Rafa Gutiérrez
Carnaval con la Comparsa San Prudencio

Estos muertos están muy vivos

Los de San Prudencio movieron en su debut más de 200 huesos con sus coreografías

Elena Jiménez

Vitoria

Domingo, 2 de marzo 2025, 00:49

La tibia, el peroné, la cabeza, el esternón y el resto de 200 huesos que tiene el cuerpo humano se movieron con mucha soltura en ... el desfile de los esqueletos alegres que formaron la comparsa San Prudencio. El de ayer fue su debut en el Carnaval vitoriano y con poco más de cinco canciones lograron que mimos, vikingos, egipcios, elfos, unicornios y todos esos seres extraños que poblaban las calles de la capital alavesa bailaran con ellos.

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Tuvo mérito. Porque después de que el público viera pasar a hechiceros, espantapájaros, pitufos o corsarios, aparecieron estos cadáveres -atípicos por su felicidad contagiosa- en el número veinticuatro, entre un total de veintinueve. Los txikis y aitas de San Prudencio empezaban a moverse por la calle Portal de Legutiano 90 minutos más tarde que el grupo que iba en cabeza. Aunque al contrario de lo que pueda pensarse, para estos 238 pequeños y mayores no fue ningún problema. Su energía era la misma que si el desfile se hubiera desarrollado a las nueve de la mañana. «¡Quiero bailar yaaaaa!», confesaba Naroa, mientras repasaba con sus amigas los pasos de cada coreografía. ¿Su favorita? La primera en sonar por el «subidón» que le da: Gu Geu Garena, de En Tol Sarmiento (ETS).

Con sus pasos, invitaban a «mover la cadera». R. Gutiérrez

Todos los domingos del último mes han estado preparándose para el gran día. Así que durante la jornada, antes de que fuera la inauguración oficial de la marcha festiva, lo mejor fue no darse mucha tralla. «Esto es como en las bodas. Lo que no tienes controlado en ese momento, ya no puedes cambiarlo», ilustraba risueño Ricardo Gil mientras prestaban atención a los últimos detalles, como que los altavoces funcionaran bien o que todos los niños llevaran unas pulseritas con un número de teléfono para no perderse.

Para llegar con fuerzas a la marcha, algunos comieron en casa y hasta se echaron la siesta, mientras que otros se lanzaron desde el mediodía a los bares para ir empapándose del ambiente carnavalesco. Luego, la mayoría, quedó para maquillarse y ponerse el traje y los complementos juntos. «Lo más importante es disfrutar y reírnos juntos. No competimos por ser los mejores vestidos», apuntaba Idoia González.

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Muchas de las familias se maquillaron juntas. E. C.

Calentamiento de estómago

Pero, ojo, que ese conjunto tenía una explicación. Su patrocinador principal era la Unidad de Traumatología, Columna y Mano, una clínica que trabaja con Vithas. Así que la elección del disfraz no les dio en su momento muchos quebraderos de cabeza. «Venía como anillo al dedo», explicaron. Con un matiz: tenían claro que no querían dar miedo y preferían evitar que les asemejaran con esos mismos esqueletos que abundan en Halloween. Así que se llenaron de luces, tutús y variadas pelucas donde primaran los colores azules, morados y fucsia.

«Los nervios los hemos dejado en casa», apuntaba ilusionada minutos antes de arrancar Erika Aranbalza. Y eso que ella tenía uno de los papeles más difíciles, ya que debía seguir los pasos con un carrito de bebé en la mano, al final de toda la comitiva. «No es lo más fácil, pero todo merece la pena para acompañarles a los peques», aseguraba.

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R. Gutiérrez

Hasta que llegó la hora de activarse, el calentamiento fue más bien de estómago. La dieta vespertina -a base de manzanas y bocadillos, en su caso- fue esencial para aguantar con una sonrisa imborrable hasta el final. Después, las canciones y aplausos de del público les dieron el empuje que les faltaba para terminar de brillar. La que creó la IA basada en el clásico 'Bailando' de Alaska fue un éxito al entonar eso de «mueve la cadera siempre que tengas ocasión» y la letra de 'El mambo' de Kiko Rivera ilustró el sentimiento de satisfacción que se les quedó al terminar al decir que «sabía que la íbamos a liar».

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