Un ertzaina redacta un parte de denuncia a un transeúnte en Vitoria. Igor Aizpuru

Una mujer de un pueblo de Álava dispara al aire irritada por el ruido de los gallos de un vecino

El confinamiento depara estampas sorprendentes, como el rescate dos mujeres semidesnudas o la aprehensión de 50 gramos de coca al pasajero de un taxi

Lunes, 13 de abril 2020

Unos llevan peor que otros el confinamiento. Que se lo digan a la mujer que ayer, domingo, disparó su carabina, al parecer al aire, en Caicedo Sopeña, una localidad ubicada unos cuatro kilómetros al sur de Pobes.

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Se armó tanto revuelo por las detonaciones –en un principio se avisó a la Ertzaintza de una persona con una escopeta descejarrando tiros por el pueblo– que, aparte de las patrullas más cercanas, se movilizó hasta el PRI, la unidad especializada en incidentes con armas.

En esta ocasión, la hoguera anunciada no pasó de cerilla. Al arribar al concejo, que cuenta con apenas una treintena de pobladores, los agentes certificaron la ausencia de heridos o finados. Tampoco había marcas de disparos por ningún lado. Dieron pronto con la presunta autora. Ésta presuntamente admitió –al menos– un disparo al aire. Pero no usó una escopeta, sino una carabina. Apretó el gatillo airada por el ruido de los gallos y gallinas de un vecino. Le aguarda una sanción económica.

La cuarta semana de confinamiento dejó otros momentos sorprendentes en Álava. Hace justo siete días, las cámaras de la comisaría de Portal de Foronda captaron a una mujer que deambulaba en ropa interior. Los agentes la metieron en el edificio y le dieron ropa. Había discutido con un sobrino. Tras calmarla, optó por retornar a su domicilio.

Pero es que, al día siguiente, una patrulla se dio de bruces en el barrio de El Pilar con otra mujer con una camiseta como único atuendo. Visiblemente ebria y drogada, refirió que se dedicaba a la prostitución. Supuestamente había discutido con otras compañeras por un cliente. Tras morder a un agente en el brazo, sin consecuencias, acabó trasladada a Urgencias de Santiago.

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En un control rutinario

Los controles de personas, tanto a pie como en vehículo, son constantes. Todo aquel sin coartada consistente se expone a una propuesta de sanción de 601 euros. La tarde del miércoles, la Policía Local tomó una calle de Salburua. Preguntó destino y razón a cada conductor por esa vía. Incluso a un taxi con un pasajero.

Su nerviosismo escamó a los agentes. Le hicieron bajar y descubrieron que en los asientos traseros supuestamente había dejado una bolsa con 50 gramos de polvo blanco. A falta del análisis de un laboratorio se cree que es cocaína. Su gramo cotiza ahora a 80 euros debido a la escasez de droga por la restricción de movimientos.

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