Alumnos de FP trabajan en un taller de soldadura. Yvonne Iturgaiz

Educación

La FP alavesa prevé batir todos los récords con casi 10.000 alumnos en el curso 24/25

Las matriculaciones han crecido un 80% en lo que va de siglo en Euskadi y nueve de cada diez estudiantes tiene trabajo a los seis meses de graduarse

Domingo, 2 de junio 2024, 00:21

La de la Formación Profesional (FP) vasca es una historia de éxito. En el curso 2001/2002 tenía 29.519 alumnos; en 2023/2024, 49. ... 167. Para el año que viene se van a ofertar 6.000 plazas más porque la previsión es que se superen los 53.000 estudiantes; es decir, un 80% más que a comienzos de siglo. En Álava serán 9.800 las vacantes abiertas para cursar FP.

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Desde que se implantó la formación dual en 2013, el número de empresas que participan de manera activa en la FP ha pasado de 95 a 8.353. De nuevo, la previsión es que en septiembre se reviente el récord con la implicación de más de 20.000 compañías en el conjunto de Euskadi por el impulso a la formación dual según un informe del propio Gobierno vasco. Ese documento no desglosa los datos por territorios y aunque SEA Empresas Alavesas no aporta una cifra, sus portavoces sí remarcan que «un gran número» de empresas a alavesas recurrirán a estas alternativas.

Si a esto se une que nueve de cada diez alumnos tiene trabajo seis meses después de acabar el grado superior -con salarios medios de unos 23.000 euros netos, según un estudio de Caixabank-, el éxito del sistema es evidente. No es infrecuente incluso ver graduados universitarios que se matriculan en la FP: las dos ramas formativas son vasos cada vez más comunicantes.

ProfesionesPlazasTotalMatriculados(%)Empleabilidad(%)
Fabricación mecánica3.9253.12779,6791,89
Electricidad y electrónica3.4752.53072,8189,82
Informática y comunicaciones2.8702.33681,3990,86
Sanitaria2.7122.60496,0286,57
Instalación y mantenimiento2.4561.90877,6995,01
Administración y gestión 2.3552.06287,5683,98
Servicios socioculturales y a la comunidad2.2191.95688,1582,35
Hostelería y turismo1.7531.30374,3384,52
Transporte y mantenimiento de vehículos1.6111.34583,4989,82
Comercio y marketing1.2581.09086,6582,60
Imagen personal1.21397079,9790,30
Actividades físicas y deportivas74070895,6892,42
Edificación y obra civil50031963,8086,03
Química49443387,6588,79
Agraria47537378,5390,86
Imagen y sonido47036277,0277,43
Madera, mueble y corcho41633781,0185,92
Artes gráficas38034590,7979,11
Marítimo-pesquera35027779,1486,73
Energía y agua28317060,0798,08
Industrias alimentarias21813059,6374,45
Textil, confección y piel18615683,8781,16
Seguridad y medio ambiente1257560,0090,15
Total general30.48424.91681,7389,60

¿Cómo ha logrado la FP vasca erigirse en referente? En primer lugar, por pura necesidad. El mercado laboral demanda mano de obra cualificada. Y, en concreto, la industria, con un peso enorme en el PIB alavés, siempre ha sido muy elevado. Pero, más allá de eso, lo cierto es que nuestra FP es producto de un trabajo en equipo y las instituciones, los centros educativos y las empresas reman todos a una. «Es una estrategia de país al margen de vaivenes políticos», apunta Julen Elgeta, presidente de Hetel, asociación que reúne a 33 centros concertados. Se ha ido «construyendo sobre lo construido», añade Jorge Arévalo, viceconsejero de FP del Gobierno vasco. Es un proceso paso a paso, a diferencia de lo que ha sucedido, por ejemplo, con las sucesivas leyes estatales de educación.

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La cifra

65% de los puestos de trabajo

relacionados con el ámbito industrial que se ofertan en Euskadi requieren tener un título de FP.

La FP bebe del aprendizaje de los antiguos gremios -carpinteros, ensambladores, canteros, curtidores...- presentes en Euskadi desde tiempos medievales. Herederos de ese legado, en 1879 se constituyeron los centros de artes y oficios en San Sebastián y Bilbao. La primera normativa que reguló un prototipo de FP data de 1924 y en 1955 llegó la primera Ley de la FP industrial, que estableció las escuelas de maestros y oficiales. Luego llegaron sucesivas normativas en 1970 y 1990. En 1997, Euskadi toma las riendas y diseña el primer Plan Vasco de FP. Es realmente el origen de lo que hoy conocemos como FP vasca. El contexto era muy diferente al actual, con un desempleo galopante que superaba el 25% en plena desindustrialización.

Una historia de éxito

El consenso político y la unidad de instituciones, centros y empresas son fundamentales

Desde entonces se han aprobado cinco planes más y cada uno ha añadido un nuevo ingrediente al anterior: innovación, energías renovables, emprendimiento, internacionalización, robotización y automatización... Por el camino se creó una viceconsejería exclusiva para FP en 2001; se han creado centros de colaboración y se aprobó una Ley vasca de FP en 2018.

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Pero quizás uno de los grandes hitos que mejor explican el éxito actual se encuentra en el curso 2012/2013. Fue entonces cuando se lanzó la formación dual. Los alumnos pasan la mitad de la jornada en clase y la otra mitad, en sus puestos de trabajo. Durante algunos meses incluso están en las empresas a tiempo completo. Y así durante más de un año en el que aprenden la dinámica de las compañías, se empapan de su cultura corporativa... Actualmente, el 30% del alumnado vasco de FP estudia en ese régimen.

La relación con las empresas

Pello Bistegui, gerente de VCG, que se dedica al mecanizado de piezas y al decolaje, explica que la formación dual es su «forma de contratación más habitual». «Tenemos a los chavales con nosotros, les conocemos y les formamos. Todos salimos beneficiados y, además, retenemos el talento, que es algo que nos viene bien como sociedad», indica.

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Principales retos

Faltan profesionales en ramas clave y se debe aumentar la presencia de mujeres en grados STEM

Es algo que corrobora Diego Abellán, director de FP en Egibide. El centro lleva 82 años formando talento alavés para las empresas y ahora mismo, la empleabilidad de su alumnado es «del 87,5%». «Egibide busca dar respuesta a las necesidades de las empresas y sus familias», sentencia. Y también confirma el aumento de la demanda: el centro alavés ofrece 1.450 plazas para el próximo curso y 2.200 alumnos han solicitado un asiento en sus aulas.

Para él, una de las claves está en el crecimiento que encuentran en la FP «chavales que llegan con la sensación de estar en un sistema educativo fracasado». «De repente ven un lugar donde sí son válidos, donde sí pueden hacer cosas», sentencia. «Nos dedicamos a formar buenos profesionales y buenas personas».

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La relación de los centros educativos con las empresas -Educación tiene contacto con más de 27.000- es otra de las claves. Por ejemplo, a través de herramientas como los programas de especialización. Comienzan cuando una compañía detecta una necesidad urgente y contacta con un centro. En menos de tres meses se diseña un planpara capacitar a un alumno o incluso a un trabajador en ese aspecto tan concreto. Empresas de renombre como Michelin usan esta figura.

Falta de relevo generacional

La simbiosis con el mundo empresarial va más allá. En 2022, la patronal vasca, Confebask, elaboró un informe en el que alertaba de la falta de profesionales en ciertas ramas. Las más acuciantes son Fabricación Mecánica, Administración y Gestión, Electricidad y Electrónica e Instalación y Mantenimiento.

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Los responsables de la FP se tiran de los pelos porque, según datos de Educación, ninguna de estas ramas ha llenado este curso todas las plazas que ofertaba. Y eso que cuentan con tasas de inserción laboral de entre el 80% y el 95%. «En Fabricación Mecánica hay una necesidad tremenda y la empleabilidad y las condiciones laborales son muy buenas», abunda Abellán desde Egibide. «A un alumno le suplicaban otros compañeros del trabajo que se quedase para poder acogerse ellos al contrato relevo».

Esta cuestión, el relevo generacional, es, probablemente, el mayor reto que afronta la FP, junto con lograr atraer a más mujeres a los grados STEM, los tecnológicos, que cuentan con las mejores tasas de inserción laboral y sueldos más altos.

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Es un trabajo conjunto de los servicios de orientación, que cada vez buscan hilar más fino, y de las empresas. «No se trata de que vengan a buscar alumnos sólo cuando los necesiten», asegura Elgeta. «Hace falta una estrategia, que se acerquen a los centros para conocer cómo trabajan y que participen en los programas duales».

«Me encantaría ser jefa de mecanizado en unos años»

June Gonzalo, estudiante de Fabricación Mecánica.

June Gonzalo terminó Bachillerato hace cuatro años y llamó a su hermana Olarizu para ver qué hacía. «Le dije que quería estudiar una carrera que tuviese que ver con dibujo técnico. Y ella me preguntó si estaba dispuesta a estudiar a 14 horas. Le dije que no», relata. Y así fue como acabó en Egibide. Primero hizo el grado superior de Fabricación Mecánica y, después, «me quedé corta con lo que sabía después de la práctica y quise saber más sobre cómo se hacían las cosas para poder diseñarlas». Y decidió quedarse otros dos años y cursar el grado de Programación de la Producción en Fabricación Mecánica. El jueves terminó sus prácticas en Talleres Gamuar y este lunes firma su contrato para quedarse en esta empresa de mecanizados. Ahora, con 21 años, no duda sobre qué elegiría si volviese a terminar el Bachiller. «No iría a la 'uni'. Volvería aquí, de cabeza». En su cuadrilla, muchos amigos que optaron por la universidad «están en LinkedIn tres meses y no encuentran 'curro'». Emancipada de la mano de su pareja, Gonzalo piensa y tiene claro dónde quiere estar en el futuro: «Me encantaría ser jefa de mecanizado».

«Aquí la atención es mucho más personal, está más individualizada»

Sofía Merino, estudiante de Educación y Control Ambiental.

Sofía Merino decidió dar un portazo a la UPV. «Harta de ese sistema educativo», dejó a un lado la carrera Psicología y apostó por el grado superior de Educación y Control Ambiental. «Siempre había tenido interés por el medio ambiente», explica. Ahora trabaja en la que hasta hace poco era su casa: «Estoy de becaria aquí, en Jesús Obrero». En el centro se dedica, gracias a esa beca, «a la concienciación y la sensibilización en el ámbito educativo». Aunque ahora está en este lado, tiene claro que la gestión ambiental, ligada a aspectos como los procesos del agua o la revalorización de residuos, más pegada a la labor empresarial es donde hay más oportunidades. En Egibide, una de las primeras cosas en las que notó diferencias fue «en el número de alumnos que estamos». «Aquí hay una atención más individualizada y más personalizada. La metodología también es distinta: en segundo son todo proyectos por grupos; no hay el teoría-examen, teoría-examen». Cuando se acabe la beca, «me veo de lo que haya de lo mío». «Me gustaría tener un trabajo estable de lo mío. Necesidades de estas labores, hay; otra cosa es que se abran huecos».

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