La alavesa Laura Valle, premio a la mejor investigación oncológica

La alavesa Laura Valle sigue recibiendo reconocimientos por su labor profesional. Su vida ha estado muy ligada a la investigación del cáncer desde que comenzó sus estudios universitarios. Y ahora, esta graduada en Biología y Bioquímica por la Universidad de Navarra, ha recibido el Premio a la Mejor Investigadora CIBERONC 2020, que concede cada año el Área de Cáncer del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER).

Este galardón reconoce los méritos de mujeres científicas y para ello se consideran las cinco mejores publicaciones, tres proyectos liderados y la contribución a la investigación oncológica durante la última década, ha informado el centro universitario.

Esta vitoriana (1978), que trabaja en el Instituto Catalán de Oncología (IDIBELL) -Programa de Cáncer Hereditario- ya recibió en 2015 el reconocimiento de EL CORREO, como alavesa del mes de octubre. Su investigación se centra en mejorar el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de las personas que tienen riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Entre sus contribuciones más relevantes se encuentran «la identificación de FAN1 y BRF1 como posibles genes causales de cáncer colorrectal hereditario. También la caracterización molecular y clínica de varios síndromes de este tipo de cáncer, lo que ha tenido un impacto muy relevante en su traslación al diagnóstico y asesoramiento genéticos», ha desvelado la investigadora alavesa.

Contenta tras recibir el galardón, Valle ha destacado que «es un honor recibir este reconocimiento, como investigadora y como mujer, dos facetas de mi vida de las que me siento muy orgullosa. El trabajo en investigación no es sencillo, por eso te sientes motivada cuando se reconoce el esfuerzo».

Por ello, Laura Valle anima a las mujeres científicas a perseguir sus metas profesionales con liderazgo: «Como profesional, mujer y madre, animo a todas aquellas mujeres a las que la ciencia y la investigación les apasione; que no se rindan, que merece la pena el esfuerzo«.

Para ello, considera «clave el apoyo familiar y el equilibrio profesional en casa, y a medio-largo plazo es muy reconfortante ver que los hijos están orgullosos porque su madre trabaja para curar o al menos mejorar la vida de las personas con cáncer», ha señalado.

La bióloga y bioquímica señala como referentes científicos a todas aquellas personas que le han acompañado en su desempeño formativo y profesional, tanto en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, como en la Universidad de Ohio o la de Navarra.