En La casa de las fiestas no faltan las calabazas de todos los tamaños para Halloween. BLANCA CASTILLO

Malos tiempos para la fiesta

El virus ha dado «un golpe» a las tiendas de artículos de celebración. Sin grandes eventos en Halloween o Carnaval, se centran en los cumpleaños

Domingo, 25 de octubre 2020, 02:33

El coronavirus ha castigado a la fiesta en su cuarto. No ha salido en San Prudencio ni La Blanca, se ha quedado sin despedidas de ... solteros y unas cuantas bodas, en Navidad no verá a Olentzero o a los Reyes Magos desfilar y tampoco a las carrozas de Carnaval rodar en 2021 por las calles vitorianas. Una faena para quienes disfrutan de esas fechas pero un auténtico «golpe» para las tiendas dedicadas a los artículos festivos. Desde disfraces a guirnaldas o cañones de confeti que no encuentran ahora su momento. «No es que la gente no quiera celebrar, claro que quiere, pero si no les dejan, ¿a quién vendo yo?», dispara Ainhoa Barrio desde La casa de la fiestas.

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Los pasillos de este establecimiento de Siervas de Jesús deberían encontrarse a rebosar a estas alturas de calendario. Halloween se asoma a la vuelta de la esquina y su celebración se había extendido en la ciudad en los últimos octubres, con fiestas en discotecas, bares customizados y chavales convertidos en esqueletos y calabazas para reclamar el clásico truco o trato. «La gente se lo pasaba muy bien y seguro que decorarán las casas y algunos hosteleros ambientarán sus locales para animar, pero no va a haber grandes celebraciones, y eso se nota», asume Barrio sobre el delicado panorama.

«Antes hacían cumpleaños con los amiguitos y compraban más artículos para la mesa. Ahora se llevan una decoración de globos»

Ainhoa Barrio (la casa de las fiestas)

En Party Fiesta, en El Boulevard, han percibido un bajón de las ventas que dejaba precisamente la hostelería. «En los últimos años se estaban haciendo cosas exageradas en los bares con mucha telaraña, arcos... y compraban cantidades grandes. Ahora, con la hora de cierre que tienen, igual decoran con un par de cositas y nada más», retrata Oihana Fernández de Landa. Halloween, reconoce, destacaba como uno de los momentos «fuertes» en el sector y en su almacén, de hecho, ha entrado esta vez menos material para esta terrorífica celebración con la previsión de que el coronavirus fuera a pinchar su 'boom'.

Carnaval es la otra cita anual que abarrota estas tiendas... y que también se ha caído de la agenda oficial. «Es un golpe muy grande que hayan suspendido los desfiles porque no va a haber carrozas que decorar o grupos grandes que venían a disfrazarse y dejaban tickets altos», observan en Party Fiesta. Pero los más pequeños, confían en La casa de las fiestas, «van a seguir queriendo disfrazarse». Harry Potter es uno de los personajes con más tirón en sus estanterías aunque su magia no parece suficiente para remontar «un año complicado».

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«Los bares hacían cosas exageradas por Halloween, con mucha telaraña, pero este año decorarán un poco y ya»

Oihana Fernández de Landa (party fiesta)

Los cumpleaños aparecen, en mitad de este temporal, como un salvavidas. «Antes igual organizaban una fiesta con los amiguitos y compraban más artículos para la mesa y ahora se llevan una decoración de globos o para la habitación del crío», explica Barrio. «Como no lo pueden celebrar a lo grande intentan hacerlo más especial», agrega Fernández de Landa. Los globos, las piñatas o las chucherías para rellenar sus 'tripas' dan algo de movimiento a la caja registradora, que arrastra también el parón del sector cultural.

En La casa de las fiestas, por ejemplo, trabajaban mano a mano con instituciones en diferentes eventos y con empresas de animación y teatro a las que las restricciones de aforo para impedir aglomeraciones y mantener las distancias han reducido sus actuaciones al mínimo. «Este es un negocio familiar que lleva más de cuarenta años y mis padres me dicen que ha habido otras crisis, pero ninguna como esta», comparte Barrio, consciente de que el virus ha rematado una racha funesta que empezó con la debacle económica y sumó «la reconversión comercial» para saltar a internet sin cerrar la tienda física. Ahora, lamenta, «nos permiten tener el establecimiento abierto pero, sin fiestas ni grupos de gente, nos dejan sin medios».

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