Una canasta decisiva y un título para la historia
MVP de la última final ACB, Luca Vildoza recibe el premio de Alavés del Mes como referente del Baskonia campeón liguero
Un título imprevisible en una temporada durísima, marcada por la irrupción del coronavirus. El calendario se aleja de aquel martes 30 de junio, pero la emoción todavía genera su propia onda expansiva. Aquella noche en la Fonteta, el Baskonia alcanzó su cuarto entorchado de Liga ACB tras superar al Barcelona en una final resuelta con un 67-69. La última canasta del duelo llevó la firma de Luca Vildoza. Una bandeja con la mano derecha tras la asistencia de Polonara situó al base argentino en el libro glorioso del baskonismo. La jugada tiene su intrahistoria, con el azar, el instinto y la determinación como ingredientes claves. «No se valora lo suficiente el pase que me dio Achille. Fue una asistencia maravillosa», tercia el director de juego azulgrana.
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La imagen de Vildoza elevándose hacia el aro barcelonista se emparenta con aquella pirueta ejecutada por Fernando San Emeterio diez años atrás. Dos canastas claves para dos capítulos estelares en la enciclopedia azulgrana. De paso, también ilustra la culminación del encomiable esfuerzo colectivo desplegado por la plantilla que dirigió Dusko Ivanovic. Marplatense de nacimiento y vitoriano de adopción, Vildoza encarna el trabajo de superación, en lo personal y en clave de equipo, que le hace merecedor del premio de Alavés del Mes de junio. «Ya hemos bajado de la nube, pero nos queda una alegría y una felicidad muy grandes por lo que logramos», asegura el jugador una vez cumplida la semana del gran hito.
La veta argentina del Baskonia se antoja insondable. Vildoza es el último exponente de una saga deslumbrante que forman figuras como Nicola, Espil, Nocioni, Prigioni, Scola, Oberto o Sconochini, por citar solo a los más destacados. Sin embargo, le distingue una circunstancia clave del resto. Su salto desde el otro lado del Atlántico hasta el Baskonia fue directo, sin parada previa en ningún otro club ACB en el que rodarse y aclimatarse al estilo europeo.
Salir de las sombras
Vildoza firmó un contrato de cuatro temporadas con la entidad de Zurbano en el verano de 2016, justo cuando recién había cumplido 21 años. Pasa una temporada más en el Quilmes argentino en calidad de cedido. Fue la carrerilla antes de emigrar al Baskonia. Tuvo a Pablo Prigioni como primer entrenador en el Baskonia, aprendió a encajar golpes y a curtirse de la mano de Pedro Martínez y Velimir Perasovic. El pasado verano ganó la plata mundialista con Argentina pero también se trajo de vuelta a la capital alavesa unas molestias en el hombro que condicionarían la temporada.
Las frases
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El momento inolvidable «Ya hemos bajado de la nube, pero nos queda una alegría y una felicidad muy grandes por lo que logramos»
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El guiño al compañero «No se valora lo suficiente el pase que me dio Achille (Polonara). Fue una asistencia maravillosa»
El base rioplatense aguantó lo que pudo el dolor hasta que su articulación dijo basta a primeros de febrero. Ya no había más salida que la cita con el quirófano. Más adelante, llegarían el confinamiento y la reclusión impuesta por el coronavirus. El Baskonia se retiró a la sombra del trabajo silencioso mientras Luca Vildoza recuperaba su hombro operado. La fase final de Valencia se convirtió en la última oportunidad de redención de un equipo titubeante hasta el extremo durante el tramo de campaña previo a la pandemia.
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El conjunto azulgrana y el director de juego argentino fueron de la mano en sus respectivas rehabilitaciones deportivas. El primero redescubrió el sabor de un título después de diez años de sequía y Luca Vildoza se convenció de manera definitiva de que puede ser un jugador válido para la maquinaria azulgrana. Un final feliz, inesperado y perfecto.
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