«Una función de calle es mucho más que para entretener a los niños mientras se toma algo»
El fundador de la compañía alavesa recibió en Málaga el premio Max al mejor espectáculo de calle por la pieza 'Al otro lado'
Bajo el techo de siglo y medio del Teatro Cervantes de Málaga y con un patio de butacas casi tan lleno de presencias como de ... obligadas ausencias, marca de los tiempos. Así fue como los profesionales de las artes escénicas celebraron la gala de los premios Max, marcada por la resistencia ante una dura realidad. Y la compañía alavesa Zanguango Teatro se llevó una manzana enmascarada por el mejor espectáculo de calle -'Al otro lado'- en esta vigésimo tercera fiesta de las tablas. El director Miguel Muñoz levanta con orgullo y alegría la distinción que, por unos momentos, hace olvidar lo cotidiano de las mascarillas. Viva el antifaz.
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- ¿Cuesta pasar al otro lado?
- Es difícil. No somos objeto de culto ni de los mass media. Somos conscientes de que somos algo para poca gente.
- ¿Resulta antinatural trabajar en la calle y tener un aforo ya cerrado?
- Es casi lo opuesto al espíritu del teatro de calle. Esta situación nos ha fastidiado mucho. Tratamos de adaptarnos a las normativas y protocolos. Ahí es donde el espectáculo y una función de calle pierden mucho.
- Al recibir el premio hizo hincapié en el carácter colectivo del trabajo y citó a Miguelón (Olmeda) y a Txubio (Fernández de Jáuregui). ¿Hay un espíritu de equipo?
- Una de las características esenciales de Zanguango es que todos los espectáculos que hacemos son de creación colectiva. Nadie hace solo la historia. El trabajo es en equipo y en el teatro nos juntamos las personas, compartimos un momento y estamos viviendo una experiencia. En este sentido, Txubio y Miguelón son los auténticos merecedores del premio, porque son dos actorazos y han aportado muchísimo, mucho más que yo. Son los que merecen el premio.
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- También reivindica la dignidad para las artes de calle. ¿Para ello hace falta educar al público?
- Mucho. El público necesita mucha educación. Hay tantas cosas que no sabría por dónde empezar. Cuando vas a actuar por Europa, notas una gran diferencia en el respeto, en la valoración. Aquí, en la calle muchas veces es como 'dejamos a los niños aquí y nos vamos a tomar una cerveza a una terraza'. Y esto no es una manera de entretener a los niños, es mucho más. O podría serlo, con otra educación.
- ¿Hay prejuicios como que algo fuera de una sala a la italiana es 'de segunda'?
- Exactamente. Al menos ya no oímos comentarios como cuando yo era joven del tipo 'lo que hay que hacer para ganarse la vida'. Si yo estoy encantado. ¿Y tú que tienes que trabajar en una cadena de montaje? Hacemos el trabajo que queremos, hacemos que la gente se lo pase bien y que el mundo sea más bonito. ¿Qué más puedes pedir?
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«Nos gusta afrontar retos distintos, aunque mantenemos el teatro del absurdo y la tragicomedia»
estilo y personalidad
La mirada del artista
- Claro, ustedes le dan esa visión poética del artista.
- Eso es. Intentamos ayudar un poco para que lo cotidiano tenga una nueva dimensión y se abra el prisma para entender un poco más. En este caso, nunca sabes qué te vas a encontrar en la calle y cada función es un reto. Cambia en función del momento, del sitio. La propuesta es muy sencilla, pero resulta graciosa e innovadora. Es tan eficaz que abres el telón y a veces no hace falta decir nada.
- ¿Con metalenguaje escénico?
- También estamos en eso, tratamos de hacer protagonistas efímeros de una historia teatral a todo lo que está al otro lado.
- ¿La gente entra enseguida en la convención?
- Sí, al momento. Agradecen que sea una propuesta original y a la vez entretenida y simple. Se ve desde el principio y los comentarios y la respuesta de la gente son fantásticos. Entre la profesión, dicen 'qué envidia me dáis. Ojalá se me hubiera ocurrido a mí. Es fantástica en su simplicidad'.
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- No es el primer premio del montaje. Ya el año pasado Txubio Fernández de Jáuregui recibió un reconocimiento por su interpretación en el Festival de Artes de Calle de Valladolid.
- Sí. Hicimos dos actuaciones con este espectáculo. Fueron fabulosas. Afortunadamente no estaba el Covid todavía y fueron de las que recordaremos toda la vida. Aparte de la cantidad de gente que seguía el espectáculo, lo bien que se lo pasó y nos lo pasamos nosotros... Fue apoteósico. Allí siempre hacemos muy buenas actuaciones, como cuando fuimos con 'Flux' y nos premiaron por innovación en 2016. Volvimos al año siguiente y siempre se nota que tiene muchos años, que el público está educado y sabe lo que quiere, así como participar. Esto es fundamental. Es una alegría que haya un festival así, donde también hemos recibido dos premios del público.
De un Max a otro
- Hace 18 años que ganaron un Max, el primero. ¿Cómo ha evolucionado Zanguango entre ambos galardones?
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- Fue al espectáculo revelación, con 'Pan con pan'. También trabajaba Txubio. He pensado en estos días que hemos definido un estilo, tenemos más claras las cosas, pero a la vez somos más variados. Hemos hecho espectáculos de sala y de calle, nos gusta buscar fórmulas nuevas. Manteniendo una manera de hacer hemos encontrado esa diversidad y esa forma de renovarnos y proponer cosas diferentes. Nos gusta enfrentarnos a situaciones nuevas y retos distintos. Mantenemos el teatro del absurdo y la tragicomedia. Nos gusta trabajar con personales marginales y una manera de hacer que busca sorprender.
- ¿Y con una declaración de intenciones, ya en el nombre?
- Ja, ja. Esto por encima de todo. El diccionario define zanguango como 'embrutecido por la pereza'. Aunque trabajamos mucho, digamos que es una aspiración.
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Historias y metáforas por plazas y aceras
Un telón portátil sale a la calle. La convención escénica ofrece un panorama siempre distinto y cambiante 'Al otro lado'. «En el espectáculo, este dispositivo con ruedas se mueve y se abre. Enmarca situaciones, espacios en la calle con la gente circulando. A partir de eso que vemos al otro lado del telón , nosotros intentamos buscar, imaginar, encontrar historias», apunta Miguel Muñoz. El fundador en 1993 de la compañía teatral Zanguango advierte que «se improvisa mucho. Proponemos una visión de la vida cotidiana un poco más irónica, un poco más divertida y sorprendente. Colocando el punto de vista en sitios así, al final acabamos entendiendo un poco mejor cómo somos todos, el comportamiento humano y la vida. En cualquier sitio aparecen reflexiones o metáforas».
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