Beñat Lasagabaster, responsable del Dazz, bar del Casco Viejo con un menú musical muy especial. IGOR AIZPURU
Alavés del mes

«Los músicos desean volver al Dazz porque en los directos se crea algo mágico»

BeñaT LASAGABASTER | RESPONSABLE DEL DAZZ ·

Lasgabaster ha convertido su bar, el Dazz, en un refugio para los amantes de la música. «Queríamos sacar el jazz de un entorno elitista»

Sábado, 28 de agosto 2021, 01:07

El lugar es el número 60 de la calle Cuchillería. El punto de partida: diciembre de 2015. ¿La idea? Abrir un local en el que se ofrecieran conciertos, algo más que un bar al uso, un club de jazz. «Lo que no pensamos era llegar al nivel al que hemos llegado. Ha tocado gente que si nos lo llegan a decir al inicio no lo creemos», reconoce Beñat Lasagabaster, responsable del Dazz. En este lustro se ha convertido en un refugio para maestros de la improvisación y uno de los pocos clubs de jazz que resisten en el País Vasco y en la oferta nacional junto al Bogui Jazz (Madrid), Jamboree (Barcelona) o Jimmy Glass (Valencia). EL CORREO distingue a Beñat Lasagabaster (1976, Mondragon), «vitoriano de adopción», por su labor en la promoción del directo. Un trabajo como programador que ya fue reconocido con el Premio BBK Jazz 2019.

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– ¿La pasión por el jazz de dónde le viene?

– Desde la adolescencia, comprando vinilos y álbumes. Tengo una buena colección de todo tipo, pero vimos que había un hueco con el jazz en Vitoria y por suerte la acogida ha sido muy buena. Tenemos un público fiel de todas las edades, gente desde los 18 años hasta los 89 años.

– ¿Nunca ha tocado un instrumento?

– No, no. Me lo suelen preguntar, pero no toco ningún instrumento.

– ¿Y la hostelería? ¿Le viene de familia?

– No vengo de generaciones de hosteleros, aunque sí que mi hermano regenta un negocio de hostelería en Gipuzkoa.

– Diferentes músicos han hecho hincapié en el buen trato que reciben. ¿Cuál es el secreto?

– Siempre digo que no hay más secreto que tratar a los músicos como a mí me gustaría que me tratasen. Es verdad que es un trato cercano y de amigos porque uno de los primeros objetivos del Dazz era acercar el jazz a la calle, sacarlo del entorno elitista en el que a veces se etiqueta y hemos conseguido que cualquiera se sienta a gusto.

– ¿Le llegan muchos mensajes de ese tipo?

– El que viene una vez está deseando volver porque se crea aquí algo mágico. Ahora tenemos 90 personas de aforo, pero han llegado a haber hasta 160 personas. Hay un respeto del músico al público y viceversa. En las caras se ve un éxtasis total.

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– Hacer un club de jazz suena arriesgado como mínimo. ¿Era la intención desde el inicio?

– Sí, cuajó y fue ganando puntos como club. Hemos llegado a conseguirlo, hacer un pequeño club de jazz como puede haber en Nueva York, donde nació el jazz.

– En la pandemia programó el ciclo 'Dazz Jazz' en otros escenarios como el auditorio de la Fundación Vital y el conservatorio Jesús Guridi. Y siguen realizando actuaciones.

– Hemos seguido programando un concierto al mes durante 2020-21. Me decían que era una locura, pero ha salido bien y se han cumplido todas las normativas de seguridad y sanidad. Nos hemos dado cuenta de que se pueden seguir haciendo conciertos y que la cultura es segura. La verdad es que han sido magníficos. La gente responde, paga su entrada y cuidamos todos los protocolos habidos y por haber.

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– ¿Cómo ve la afición en Vitoria?

– La veo despertando y con ganas. Nosotros estamos para ofrecer lo mejor que podamos en este nivel.

– ¿Es rentable traer a Seamus Blake o Ben Sidran?

– Para mí siempre es rentable, aunque no lo parezca. En la balanza y ganas muchas otras cosas, va más allá de lo económico.

– ¿Qué porcentaje hay de hostelero y cuánto de programador?

– Diría que cincuenta y cincuenta.

– ¿A quién le gustaría programar?

– A Silvia Pérez Cruz, por ejemplo. Me gustaría que fuera aquí, en el bar, o en algún otro escenario de la ciudad.

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– ¿E internacional?

– Esperanza Spalding, Norah Jones…

– Apunta alto, eh.

– Ya, pero también hemos traído a gente que nunca pensamos que vendría, como Sidran. También podría ser Chano Domínguez, otro nombre nacional conocido en todo el mundo.

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