El diputado general saca pecho de la gestión de la pandemia en Álava frente a la censura total del PP
Ramiro González ofrece un pacto para mantener los servicios sociales y el empleo en un tenso pleno vacío de propuestas
Los micrófonos del estrado en el salón de plenos del Palacio foral se han enfundado este miércoles con dos bolsitas, a modo de preservativos. Su ... función era la de proteger a los procuradores del coronavirus. Pero también simbolizaban, de alguna manera, la idea de evitar la transmisión al pleno de las Juntas Generales de Álava de la aciaga situación que adolece la política nacional, contagiada por la crispación, la poca voluntad de acuerdo y los exabruptos constantes tal y como, a la misma hora, se pudo comprobar en Madrid, en el Congreso de los Diputados. Lo cierto es que esos profilácticos no terminaron de cumplir su doble cometido. En una larga sesión de control que casi se convirtió en monográfica sobre la pandemia, el diputado general, Ramiro González, sacó pecho de su gestión de la crisis sanitaria –la llegó a calificar de «éxito»–, el líder del PP, Iñaki Oyarzábal, trató de desmontar el discurso del jeltzale con una dura auditoría a estos tres meses, mientras que el resto de la oposición se disolvió como un azucarillo en un debate avinagrado y tenso, vacío de propuestas concretas y muy condicionado por la próxima cita electoral del 12J.
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En un tono particularmente moderado, el portavoz de EH Bildu, Kike Fernández de Pinedo, abrió la sesión afeándole al diputado general su falta de disposición a la hora de aceptar la propuesta de los independentistas para constituir una mesa de diálogo en la que negociar «medidas para abordar las graves consecuencias de esta crisis sociosanitaria». González le respondió ofreciendo dos pactos por la defensa de los servicios públicos y el empleo. Lo hizo en un ejercicio de contorsionismo entre la mano tendida y el puño cerrado: el diputado general recordó, hasta en cinco ocasiones, que dispone de mayoría absoluta. «Podría no negociar, pero no es lo que quiero», aseguró. En traducción simultánea, vino a decir que su intención no es pasar su rodillo absolutísimo por la oposición, pero que bien podría hacerlo si no se encuentra con una predisposición del resto de los partidos para abordar la salida de la pandemia.
Resultó especialmente llamativo que el líder de Bildu pusiera al Ayuntamiento de Madrid, con el popular Almeida al frente, como ejemplo de cultura de pacto, al tiempo que insistió en que se incluyeran más de sus propuestas para la salida de la crisis en el anunciado Plan Á del gabinete González. «No tenemos una máquina para multiplicar los panes y los peces», zanjó el diputado general, al tiempo que pidió «realismo» al abertzale.
«Tengo mayoría absoluta, podría no negociar pero no es lo que quiero hacer», insistió el diputado general
DIÁLOGO
Ante el 12J, Bildu mostró un perfil moderado, Podemos ofreció diálogo y el PP enmendó al PNV
eLECCIONES
La primera en abrir el melón de la gestión de la pandemia en las residencias de ancianos, donde 140 alaveses han perdido la vida durante la crisis, fue la líder de Podemos, Arantxa Abecia. «El modelo ha mostrado sus debilidades durante la crisis, estos centros se han convertido en el principal foco de contagio», evidenció la apoderada de la formación morada, que censuró la «deriva privatizadora de la Diputación, poniendo en manos de gestoras y fondos de inversión estos recursos». «No se trata de criticar, sino de analizar, nuestra intención no es quedarnos en la cofradía del santo reproche», apostilló Abecia en un guiño interpretable como una mano tendida hacia el gobierno foral PNV-PSE.
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Fue entonces cuando el diputado general aprovechó para realizar una defensa cerrada de la gestión en los geriátricos forales. Se aferró a un dato: los fallecimientos en las residencias del territorio han supuesto el 39% del total de decesos por coronavirus, «el porcentaje más bajo de todo el Estado y uno de los más bajos de Europa», se felicitó. «Nos duele cada una de las vidas que no se han podido salvar, han sido semanas de mucho sufrimiento, pero este dato hay que ponerlo en valor».
«Las cifras que deja el Covid-19 en Álava son escalofriantes. Más de 360 muertos y 5.000 personas contagiadas. Tenemos los peores datos del País Vasco y de España». Así inició su intervención el popular Iñaki Oyarzábal, que realizó una dura auditoría a la gestión del PNV durante la pandemia. La llegó a calificar de «auténtico desastre». «Ustedes son los mismos que gobiernan aquí y en el Gobierno vasco, así que no cabe hacer el avestruz, son los responsables de todo lo que ha ocurrido en Álava», lanzó el líder conservador.
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«Ha faltado a los alaveses»
Oyarzábal acusó a Ramiro González de haber «fallado a los alaveses». «Ha fallado a las personas más vulnerables», remachó en un tono muy beligerante. El diputado general no pudo evitar mostrar un profundo malestar en su turno de réplica y acusó al popular de «jugar y manipular las cifras». «A ustedes lo que les duele es que Osakidetza ha sido capaz de gestionar esta situación sin montar ningún espectáculo, sin ningún macrohospital en un pabellón. Ha sido capaz de gestionar la situación con la mayor normalidad, un éxito», se congratuló el jeltzale.
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ACUERDOS
El diputado Sola llegó a tildar a Oyarzábal de «mentiroso» sobre los datos en las residencias
TENSIÓN
El envite de los populares subió de intensidad en la interpelación de la apoderada Ana Morales, la única que no prescindió de la mascarilla para hablar. «Gastan como si aquí no hubiera pasado nada, ¿usted está endeudando a la Diputación para pagar el cupo a Sánchez?», lanzó la conservadora. Fue durante la respuesta del diputado general, que negó que se vayan a producir recortes, –«se van a mantener los servicios sociales y la obra pública, al contrario de lo que hicieron ustedes en la anterior crisis», apuntó– cuando se produjo uno de los momentos más tensos de la mañana. La popular reaccionó a estas palabras llevándose la mano a la mejilla, en un gesto de 'qué cara', que fue afeado por el presidente de las Juntas, Pedro Elosegui, quien aprovechó para abrir un receso. «Para airear la sala... y el ambiente».
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Tras la pausa, en la que Oyarzábal y González se cruzaron en el pasillo (el primero le dio una palmada amistosa en la espalda al segundo) la ujier desinfectó el atril. Pero a esas alturas, había que frotar mucho para librar a la sesión del ambiente cargado, de espesa confrontación. Poco después, el diputado de Servicios Sociales, Emilio Sola, llegó a tildar de «mentiroso» al líder popular. El resto de asuntos del orden del día, de intervenciones, quedaron opacadas por el rifirrafe entre el PNV y el PP, que este miércoles se erigió como la oposición más correosa a la gestión del gabinete González.
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Mano tendida a la oposición para lograr dos grandes pactos
Más allá del 'planÁ' que ha empezado a poner en práctica el Gobierno foral, la idea es alcanzar un acuerdo para la defensa del empleo y las políticas sociales en el territorio histórico. «Hay que mirar hacia el futuro. Son dos grandes pactos que queremos sacarlos adelante con una mayoría amplia», planteó en las Juntas. Y es que, en opinión del diputado general, «la mejor manera de trabajar es de forma conjunta», pero -eso sí- quiso huir de convocar una mesa de partidos y prefirió trabajar esas medidas de forma individual con los partidos de la oposición para no echar mano del rodillo que supone la mayoría absoluta que suman el PNV y el PSE.
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Un complicado punto de encuentro en materia fiscal
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29 millones que habrá que «racionalizar y ser eficientes»
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Esperar para unplan económico para «no solaparse»
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