La plantilla de Glavista se prepara para hacer frente a los despidos

Con el final anunciado del ERTE, la plantilla se enfrenta a los despidos porque «el administrador concursal ha comunicado a este comité su intención de presentar el Expediente de Regulación de Empleo (ERE)», ha señalado el sindicato ELA, central mayoritaria en la empresa. La presentación del ERE en el juzgado abrirá un periodo de consultas de treinta días en el que «las partes implicadas se sientan a negociar las condiciones».

El comité de empresa se ha comprometido a convocar una asamblea en cuanto se conozcan los pormenores del auto judicial. De momento, «hemos solicitado al administrador concursal que no amplíe el ERTE, lo que nos llevaría, a partir del domingo 1 de octubre, a estar 'trabajando', congelando de esta manera el consumo del desempleo». En estas circunstancias, dejarán de cobrar el paro, pero aspiran a contar con un ingreso del Fogasa (Fondo de Garantía Salarial) correspondiente al mes de julio «que, junto a los dos meses de desempleo que nos quedan por cobrar, ayuden a sobrellevar estos últimos dos o tres meses de sufrimiento», han explicado. De forma paralela, han solicitado al administrador concursal que se abonen algunas nóminas en cuanto se obtenga liquidez.

De cara a los próximos días, la plantilla ha anunciado la «intensificación y ampliación de las movilizaciones». Por el momento, ya han avanzado que se concentrarán ante las oficinas de Iñigo Gómez, abogado de Parter Capital, el fondo de inversión suizo que compró la empresa en 2020 a Guardian. También protestarán ante la empresa matriz y se manifestarán por Llodio. En torno al dos de noviembre, tienen prevista también una comparecencia en el Parlamento vasco.

Por añadir una pizca de esperanza a su situación, ELA ha recordado que «todavía durante ese mes y pico sería posible una hipotética solución a nuestra situación», y seguirán solicitando la involucración de las instituciones y de las partes implicadas para alcanzar un acuerdo, aunque han reconocido que «las administraciones públicas no sirvan de mucho más que de vehículo de comunicación con los trabajadores, y se ven impotentes ante la invasión y abuso de fondos buitre y maniobras de ingeniería mercantil de nula dignidad que dilapidan cientos de puestos de trabajos y futuros familiares».