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Miles de personas llenaron la Virgen Blanca al finalizar la jornada del 8-M. Igor Aizpuru

«Si no entiendes los motivos de la huelga, eres parte del problema»

El ambiente solemne y de protesta ha marcado la jornada del 8-M en Vitoria. «No hay nada que celebrar. Hace falta justicia», coinciden las asistentes

Elena Jiménez

Vitoria

Miércoles, 8 de marzo 2023, 22:28

«Estamos hartas y furiosas. Nos siguen matando y violando y aquí no cambia nada», clamaron ayer airadas las portavoces del colectivo Libres y Combativas ... y del Sindicato de Estudiantes. Con ellas, han empezado las protestas en Vitoria, pero los gritos reivindicativos, expuestos en consignas como 'Mi cuerpo es mío y de nadie más' o 'Tranquila hermana, esta es tu manada' han condensado la rabia que ha impulsado a las mujeres a movilizarse durante toda la jornada. Los motivos que les llevaron a salir a la calle los han presentado de carrerilla, en hilera –«por la igualdad, por visibilizar las muertes, los maltratos, por no tener el peso de los cuidados...»–, pero las reivindicaciones, que ganaron protagonismo este 8-M, les pesan cada día como una losa.

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«Hoy (por este miércoles) nos manifestamos para hacernos ver, pero la lucha tiene que ser diaria», expresaba Maddi Espinosa, una estudiante de la UPV/EHU que partió desde la universidad acompañada de varias amigas en la primera mitad de la jornada con el lema 'Emakume Langilea Askatzeko Antolatu!' (Organicemos para liberar a la mujer trabajadora).

El mensaje

«El feminismo aquí es reivindicativo. No se trata de felicitarnos, si no de que nos tengan en cuenta»

El color morado, la seña de identidad de la lucha feminista, ha teñido la capital alavesa, mientras las disputas políticas y la división del Gobierno de coalición por la reforma de la ley del 'sólo sí es sí' envenenaban la agenda feminista. Desde pequeñas hasta mayores, la unión entre las protestantes ha marcado el ritmo de la marcha que se frenaba, cada pocos metros, para hacerse escuchar con fuerza en las calles principales de la ciudad.

«Si no entiendes los motivos de la huelga eres parte del problema», afirmaba la jovencísima estudiante de bachillerato Winner Mbachu que, junto a otras compañeras, decidió sortear las clases de la mañana para reclamar una «igualdad real». «Llevamos semanas preparando esto. Es importante que se tome conciencia del machismo, de la violencia de género... de que todavía hay muchos aspectos por cambiar», ha apostillado Naiara Torres haciendo referencia al mensaje que llevaban plasmado en una de las muchas pancartas que sobresalieron por encima de la multitud.

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«La base está en la educación»

La manifestación vespertina, que ha agrupado a la mayor parte de asistentes, ha reforzado con éxito estos mensajes, en los que se coincidía en la idea de que «la desigualdad viene de parte del sistema» y en que «la base está en la educación».

De ahí que cientos de madres, como Susana Presas, hayan acudido con sus pequeñas para que «aprendan a luchar por sus derechos». «Siento que este año faltan gritos en la marcha. Pero lo que quiero es inculcar a mis hijas, y a las de mis amigas, la idea de que el feminismo es la igualdad. Mi hija, al despertarse esta mañana, me ha recordado que hoy era nuestro día. Con eso mi cometido ya está hecho», ha puntualizado orgullosa esta mujer.

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El ambiente, lejos de ser festivo, ha estado marcado por la seriedad de tener que salir a la calle; un tono que ha inundado toda la marcha. «No hay nada que celebrar. Vamos a seguir gritando hasta que haya justicia», ha expuesto Paula González. «Todavía queda mucho camino por recorrer. Además, tenemos que seguir recordando a todas las mujeres que, durante décadas, han caído por culpa de la violencia machista», ha sentenciado Gisselle Calderón.

Un lema que también ha compartido Consuelo Parra, que lideraba en la concentración al grupo de mujeres inmigrantes colombianas. «En España el feminismo es reivindicativo. Por eso, luchamos para que nos tengan en cuenta. La brecha de género se agudiza siendo inmigrante y fuera de Colombia tenemos la oportunidad de visibilizarnos. Allí la tradición en este día es felicitarnos, darnos una rosa... Esto no va de eso», relataba tajante. Además de ellas, otras mujeres migrantes también han formado parte de la marea morada que llenó las calles. «Es importante que se tengan en cuenta todos los feminismos, sin importar el origen», concluía Leire López, acompañada de un grupo de refugiadas ucranianas.

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