Un asentamiento de gatos dispara las alarmas en Armentia
Se meten en las casas, dejan excrementos y hasta aparecen algunos muertos. Los vecinos piden al Ayuntamiento que los controle
Alguien vio un lindo gatito en la vitoriana calle Atxo Apellániz. No uno, sino dos, seis, doce... y más. No son tan dulces como los ... de los dibujos animados, sino unos revoltosos diablillos que están perturbando el día a día en las casas unifamiliares de esta vía de Armentia. Proceden de una parcela en la que se asentaron hace más de un año. Desde su llegada, advierten, sufren una especie de «invasión» que llega hasta sus casas. De entrada, al colarse en sus fincas hacen saltar las alarmas de seguridad. «En mi caso, hasta seis veces día y noche», señala una de las residentes. «Oyes la alarma de un vecino y no sabes si han entrado cacos o animales. Estás en tensión constante», asevera.
Si bien las actuales cámaras de seguridad son capaces de diferenciar la intrusión de un animal (perros, roedores, aves...) de la de un posible ladrón, según apuntan profesionales del sector, la constante entrada de gatos hace saltar los sistemas de alarmas del vecindario por las noches. «Hay que verificar las imágenes constantemente. Al final tengo que elegir entre desconectar la alarma o dormir», expone una vecina. Pero el problema no es solo de alarmas, sino de salud pública, insisten los afectados.
«Entran en el jardín, dejan excrementos, vienen a dar a luz e incluso me los he encontrado muertos», asegura una residente. Tienen que llamar reiteradamente al Ayuntamiento para que vengan a recoger camadas de «cinco o seis» cachorros que se ha encontrado ya varias veces o a los que hallan tendidos en el jardín. Les preocupan los posibles problemas de salubridad, sobre todo en este momento de crisis sanitaria en el que hay que extremar la higiene.
Los animales no solo se meten a los jardines sino «dentro de casa, abres una ventana y están en el alféizar, se comen las hortalizas del huerto, revuelven la basura, cada mañana hay que recoger los excrementos que dejan junto a la entrada...». Incluso están llegando a sufrir problemas «dermatológicos». Además, la colonia felina se encuentra en una parcela «dejada y con residuos». «Salgo a coger el coche a las siete de la mañana y ya tengo varios gatos junto al vehículo», ponen como ejemplo.
Piden no alimentarlos
Su sensación es que en los últimos meses «se han procreado, y cada vez son más desafiantes». Estas quejas las han hecho llegar reiteradamente al Ayuntamiento, incluso a la Síndica. Piden «que trasladen el asentamiento a otra zona». «Nos responden que van a esterilizar a los animales, que van a poner carteles pidiendo a la gente que no los alimente, pero el problema no se soluciona, queremos que se lleven de aquí la colonia», protestan.
Por parte del Consistorio transmiten que es una situación en la que «está trabajando el servicio de Salud Pública». Precisan que este asentamiento «hasta ahora no entraba dentro» de las diversas colonias de felinos que hay en la ciudad, gestionadas a través de un convenio con la asociación Gaden, pero «ya nos hemos coordinado con ellos para intervenir en esta situación». Se han detectado «8 gatos adultos y 5 cachorros»; a los primeros, la citada agrupación les aplicará «el habitual protocolo de esterilización», y los pequeños «se trasladan al Centro de Protección Animal, donde se buscarán personas dispuestas a adoptarlos».
Asimismo, «se va a cambiar el punto de alimentación de los gatos adultos para evitar molestias al vecindario y aquí es muy importante reclamar precisamente la implicación del propio vecindario», recalcan desde el área de Salud. Por el tipo de viviendas que hay en la zona, señalan que es difícil identificar quién ha estado alimentando a los gatos hasta ahora. «Pedimos que dejen de hacerlo ahora que esa comunidad felina va a estar tutelada por Gaden. Es necesaria esa concienciación del vecindario».
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