«Deberíamos recuperar la sala de exposiciones. Da más vida a la biblioteca»

- Primer año al frente de la Casa de Cultura, ¿qué balance hace?

- Pues uno muy positivo. Tanto en lo personal como en lo profesional. El equipo ya lo conocía, me recibieron muy bien y estaba muy motivado y con ganas de recuperar la actividad. Hay que recordar que hemos estado con aforos reducidos hasta la pasada navidad.

- De hecho, cuando llegó al cargo todavía había un 35% de aforo, ¿se ha recuperado esa vitalidad perdida?

- Sí, así nos lo indican las estadísticas. En 2019 entraban más de 300.000 personas al año. Todo eso quedó desbaratado por la pandemia, pero ahora ya podemos decir que hay una vuelta a la normalidad en el número de préstamos diarios, usuarios y actividades culturales.

-También decía que entendía la biblioteca más como un foro o plaza pública, ¿ha conseguido que sea un poco más 'ruidosa'?

-Sí, y no porque lo diga yo, es la evolución natural que las bibliotecas han tenido y que sigue esta en particular, que tiene ya 46 años. La Casa de Cultura es un lugar de encuentro para los vitorianos y nuestro interés es garantizar espacios de diálogo cultural y de reposo. En esta sociedad acelerada las bibliotecas también debemos aportar sosiego.

- ¿Y qué buscan más los usuarios?

- No podría decirte porque no hay un solo perfil. Por un lado, esta biblioteca fue de las primeras del Estado en inaugurarse con sección infantil a imagen de los modelos nórdicos. De ahí que aquí siempre hayan venido familias. Después está el público juvenil, que viene a estudiar. Y luego tenemos a los jubilados que quieren seguir estando en contacto con la cultura y vienen a recibir clases y asistir a conferencias.

- ¿Yqué me dice de su equipo? ¿hay muchas jubilaciones próximas?

-Hubo bastantes y habrá alguna más, n o muchas. Al resto ya nos quedan al menos 10 años por delante. Sí hay un problema de eventualidad muy alto, pero con los procesos que las administraciones están llevando a cabo espero que el equipo en dos años sea más permanente.

-Este año llega por ejemplo Magialdia a la Casa de Cultura, ¿tiene un mente dar un empujón a los eventos?

-Esa es la idea pero, más que inventar la rueda, hay que alinearse con los eventos de ciudad. Así que este año durante el Azkena y el Jazz acogimos un concierto y sacamos aquellos discos que teníamos de los músicos que iban a tocar, además de libros y revistas. También haremos algo similar con Magialdia y la Semana de Música Antigua. Solo nos faltan los eventos deportivos (ríe)

-¿Entonces programaría más actos culturales?

-Bueno, tampoco es cuestión de forzar la máquina. Pero sí de hacer ver que nos implicamos con ellos. Por ejemplo con el Azkena me decían: ¿cómo vas a meter un concierto? Pues haciéndolo a última hora de la tarde y proponer libros del cantante o de su estilo, o traer a algún artista para una charla. Todo sin perder nuestro perfil y sin montar un circo. Se trata de que ellos se acerquen a nosotros y nosotros a ellos.

- ¿Y el edificio da a basto para todos los servicios que ofrece?

- Estamos un poco constreñidos. Ahora a la vuelta del verano tenemos el calendario lleno. El edificio tiene 5.900 metros cuadrados, sobre todo hay mucha parte de depósitos, tenemos un salón grande y otras tres salas más pequeñas. Incluso en la zona infantil a partir de cierta hora también se pueden hacer cosas. Quiero decir que caber nos caben, nos adaptamos, pero sí es cierto que hay que reorganizar los espacios.

- Si tuviera un presupuesto infinito, ¿qué reformas o cambios introduciría?

- Ahí tenemos buenas noticias porque la Diputación ha presentado a los fondos europeos las reformas de dos edificios forales y uno es el nuestro. Antes de diciembre sabremos si nos eligen. Sobre todo las obras irán destinadas a mejorar la eficiencia energética, la acústica y la luminosidad, pero también redefiniremos espacios y usos. Tal vez lo más interesante estaría en las salas de estudio. Soy partidario de dotar a los estudiantes de un espacio más tranquilo, de gran capacidad y con alta conectividad, mientras que las salas destinadas a la biblioteca en sentido estricto se destinarán más a actividades relacionadas con lo literario y exclusivamente cultural. Si el proyecto sale escogido, en 2023 podrían empezar las obras y en 2024 terminarlas y reinaugurar el edificio por su 50 aniversario.

- Ese dinero también podría venir bien para las exposiciones, que continúan divididas en dos plantas distintas.

- Desde luego, cuando hemos estado mirando planos, vemos que necesitamos recuperar la sala de exposiciones. Tenía mucha tradición y en Vitoria no hay muchos lugares donde exponer. Incluso he hablado con la gente de Artium y comisarios de arte y lo ven adecuado. Si el proyecto sale adelante como esperamos, lo primero serán, lógicamente, las necesidades bibliotecarias, pero esto es una Casa de Cultura que nació con área expositiva y salón de actos. Vamos a intentar recuperarla porque complementa a la biblioteca y le da vida.