El empresario, ahora retirado, en la sala 8 de los Florida, que él mismo diseñó «a capricho». IGOR MARTIN

«La parálisis es lo que gusta en Vitoria, donde reinan los funcionarios»

Javier Etxagibel | Exgerente de VESA ·

Cesa de la gerencia de los Florida tras 28 años al frente de un negocio «que, como esta ciudad, va a vivir años muy sombríos»

Domingo, 4 de septiembre 2022, 02:04

Aquella semana se estrenó 'Philadelphia', con Tom Hanks. Fue una de las primeras películas que proyectó, entonces todavía con su correspondiente bobina, y calcula que ... en estos últimos 28 años habrá pasado más de 8.000 títulos. Hasta ahora. El pasado 1 de septiembre, Javier Etxagibel cesó de su cargo como gerente de VESA, la gran (y única) exhibidora cinematográfica que queda en una ciudad que llegó a contar con 56 salas y en la que resisten 20 en la actualidad. A Etxagibel ahora le caen los títulos de crédito.

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- The End.

- Sí. Y se me hace muy, muy raro. Pero la situación es la que es. En estos años hemos aguantado el aumento de competencia directa, con un crecimiento de salas en Vitoria a comienzos de los 2000 que llegó al 300%, luego la crisis financiera, la piratería, las plataformas, ¡la pandemia!... Mi contribución es que los cines sigan funcionando pese a todo.

- ¿Por qué sale de la empresa?

- Obedece a una necesidad económica y, de paso, vista la edad que tengo (63 años), creo que es el mejor momento para hacer este relevo.

- Pero, ¿los Florida van a seguir gestionados por VESA?

- Mientras estén abiertos, en principio, sí.

- Dice 'mientras estén abiertos'. ¿Acaso no está garantizada su continuidad?

- No lo sé. Desde luego, este Ayuntamiento no se merece estos cines en el centro de Vitoria. Yo me he arrepentido más de una vez de haberlos mantenido abiertos: económicamente no tenía justificación hacerlo. Lo hemos hecho por los trabajadores y por el público de Vitoria. Mi peor competidor en estos últimos años ha sido el Ayuntamiento, que no ha parado de agredirnos.

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Crítico

«Este Ayuntamiento no se merece que Vitoria tenga abiertos estos cines en el centro»

- ¿A qué agresiones se refiere?

- Todas las normas han sido restrictivas contra esta sociedad. En plena pandemia tuvimos que pagar más de 70.000 euros en IBI. Siento que se nos ha castigado, no hemos tenido ni una concesión, ni una ayuda.

- En 28 años ha visto pasar alcaldes conservadores, socialistas y nacionalistas. ¿Quién ha demostrado más sensibilidad hacia su negocio?

- Sin duda alguna, Encina Serrano (concejala de Cultura con Alfonso Alonso y Javier Maroto). Se reunía con nosotros, se interesó y supo ver que un cine no es una empresa más. Yo no milito en ningún partido político, respeto muchísimo a todos, pero ella fue la única que demostró sensibilidad de verdad hacia el cine. Fue muy triste cómo acabó (el PSE la llevó a los tribunales por el sistema de bonificaciones que estableció para el multiusos, aunque la denuncia fue archivada). Intentó darle vida al Iradier Arena, se arriesgó bajando los precios pero es que, como dice el dicho, 'para tocar el cielo antes hay morirse'.

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- ¿Con eso quiere decir que se castiga la osadía en Vitoria?

- Evidentemente. La parálisis es lo que gusta en esta ciudad. Desde el Ayuntamiento se valora que nadie haga nada. Se prima que papá Consistorio nos lo dé todo hecho, que nos entretenga gratis. Y con eso solo se consigue que la dinámica cultural que tenemos sea muy pobre. Lo único decente, como el Jazz, parte de la iniciativa privada. En los 80 Vitoria fue una ciudad muy efervescente y lo que nos queda ahora es un aburrimiento supino.

«Una ciudad quejica»

- Usted tiene butacas de primera fila a la famosa operación de Urteim en la manzana de San Prudencio. Esta película, ¿es, un drama, un thriller o una comedia?

- Este es un tema de normativas, que son tan estrechas que impiden sacar iniciativas adelante. Con esto no quiero obviar que este empresario haya sido tan iluso de sacar un proyecto sin tener antes las cosas claras. Pero esta es otra muestra más de que el objetivo es que no pase nada en Vitoria. Este es el reino de los funcionarios, que tienen muchísimo miedo a las protestas ciudadanas constantes y esta es una ciudad especialmente quejica.

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- ¿También atribuye a ese miedo a las críticas el retraso en la reforma del Principal?

- Que, por cierto, VESA fue propietaria del edificio durante de 60 años y eso no se nombra en ningún informe. Creo que es una locura lo que se llegó a plantear (con la anexión del Edificio Ópera y su demolición). Un teatro italiano como este hay que dejarlo como está, reformarlo para montajes más pequeños y contar con otro equipamiento para traer cosas más grandes.

- Entonces, ¿cree que Vitoria necesita un auditorio?

- Sí, por supuesto que es necesario un auditorio, pero que sea versátil, útil, que sirva para el mayor número de cosas posible y que no nos cueste un dineral mantenerlo.

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- ¿Qué haría para sacar al centro y a la calle San Prudencio, en particular, del letargo?

- Estoy harto de que esta calle esté tan denostada. Dime una calle de Vitoria que tenga un cine, un teatro, las dos mayores librerías de Vitoria, un gimnasio, oficinas, restaurantes, bares, una joyería, un supermercado... Se repite este concepto y la gente lo asume, pero no se corresponde con la realidad.

- ¿Se arrepiente de haber convertido unos cines tan históricos como los Guridi en un súper y un gimnasio?

- ¡Pero es que si no lo hubiésemos hecho, estaríamos muertos! Habríamos vendido todo y nos hubiésemos ido.

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Orgullo de calle

«Estoy harto de escuchar que San Prudencio está muerta. ¿En qué otro sitio hay salas, teatro, librerías... ?»

- Hizo una apuesta fuerte por revitalizar los cines del centro comercial Gorbeia. ¿Cómo le salió?

- La idea era llevar allí el cine más comercial, para jóvenes y familias. El parque infantil, que es enorme, va como un tiro y se han establecido buenas sinergias. Estoy muy convencido y sus gerentes también, de que ese es un espacio estupendo para el ocio.

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- Ya desde la butaca, ¿cree que este negocio, el de la exhibición cinematográfica, tiene futuro?

- Soy muy pesimista a corto plazo, pero soy muy optimista a medio plazo. Lo mismo me pasa con Vitoria, creo que nos quedan unos años muy sombríos pero confío en que la llegada de la alta velocidad haga crecer a la ciudad y vuelva a resurgir.

«Estoy orgulloso de haber logrado que estos cines sigan abiertos»

Economista de profesión, a punto estuvo de colgar los estudios a mitad de carrera para empezar a estudiar cine. Fue su vocación frustrada durante largo tiempo. Al final, aunque lejos de un set de rodaje, consiguió vivir del séptimo arte. «Siempre me había quedado esa espinita, hasta que se me presentó la oportunidad de ponerme al frente de esta empresa, vine para tres años que se han convertido en 28», explica Javier Etxagibel, incapaz de disimular la tristeza que le produce tener que dejar la butaca. «¿A partir de ahora, ¿tendré que pagar entrada para seguir viniendo al cine?», se pregunta.

- Desde fuera, la suya, la de proyectar películas, parece la profesión más hermosa del mundo.

- Sí, parece fácil pero este es un negocio muy, muy complejo. De hecho, creo que mi gran orgullo es haber logrado que los cines sigan abiertos a pesar de todo. Lo más bonito es dar ilusión a la gente en la pantalla.

- Todas las películas tienen un momento de clímax. ¿Cuál ha sido el suyo a lo largo de estas casi tres décadas?

- Estoy muy orgulloso de haber iniciado un convenio con la Diputación de un programa para que personas con discapacidad pudieran venir al cine. Empezamos con 20 y ahora son más de 700. Ver cómo se reían tanto, tanto con 'Ocho apellidos vascos' me hizo tremendamente feliz.

- De las más de 8.000 películas que ha proyectado, ¿cuáles son con las que más ha disfrutado en estos cines?

- 'Pulp Fiction', 'Las invasiones bárbaras', 'Fresa y chocolate', 'Mejor imposible', 'Lo que queda del día', 'Full Monty', 'Her', 'En la casa', de François Ozon...

- Los directores de cine siempre tienen guiones en el cajón que jamás han llegado a llevar a la pantalla. A usted, ¿qué proyecto le hubiera gustado 'rodar' a lo largo de estos años?

- Teníamos algo precioso con la gente de los estudios Sonora, Bingen Mendizábal, Iñaki Dorronsoro, Juana Bajo Ulloa... un proyecto de formación de audiovisuales que queríamos sacar adelante con Egibide. Era un proyecto francamente ambicioso que abarcaba desde la enseñanza a niños pequeños a lo más profesional y especializado. Llegó la crisis y, por desgracia, no pudo hacerse.

- ¿A qué se va a dedicar a partir de ahora?

- A ir a la piscina, a andar... Por circunstancias de la vida siempre he tenido puestos de cierto poder, he sido consejero de empresas, antes de estar en el cine venía de una firma de alta tecnología, he estado en una de semillas de patatas... Tengo muy claro que ahora no quiero responsabilidades a nivel económico, me gustaría enseñar economía y cómo llevar una empresa a chavales.

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