TopAraba premia con 7.500 euros los proyectos culturales 'Ogiak hizketan baleki' y 'Benniz'

'Ogiak hizketan baleki', de Mamia kolektiboa, y 'Benniz', de Beñat Goitia y Anne Baskaran, son las dos propuestas premiadas por la iniciativa TopAraba, organizada por primera vez este año por Oihaneder Euskararen Etxea en colaboración con la Fundación Vital. Se repartirán 7.500 euros entre ambos para que desarrollen sus proyectos, que presentarán en octubre. El programa, orientado a creadores alaveses, nació en febrero y busca fomentar la creatividad cultural y la innovación en euskera, además de construir redes entre los autores.

Fruto de esa colaboración han nacido estos dos proyectos, seleccionados entre los cinco presentados tras la primera jornada. El primero, que se puede traducir como 'Si el pan supiese hablar' y que cuenta con 4.000 euros de ayuda, utiliza el periodismo performático -una combinación entre el periodismo de investigación y las artes escénicas- para narrar parte de la historia de Vitoria. En concreto, pone su lupa en 1836, en plena Primera guerra carlista, y en la figura de Josefa de Múgica. Parte de hechos reales para recuperarlos, actualizarlos y sumar nuevos elementos.

Para ello cuentan con un equipo multidisciplinar formado por seis personas: Marina Suárez (directora escénica), Irantzu Lekue (directora de arte), Josune Vélez de Mendizabal (actriz), Edu Zelaieta (guionista), Ander Gondra (investigación histórica) y Txema Ramírez de la Piscina, responsable de comunicación. Este último cree que, el pan que da nombre al proyecto «diría muchas cosas» si pudiese hablar y que para lograrlo ellos aportan «doce manos trabajando la masa».

Benniz, la segunda creación seleccionada y dotada con 3.500 euros, busca combinar la música con lo audiovisual en un concierto. Beñat Goitia, la mitad del equipo, formó parte durante años del proyecto musical Montauk. Baskaran, por su parte, se encarga de la parte audiovisual, el videoclip que acompañará la historia. A esa mezcla buscan añadir otros elementos como la iluminación, la moda o la ilustración.

Meses antes de que ambos se juntaran, durante el confinamiento, Goitia ya había empezado a explorar la idea. Lo hizo desde su casa, poniendo en práctica lo que ya se ha empezado a conocer como Bedroom Pop (pop de dormitorio), por lo que destaca «un toque casero» en sus creaciones. Además, con Benniz buscan romper con la tradición y nostalgia de la música del pasado para «abrir la puerta a nuevas generaciones».