Dejó a sus hijos «con lo puesto, perdieron su casa y todos sus recuerdos»
La Fiscalía reclama para los menores 15.000 euros por «daños morales», así como una pena de 20 años para el acusado, ya condenado a 47 años por el doble crimen
Javier Rubia se ha vuelto a enfrentar este lunes a un nuevo juicio después de ser condenado a 47 años de cárcel en 2022 por asesinar cuatro años antes en el barrio de Lakua de Vitoria a su exmujer, María José Bejarano, y a la que fuera su suegra, Florentina. En esta ocasión, la Audiencia Provincial de Álava le ha juzgado por el incendio que provocó en el hogar inmediatamente después del doble crimen. Las muertes las cometió a partir de las 11.15 y el incendio comenzó a las 13.00 horas.
Publicidad
Los magistrados han escuchado más de una decena de testimonios de los bomberos que sofocaron el fuego -ocasionado en hasta tres focos distintos y posiblemente acelerado por el uso de aceite-, de agentes de la Ertzaintza, vecinos, peritos y seguros, así como del familiar que se hizo cargo de los pequeños (todavía menores). Tras su relato, la Fiscalía ha pedido otros 20 años de prisión para el hombre, además de solicitar un pago de 15.000 euros para los dos hijos por «daños morales» (cifra que la acusación particular ha elevado a 60.000), 3.863 euros para la comunidad de vecinos por los desperfectos que se produjeron y otros 86.000 para la empresa aseguradora que cubrió los gastos.
Se ha dado acreditada la «intencionalidad» del acusado a la hora de prender las llamas a la par que se ha estimado que en este caso concurre la agravante de género, dado que tras acabar «a cuchilladas» con la vida de la madre y la abuela de las criaturas, el encausado incendió el piso para «causar el máximo daño posible a quien había sido su mujer». La acusación particular se ha adherido a los argumentos de la Fiscalía, mientras que la defensa ha entendido que se produjo un delito de daños por incendio o de forma subsidiaria un delito de incendio con el atenuante de 'obcecación', que reduciría notablemente la pena.
«No se veía nada con el humo»
Con todo, Francisco el hermano de la madre fallecida, ha hecho un esfuerzo titánico por recordar el trauma al que se enfrentaron sus sobrinos que, además de sufrir la muerte trágica de dos familiares, «perdieron todos sus recuerdos»; desde su ropa, juguetes o libros hasta los cuadros de punto de cruz que la madre les confeccionó y las fotografías familiares «que las partió por el cuello». «Se quedaron sin nada. Los niños estaban con lo puesto que se habían ido al colegio», ha apuntado tras señalar que tuvieron que cambiar los lugares que frecuentaban.
Aquel día el rellano «estaba lleno de humo, no se veía nada», ha recordado una de las vecinas que vivía en el piso superior, que ha descrito cómo el cuadro eléctrico de las zonas comunes «parecía una chimenea». Así pues, tras el crimen, tuvieron que reparar desperfectos que contaron con una indemnización de 1.978,78 euros, aunque según hizo constar una de las peritos «existen» otros daños que «no se han reclamado», como la falta de pintura en la escalera.
Publicidad
En ese momento, el cuerpo de bomberos acudió al lugar tras un aviso de intento de suicido y fue al llegar cuando se detectó el humo. Los agentes de la policía autonómica no pudieron acceder al interior por la imposibilidad de derribar la puerta acorazada, pero escucharon golpes en el interior, que se correspondieron a espejos rotos o a la placa de la vitrocerámica hecha añicos con la ayuda de una peana. Finalmente el arrestado se precipitó por la ventana hasta caer en un colchón de seguridad que se había desplegado en la calle por los bomberos.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión