de Astigarraga, pero finalmente pasaron la noche en Labastida. «Hemos venido a Laguardia porque no se puede ir más lejos. Durante esta pandemia siempre elegimos un destino alejado de nuestra casa y, por eso, ya hemos pasado otros fines de semana en Karrantza o Valdegovía», comentaba Rafa en la terraza de la vinoteca Pepita Uva.
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Javier, el responsable de este último establecimiento, también guía a sus clientes por la bodega de su 'casa' y a las 12.00 horas retomó esta actividad por primera vez desde finales de octubre. «Bitori, ¡por fin!», celebraba con una vecina de un municipio evidentemente contento por la vuelta de los forasteros. «Después de cuatro meses y medio en casa y sin gente por la calle. Esto empieza a parecerse a un sábado normal, eso sí, con mascarillas y geles hidroalcohólicos», subrayaba.
Hubo vizcaínos y guipuzcoanos que pusieron rumbo hacia el interior para descubrir los tesoros que hasta ahora desgraciadamente no conocían, pero también alaveses -sobre todo de la cuadrilla de Ayala- que quisieron aprovechar del ambiente soleado en la playa de La Arena de Muskiz, como Iosu, Cristina, Ane e Irati, vecinos de Artziniega. «A nosotros nos han dicho que había colas para llegar a Plentzia y por eso hemos venido a Labastida», comentaban Luis y Esti mientras caminaban por la calle Frontín.
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Ciclistas y caravanistas
Las carreteras del territorio apenas registraron problemas de tráfico, aunque se notó que los ciclistas y caravanistas querían hacer kilómetros después de pasar el invierno sin moverse de Vitoria. Antonio y Vicen sacaron su casa rodante junto a la de José, Raquel, Iraia y Ekain. Estos últimos prácticamente estrenaban la 'roulotte' que habían adquirido en octubre. «Hay que sacarlas para que se les vaya el polvo y el motor ruede un poco», recomendaba Antonio, que lleva casi treinta años 'enganchado' a este tipo de turismo.
«Todos son bienvenidos», remarcaba Lucio Castañeda, que se mostraba feliz de que la actividad en la comarca se reactive -eso sí- respetando en todo momento las medidas de seguridad frente al Covid.
El Valle Salado, el tesoro por descubrir
El Valle Salado de Añana sumó en febrero -cuando tan sólo se permitía acercarse al municipio colindante- 18 visitantes. Ayer, quintuplicó esa cifra con 90 participantes en las 17 rutas guiadas en las que no quedó ningún hueco libre. Para hoy, con peor tiempo, se espera una respuesta similar, aunque todavía hay plazas libres.
Unos 'tour' turísticos que poco tienen que ver con los que se realizaban hace un año. Entonces se podía recibir a treinta personas a la vez y ahora los grupos son de un máximo de seis. «Respeten la distancia de seguridad. Tiene que haber metro y medio entre las distintas unidades convivenciales», recordaba una de las atentas guías que sale cada 15 minutos.
La coordinadora de su servicio turístico, Elisabeth Frick, se congratulaba porque muchos se han interesado por estos recorridos con la vuelta de la movilidad a todo Euskadi. «Algunos no conocen los tesoros que tienen más cercanos y se han ido a miles de kilómetros para ver otras cosas», afirmaba. «Esta vuelta a la actividad se denomina 'Sal y Respira'. Estamos completos, pero también ordenados porque la mayoría de la gente hace sus reservas 'on line' o por teléfono», añadía el presidente de su Fundación, Pablo de Oraá, quien señalaba el enorme tirón que ha tenido la tienda virtual durante los últimos meses para que nadie se quede sin el 'oro blanco' de Añana.
Desde primera hora de la mañana, los coches llegaban de Durango, Getxo, Basauri o San Sebastián. Marianela y Alba, ambas de Vitoria, habían elegido este destino para «alejarse un poquitín de casa» y conocer este espacio monumental, al que llegaban cargadas de curiosidad.
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