El complejo de Mendizorroza cuenta con una piscina olímpica de 1.889 metros cúbicos de capacidad y otra infantil de 42,53. blanca castillo

Las piscinas públicas de Vitoria desechan más de 320.000 litros de agua cada día

La ley obliga a renovar el 5% del contenido de los vasos. Algunos pueblos piden más flexibilidad para ahorrar recursos y energía

Viernes, 26 de agosto 2022, 00:28

Las piscinas municipales de Vitoria desechan cerca de 321 metros cúbicos de agua al día (321.000 litros), más que toda la que cabe en ... la pileta grande del centro cívico de Salburua (240), según estima un estudio del Ayuntamiento. No es por capricho. Así lo exige la ley que garantiza la salubridad del baño en todos los vasos públicos de Euskadi. «La renovación con agua nueva de la red durante el periodo de funcionamiento del vaso supondrá una aportación mínima del 5% del volumen total del agua contenida», reza el decreto 32/2003 del Gobierno vasco. Un valor que, añade, «solo podrá ser modificado por la autoridad sanitaria en función de la calidad del agua del vaso».

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Con o sin autorización, el caso es que cada vez más voces ponen en duda que ese «derroche» sea insoslayable. Argumentan que se puede ahorrar agua renovando menos y, al mismo tiempo, mantener los estándares de calidad del agua exigidos por Salud. Más si cabe cuando todos esos litros acaban en la red de alcantarillado, en la mayoría de casos, sin posibilidad de reutilización, y sequías como la de este verano parece que serán más frecuentes con el cambio climático.

Obligado a cumplir con el límite del 5%, el Consistorio vitoriano encargó en su día un estudio en el que concluye que reducir el porcentaje es posible. El informe se centró solo en las piscinas cubiertas, abiertas 11 meses al año. «Suponiendo que se redujeran los aportes diarios de todas las piscinas de adultos al 2,5%, el ahorro conseguido respecto a la situación actual sería aproximadamente de 110 metros cúbicos al día, 36.300 al año», sostenían los redactores.

Es más, los técnicos ponían como ejemplo la piscina interior olímpica de Mendizorroza que e llegó a funcionar hasta con solo un 1,5% de renovación. Para garantizar la higiene y expandir esta medida recomendaban refuerzos como el uso de lámparas ultravioletas. Eso sí, desaconsejaban hacerlo en piscinas infantiles, donde la renovación de aguas, al menos en Vitoria, llega a ser hasta del 11%.

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1,5% es lo que se renovó como prueba en la piscina olímpica interna de Mendizorroza con buenos resultados

Y el departamento de Administración Municipal encontraba más ventajas. Una readecuación de los porcentajes de renovación puede acarrear un ahorro energético de unos 165.000 kilovatios al año debido a que ya no tendría que calentarse tanta agua nueva en los vasos climatizados.

Tres años después del estudio, los responsables municipales continúan dando validez a sus conclusiones, pero entienden que no pueden actuar por su cuenta y al margen de Salud Pública. «El decreto tiene ya casi 20 años. Cabe pensar que en este periodo la mejora continua de los sistemas de depuración y tratamiento del agua hacenposible rebajar el margen de renovación, más si cabe cuando haya escasez de agua», dicen los mismos medios.

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«Es absurdo tirarla»

La opinión la comparten algunos alcaldes en los pueblos alaveses. «Alguna vez me han dicho que no llego al mínimo de renovación cuando cumplo con los parámetros sanitarios que me exigen de cloro y ph, pero es que es absurdo tirar toda esa cantidad de agua cuando se puede evitar», reivindica el primer edil zambranés, Aitor Abecia, que sugiere que se tengan en cuenta otros criterios como el medioambiental siempre y cuando se cumplan los sanitarios. «Yo no es solo por la sequía sino por conciencia ecológica. Es más, habría que mirar si ese agua se puede reutilizar», señala el edil.

«Alguna vez me han dicho que debo renovar más, cuando cumplo con los parámetros de calidad»

Aitor Abecia

Alcalde de Zambrana

Y no es el único que lo piensa. En aquellos pueblos que sufren restricciones al uso del agua se torna incluso en una cuestión acuciante. Sin ir más lejos, el Consorcio de Aguas de Rioja Alavesa prohibió a sus ayuntamientos, además del baldeo de calles, también renovar más del 7% del agua de sus piscinas. Lo que da prueba de que en algunos municipios el gasto puede ser incluso mayor. Consultados por este periódico, no obstante, descartaban por el momento pedir que ese porcentaje se rebaje más.

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En Okondo, también afectada por restricciones ante la sequedad de sus manantiales, ya se ha ordenado a la empresa gestora de las piscinas que trate de limitar al mínimo necesario la renovación. «Les hemos trasladado que ahora en agosto que no hay tanta gente, se haga lo posible en reducirlo, pero siempre que el agua esté dentro de los parámetros sanitarios», recalca el alcalde, Jon Escuza. «También es un ahorro energético», añade el primer edil de Urkabustaiz, Xabier Álvarez de Arkaia. «Durante la pandemia ya nos aumentó el gasto por tener la bomba funcionando por la noche».

«En instalaciones como Gamarra o Mendizorroza no es viable»

El número de usuarios que chapoteen en la pileta o el buen cuidado que hagan de las instalaciones no son cuestión baladí. Pueden ser un factor clave para determinar si es posible reducir el porcentaje de renovación de agua diario. Así lo aprecian empresas especializadas consultadas por ELCORREO. «En piscinas como las de Mendizorroza y Gamarra lo veo inviable, la calidad del agua se resentiría», comparte David Urteaga, gerente Piscinas Urteaga. «Quizá en algún pueblo donde no haya excesivos bañistas sea factible, pero es complicado. ¿Dónde ponemos el límite entre una gran piscina y una pequeña?», se pregunta.

Para Zona de Baño, sus compañeros de sector, la clave está en la «educación» de los bañistas. «Todos queremos que el agua esté impoluta y cristalina, pero nos embarramos enteros de crema y no nos duchamos antes de entrar. Todos esos sudores y grasas luego se quedan en los filtros», donde, recomienda, hay que hacer un empeño extra. «Si se limpiaran más a menudo, se podría reducir esa renovación», aseguran.

También tienen dudas sobre si el agua que se desecha puede ser o no reutilizada. El informe municipal lo estimó «inviable» en Vitoria, pero los expertos observan posibilidades. «Podría emplearse como agua sanitaria, pero en cualquier caso es necesario un análisis previo. Puede ser un vertido de riesgo si está ácida o hiperclorada», analiza Urteaga.

De ello dan fe en Alegría, donde el sobrante de agua se usa para el riego. «Cuando nos obligaron a clorar la piscina también por la noche durante la pandemia, el césped lo sufrió», recuerda la concejala de Deportes de Alegría, Yolanda Fernández de Larrea. Aun así, aprueba la idea. «Con nuestro sistema ya ahorramos, pero todo lo que se pueda hacer es bienvenido, más cuando sufrimos restricciones teniendo al lado un embalse lleno», recuerda con cierta sorna.

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