El último episodio de sequía que se dio en verano obligó a prohibir el riego de huertas y jardines en pueblos de La Llanada como Ozaeta. Igor Martín

Los pueblos de Álava preparan planes ambiciosos para contener próximas sequías

Zuia retoma el proyecto de construir una balsa, la Llanada prevé nuevos sondeos y Rioja Alavesa, una canalización

Miércoles, 5 de abril 2023, 00:35

Las previsiones meteorológicas auguran lluvia esta primavera. En concreto, alrededor de un 10% más de precipitaciones de las que suelen darse en esta época. Pero ... para los pueblos de Álava no basta con mirar al cielo y por ello varias cuadrillas del territorio están ultimando planes para el verano. Como Zuia, que ha retomado el proceso (hasta ahora paralizado) de construcción de una balsa para acumular agua. O el Consorcio de la Llanada, que estudia la posibilidad de desarrollar nuevos sondeos subterráneos. En Rioja Alavesa, sopesan sacar adelante un proyecto de canalización entre Laguardia y Oion.

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Si bien la preocupación es compartida en toda la provincia, estos proyectos ganan especial interés en las zonas donde el año pasado vieron limitado el uso del agua para cuestiones lúdicas. Los principales problemas de abastecimiento se sitúan en la zona de Gorbeialdea y la Llanada Alavesa, con 18.000 alaveses afectados por las restricciones para regar huertas y jardines o llenar piscinas. Los vecinos de Zuia, Okondo, Barrundia, Elburgo, San Millán, Iruraiz-Gauna y el pueblo vitoriano de Oreitia fueron los primeros en recibir los avisos. A ese listado se sumaron después los concejos de Gauna, Trokoniz, Txintxetru, Añua, Arbulo, Argómaniz, Gazeta, Ixona, Egileta y Mendíjur. La mayor parte de estos núcleos, asociados al potente consorcio Urbide de 107 entidades, se surten de arroyos y manantiales, que se ven directamente golpeados por la falta de precipitaciones. Les pasa lo mismo a la veintena de pueblos que dependen del Consorcio de Llanada Oriental-Sierra de Elgea.

Urbide

«Las inversiones para mantener las redes municipales han revertido en un ahorro del 25%»

José Ramón Toña

Director técnico

«Viendo el caudal que han llevado los ríos en marzo, se espera un verano complicado», reflexiona Unai Gutiérrez, alcalde de Zuia, que se abastece de la cuenca alta del río Baias, al igual que Urkabustaiz, pueblo colindante. Lo que suele ocurrir en la época estival en ambas zonas es que «ese agua no es suficiente» y se tiene que recurrir a captaciones subterráneas. URA, la Agencia Vasca del Agua, acaba de presentar un plan para resolver esos problemas de desabastecimiento que «vienen de hace años».

Una balsa para Zuia

«En 2011 se planteó la construcción de una balsa en Zaro (Markina) con capacidad para 537.000 metros cúbicos, pero el proyecto se quedó en el armario», reivindica el edil. El plan, que cuenta con el apoyo de la Diputación, se ha empezado a revisar ahora. Si sigue adelante, las obras, que darán resultados en tres años y costarán cerca de 36 millones de euros, permitirán «acumular agua en los meses que más caudal tiene el río y emplearla cuando escaseen las lluvias». «Pedimos una solución y es la que nos han dado», zanja Gutiérrez, sin valorar la intervención.

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En la comarca de la Llanada Oriental –«otra de las zonas con principales problemas de garantía», según el Plan Director de Abastecimiento y Saneamiento de la Diputación– se están planteando «desarrollar nuevos sondeos para sacar agua del subsuelo», adelanta Jon Sáez de Urabain, presidente del Consorcio Llanada Oriental-Sierra de Elgea que, en la actualidad, se abastece de dos sondeos y del río Ugarana. «Se están estudiando las posibilidades. No saldrá adelante en los próximos meses, pero siempre hay que estar tomando precauciones», advierte.

36 millones de euros

costará la balsa que abastecerá a Zuia. El proyecto se está revisando.

El caso del concejo de Ozaeta es particular. Este núcleo, de menos de 200 habitantes, que se nutre de dos manantiales, acaba de entrar en el Consorcio de Elgea como comprador, «no como socio», puntualiza el presidente de la Junta, Rodolfo Uriarte. Esto supone que el depósito esté conectado a la entidad para comprarles agua «en caso de necesidad». Además, «modificaremos la ordenanza de aguas, en la que se recogerán precios distintos según el consumo», apunta Uriarte, tras indicar que «lo habitual es gastar unos 140 litros por persona» al día.

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En otros pueblos como Elburgo dependen de las decisiones que tome Urbide, el consorcio al que pertenecen, pero a nivel municipal le están dando vueltas a cómo ahorrar en el grifo. La alcaldesa, Natividad López de Munain, defiende «la concienciación» de la población y tomar algunas medidas alternativas que les ayuden. Por ejemplo, en la revisión del Planteamiento General de Ordenación Urbana (PGOU) barajan, entre otras opciones, que «las casas tengan sus propios depósitos, formados con el agua de la lluvia o pensamos en la posibilidad de cultivar plantas de la zona que se adapten mejor para que consuman menos», subraya.

77% de capacidad

tiene hoy Ullíbarri, del que no 'beben' los pueblos afectados por la sequía.

Por su parte, en el consorcio Urbide, hablan de una «planificación» ante «sequías de emergencia» tanto para las cuencas cantábricas (la comarca de Ayala) como para las mediterráneas. «Las restricciones se aplicarán en función de la situación. Nos queda toda la primavera, que suele ser un trimestre lluvioso, pero tendríamos las herramientas para enfrentarnos a ese tiempo seco, en caso de que se diera», afirma José Ramón Toña, director técnico. «Los niveles irían desde pre-alerta hasta alerta y emergencia. Se empezaría con campañas de concienciación, reducción de baldeo de calles, regadíos, se restingiría el llenado de piscinas; medidas que se impulsaron el curso anterior)... Lo más drástico sería ir reduciendo la presión en la red, hacer cortes programados de suministros... Pero son cosas difíciles de que ocurran», enuncia Toña. Asimismo, hace hincapié en las inversiones que se han realizado para mantener «en buen estado» las redes municipales, lo que ha revertido en «un 25% de ahorro en los consumos».

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Una acción preventiva que, a primera vista pudiera parecer menor, pero en la que también incide Jon Escuza, alcalde de Okondo, localidad que funciona con un sistema propio. «Son intervenciones que empezamos en mayo del año pasado y seguimos realizando. Sirven para disminuir los consumos y minimizar las pérdidas porque, a veces, por la altitud de los depósitos, se generaban reventones. No va a haber más agua que la que tenemos y nuestro cometido es garantizarla, así que debemos guardarla como un bien muy preciado», razona el edil.

De Laguardia a Oion

El Consorcio de Rioja Alavesa, que padece más riesgo hacia otoño «cuando las viñas requieren más agua», plantea un proyecto de cinco kilómetros de canalización para conectar el polígono de Casablanca (Laguardia) con Oion. «Se ha sacado a licitación la redacción del proyecto, que costará cerca de un millón de euros, pero es un plan B», aclara Juanjo García Berrueco, su presidente. De ahí que antes mencione otras alternativas. Desde noviembre se ha prohibido a las entidades públicas que rieguen las calles. Además, en esa zona se ha trabajado «intensamente en la prevención de fugas». «Si hay agua, habrá para todos los pueblos. Si no, para ninguno», ataja García Berrueco. «Hay que invertir en estos planes casi de manera constante».

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Una nueva conducción para garantizar el agua en Lantarón

La Diputación alavesa también quiere evitar que los problemas del verano anterior se repitan o agraven. Ya en agosto anunció tres obras para mejorar la red de abastecimiento. Estas actuaciones planteaban la conexión entre el sondeo y el depósito de Ozaeta (ya finalizada), la renovación de la conducción para el abastecimiento desde el nacedero del río Zirauntza, «cuya contratación todavía se está tramitando», y la conexión de Mezkia al sistema de abastecimiento de Salvatierra que, en estos momentos, se está concretando sobre el plano. Estas intervenciones se suman ahora a la actualización de la conducción de agua (de 3.609 metros) para asegurar el suministro a la zona oeste de Lantarón, que depende del sistema de Sobrón y complementa a aquellos que dan servicio en Puentelarrá, Fontecha y Bergüenda. «El suministro, que está fuera de servicio, presenta problemas de calidad y cantidad» y en verano «obliga al empleo de fuentes alternativas». Algunas, «insuficientes», «deben completarse con el suministro de camiones cisterna», recoge el Boletín oficial de Álava.

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