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Hasta los muñecos de nieve se pusieron la mascarilla en Armentia. Blanca Castillo
Nieve en Vitoria

Vitoria disfruta al fin de una blanca Navidad

El temporal anima a desempolvar trineos y a jugar con la nieve en familia en las calles y en las cuestas de los parques periurbanos

Judith Romero

Sábado, 2 de enero 2021

La nevada en el territorio alavés complicó el tráfico y causó no pocas incidencias, pero los copos de nieve fueron recibidos como un regalo navideño ... por los vitorianos. Sobre todo por los más pequeños, que aprovecharon las vacaciones escolares para hacer imaginativas bolas y muñecos de nieve, a pesar de las mascarillas. «Hacía años que no teníamos una blanca Navidad en Vitoria y esta era una oportunidad única para un fotógrafo aficionado como yo», señaló José Miguel Elorza, quien se apresuró a inmortalizar la plaza de la Virgen Blanca a primera hora de la mañana. Sin huellas de pies.

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Con el paso de las horas el manto blanco fue llenándose de pisadas y risas. Este año los vitorianos ni han podido viajar para practicar esquí ni disfrutar de la pista de hielo que solía instalarse en la Virgen Blanca, así que cada rincón se convirtió en lugar idóneo para modelar un muñeco de nieve y cada cuesta en una pista para lanzarse con el trineo. Valeria, de 9 años, tiraba bolas de nieve a su perra Winnie, quien las atrapaba como si de pelotas de tenis se tratase. La familia casi no recordaba una nevada tan copiosa como esta. «No sé si comer tanta nieve será bueno, es la primera vez que la ve. Valeria casi también desde que hizo un muñeco de nieve en el patio a los 3 años», recordaba su padre, Héctor Velasco.

22 máquinas y 150 personas trabajaron en el dispositivo invernal en la capital alavesa

Javier Presa, dueño de Naiko, de seis meses, volvía a casa con el perrito en brazos. «Tengo que comprarle un traje largo que le cubra hasta los pies. En la plaza se lo ha pasado bien, pero las calles donde han tirado sal no le hacen tanta gracia», explicaba su amo, uno de los muchos vitorianos que prefirió refugiarse al calor de su hogar. «Es día de Netflix y manta», resumía.

Izaskun y Eduardo llevaron a sus hijos Unai y Mikel a Lakua-Arriaga para que estrenaran sus trineos. «Hemos preferido coger el tranvía al coche porque nos parece más seguro. Se han levantado incluso antes que cuando viene Olentzero», revelaba su ama. Mikel lloraba disgustado después de que Unai le acertara con una bola de nieve en el ojo.

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Guantes de última hora

Essien corrió al trabajo con su patinete eléctrico debajo del brazo. «Hay demasiada nieve para usarlo, me toca caminar», se resignaba. Otros como Carlos Langarica no dudaron en cambiar el running, la bicicleta u otros medios de transporte por los esquís para disfrutar de una buena sesión de fondo por el parque del Prado. «Es una gozada hacer esquí de fondo por aquí antes de que la nieve se limpie. Estos días he estado en Opakua, pero es más seguro quedarse en la ciudad», valoraba este asiduo a triatlones de invierno. Sus amigos le esperaban para una sesión de esquí en las campas de Armentia, donde decenas de pequeños bien equipados para el frío sacaron el máximo partido a sus cuestas con los trineos y algunos guantes comprados en el último minuto.

Este fue el caso de Leo, de tres años, uno de los familiares y allegados que estos días visita Vitoria desde Málaga. «Mi sobrino nunca había visto la nieve y está muy ilusionado. Hemos ido a Decathlon para comprarle unos guantes, pero los de niño estaban arrasados», explicaba su tía Ana mientras Leo recogía palos para su muñeco de nieve con unos de adulto que aún lucían la etiqueta.

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Trineos, esquís de fondo, manoplas y las ganas de jugar pese a la mascarilla inundaron la ciudad

«Se anuncian tantas nevadas que, al final, cuando cae una grande la gente no se lo cree y no está preparada», coincidían Gabriel y Mercedes mientras participaban en una pelea de bolas de nieve con sus nietos Marcos y Lucas en el paseo de la Música. Si las previsiones no se equivocan, tendrán algunos días más por delante para hacerlo. Toda una oportunidad para revisitar espacios como el Belén de La Florida, que en los últimos años no ha podido verse nevado.

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