Álava planta batalla a la avispa asiática con más de 400 trampas cada año
Su población se estanca después de que en 2021 se batiera el récord de capturas con 6.902 reinas atrapadas, más del doble que en 2020
Desde que entrara a Europa por el puerto de Burdeos y llegara en 2012 a Álava por Aramaio, la 'vespa velutina', más conocida como la ... avispa asiática, ha pasado a formar parte, por desgracia, del catálogo faunístico del territorio. Solo el pasado año se capturaron 6.902 reinas, el récord histórico. Asimismo, se retiraron 352 colmenas y se instalaron 550 trampas, 140 más que las puestas este año. Unas cifras que, tranquilizan desde la Diputación, no son alarmantes. La población de 'velutinas' lleva «estabilizada» desde 2017, año en el que menos nidos se retiraron (268). Desde entonces, de media se eliminan entre 300 y 400 nidos anuales y se atrapan entre 3.000 y 6.000 avispas reinas.
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La estrategia foral para el control de esta especie invasora de dolorosa picadura y depredadora de la abeja pivota sobre tres patas: la captura de reinas durante el invierno mediante la colocación de trampas, la eliminación en verano de sus nidos y la colaboración con los apicultores para minimizar daños por ataques a sus colmenas.
Para el trampeo, la institución foral ha contratado a la empresa LakuBarro que, en colaboración con Miñones, Bomberos de Álava y Vitoria y voluntarios ofrecidos por ayuntamientos y cuadrillas, organizan toda la campaña. Entre febrero y mayo es la mejor época para empezar. «Estas avispas suelen gustar de los bosques de ribera, zonas de huertas y frutales y las áreas urbanas, donde también encuentran resguardo y comida abundante», explica el técnico del Departamento de Medio Ambiente de la Diputación Iñigo Moreno. Allá donde se cruzan varios de estos factores es donde se ubican las trampas en las que caen aquellas 'velutinas' que, tras hibernar, buscan un lugar en el que establecer sus colmenas.
El tiempo, «determinante»
A estas variables se suma «la más determinante»: la meteorología. «Por ejemplo, las heladas tardías sientan muy mal a esta especie». Así, detrás del bajón de 2017 estuvo este motivo. Por contra, los climas más templados como el de Ayala facilitan su proliferación. «La campaña de trampeo siempre suele empezar antes allí y termina más tarde cuanto más al sur». En 2020 el 60% de las trampas se ubicó en esta cuadrilla, seguida por Gorbeialdea (13%), Vitoria (10%), Añana (8%), Montaña (4%), Llanada (3%) y Rioja Alavesa (0,4%). «La situación en Bizkaia y Gipuzkoa es peor. Allí se llegan a capturar hasta 2.000 nidos al año. Aquí el clima continental nos protege», abunda Moreno.
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En verano es cuando las reinas crean esos grandes nidos que a más de uno asusta por su tamaño. «Siempre hay que llamar al 112. Ellos preguntan por el color. Si son amarillas, son las autóctonas y, si son negras, asiáticas. En este último caso, los Miñones deciden si la empresa o los Bomberos se desplazan al lugar según su ubicación y accesibilidad». Eso sí, si se encuentran en otoño, tranquilidad. «Están muertos y vacíos», avisa el técnico. Del mismo modo con los nidos llamados primarios, más pequeños y comunes en primavera. «Solo vive dentro la reina. Se la puede matar con spray».
Por último, es importante minimizar los daños, no solo en la biodiversidad, también en la apicultura. «La Diputación expide autorización a los apicultores para trampear solo en un radio de 30 metros en torno a sus colmenares», explica Moreno. Esto se debe a que las trampas «también lo son para otros insectos, entre ellos también otros polinizadores».
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