PSE y PNV acuerdan con EH Bildu un Presupuesto «estratégico» para Vitoria
El gobierno y los abertzales celebran la «estabilidad» que dan las Cuentas y esperan que «marquen las líneas» de la legislatura
A Vitoria le salieron por fin las Cuentas. El acuerdo entre PSE-PNV y EH Bildu para aprobar el Presupuesto de 2024, adelantado en exclusiva ... por EL CORREO, recibió este jueves la firma definitiva tras varios días de frenética negociación in extremis. El pacto se cerró a cambio de 6 millones de euros en un balance de 458,9 millones, pero con una enorme relevancia para la ciudad y con una importante carga política en plena precampaña vasca. Primero, porque supone el principal instrumento de gestión y avala los proyectos de ciudad, y porque interrumpe la sintonía del Gabinete Etxebarria con el PP precisamente en el documento económico de mayor calado.
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La palabra más repetida por la alcaldesa, que suspendió su viaje a Bruselas previsto para el miércoles ante la cercanía del acuerdo, y las dos portavoces, Beatriz Artolazabal (PNV) y Rocío Vitero (EH Bildu), fue la «estabilidad» que aporta el Presupuesto municipal. Más aún al tratarse del primer año de la legislatura, que esboza el rumbo del mandato. Aprobar las Cuentas en el arranque del ciclo político «supone marcar las líneas estratégicas», reconoció Etxebarria, quien además advirtió de que «es muy difícil aprobar los Presupuestos en el segundo o tercer año tras un bloqueo en el primero».
Más allá del propio impacto que tendrán las medidas incluidas por EH Bildu, entre las que destacan la creación de viviendas comunitarias para mayores y la rehabilitación de pisos municipales para destinarlos al alquiler, el acuerdo contempla otros 6 millones de euros en créditos de compromiso para mantener estos proyectos durante los próximos años. Es cierto que se trata de partidas que no son de obligado cumplimiento, pero contribuyen a trazar la senda en caso de prórroga forzosa en los siguientes cursos.
Pese a las coincidencias en los términos del acuerdo y en fragmentos de los discursos, el Gabinete Etxebarria y EH Bildu optaron por escenificar el pacto en dos actos. No compartieron fotografía. Primero lo hicieron los soberanistas, con sus siete concejales presentes, y después el equipo de gobierno. Al margen del criterio estético, las formaciones evitaron reforzar con una instantánea la carga simbólica del pacto, que en cuestión de minutos fue criticado con gran dureza por el PP y Elkarrekin Podemos.
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«Cambio de actitud»
Las dirigentes prefirieron circunscribir el acuerdo sólo al marco presupuestario de 2024, pero no hay que perder de vista que se trata de la principal herramienta económica, y que tiene una incidencia capital en las prioridades que marca el Consistorio. De hecho, Vitero reconoció que «abre la vía a nuevos proyectos y políticas municipales de calado» y da «respuesta a la mayoría social» de la capital alavesa, con lo que hizo una referencia velada a su victoria electoral del pasado mayo.
La propia relevancia del acuerdo presupuestario, uno de los más sonados de los últimos años en Vitoria, envolvió las negociaciones en cierto secretismo hasta la recta final. La tesis de la prórroga ganó peso en los pasillos municipales, hasta el punto de que el apretón de manos de última hora pilló a contrapié al PP, que reaccionó una vez que ya el acuerdo se había consumado, y a Elkarrekin Podemos, probablemente víctima de un error de cálculo sobre las posibilidades de Bildu de entrar en la ecuación.
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Los abertzales siempre mantuvieron una importante distancia con el equipo de gobierno, pero nunca terminaron de levantarse de la mesa. Eludieron hacer público que el 'precio' de sus enmiendas era de 12 millones (Vitero aseguró que las cifras «nunca fueron una línea roja») para que el posible acuerdo no naciera enterrado y tener margen de maniobra (hasta bajar a 6 millones para firmar).
Pero la formación soberanista fija como una de las claves el «cambio de actitud» en el equipo de gobierno. Aunque Vitero no concretó más, el clima favorable en el Parlamento vasco con la aprobación de las leyes de Transición Energética y Cambio Climático e Infancia y los acuerdos de EH Bildu con el PSOE por la presidencia del Gobierno central y la Alcaldía de Pamplona terminaron de allanar el camino.
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Pero la puerta abierta del equipo de gobierno también se reflejaba en el visto bueno que recibió la inmensa mayoría de las enmiendas soberanistas al Presupuesto, por mucho de que las cantidades iniciales fueran más discretas. El Gabinete Etxebarria aceptó 15 de las 17 propuestas de Bildu. Una de las que se quedó por el camino fue la recompra de VPO para destinar los pisos al alquiler social y reducir así la inmensa demanda de este recurso, que supera las 10.000 personas en la capital alavesa.
El hecho de que el bastón de mando de Vitoria se encuentre en manos del PSE, además, contribuyó al acercamiento con EH Bildu después de que la carta de Elkarrekin Podemos se rompiera. Los morados eran el socio más 'amable', también para el PNV. Cabe recordar que en la Diputación, dirigida por los jeltzales, los morados fueron la única opción de formalizar un acuerdo hasta un último intento a la desesparada (infructuoso) con el PP.
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Tampoco conviene perder de vista que esa flexibilidad de la coalición abertzale no es gratuita. En realidad, debe contextualizarse en el espaldarazo que recibe con un acuerdo de este calado en la capital vasca, donde no había logrado influir en la gobernabilidad en los últimos ocho años. Más aún a las puertas de unas elecciones autonómicas a las que llega con opciones de victoria.
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