Alaiza quiere evitar que las valiosas pinturas de su iglesia se deterioren por las humedades
La inundación del templo en diciembre sólo afectó a la parte baja de los muros, pero el pueblo busca medidas para que las filtraciones no se repitan
Sergio Carracedo
Sábado, 5 de marzo 2022, 00:44
Las copiosas lluvias de diciembre, que anegaron buena parte de la Llanada, afectaron también a la iglesia de Alaiza e hicieron temer por la conservación ... de las valiosas pinturas medievales que atesora. «El nivel del agua en el interior del templo alcanzó los 15 centímetros» de altura y «aunque la humedad sólo afectó al suelo es verdad que por capilaridad algo subió por las paredes», asegura Jesús Guevara, presidente de la Junta Administrativa de Alaiza. Una vez que se dio la voz de alarma, una cuadrilla de voluntarios se encargó de retirar el barro que quedó en el suelo y «en cuestión de dos semanas pasaron los técnicos del Obispado y Diputación. Se actuó rápido», asegura Guevara.
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El Obispado, propietario de la iglesia, se encargó de la limpieza del pórtico, la entrada, los sumideros de recogida de aguas y del interior mediante aspiración. Y forzaron la ventilación para que las losas de piedra y la humedad de la parte baja de muros se secara, según informan fuentes del episcopado. De hecho, realizan visitas semanales para comprobar el estado del edificio.
Un informe realizado por el servicio foral de restauración constató la presencia de «eflorescencias salinas» ─manchas blanquecinas de humedad─ en la parte baja de los muros, que ayer aún eran visibles. Además, en esa zona del zócalo confirma «descamaciones, pintura algo levantada y desprendida», puntualiza. Sin embargo, la pintura de esa parte del templo no es medieval sino del siglo XVIII y «lleva así muchos años», apuntan vecinos de la localidad. Los apreciados grabados de las cúpulas, que atraen a cientos de visitantes cada año, no resultaron afectados. Las mediciones realizadas por los técnicos confirmaron la presencia de humedad en la parte baja de las paredes, pero esta desaparecía a medida que se ascendía. «A 4 metros del suelo ya no había rastro de humedad», confirman las fuentes consultadas.
El propio presidente vecinal reconoce que «se detectó que la humedad estaba subiendo por los muros, pero como la nave cuenta con ventilación cruzada se fue secando poco a poco», añade. La intervención permitió evitar que las pinturas sufriesen daños, pero Guevara busca ahora acciones preventivas que garanticen su óptima conservación. La semana pasada, se reunió con la alcaldesa de Iruraiz-Gauna para hallar soluciones que eviten que la iglesia y el pueblo se inunden cuando las precipitaciones son persistentes. «El agua entró en la iglesia por el subsuelo, por los orificios de aireación que precisamente se hicieron para evitar humedades, y manaba con presión, como una fuente», explica. Los problemas se extendieron también a la plaza del pueblo donde se colocaron sacos para evitar que el agua anegase viviendas y garajes. «No llegó a entrar, pero estuvo cerca», asegura.
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Guevara sospecha que un arroyo es la posible causa del problema. «De qué sirve ensanchar el caudal de evacuación de las aguas pluviales del pueblo si cuando llegan al arroyo se vuelve a estrechar todo», se pregunta. Por ello quiere solicitar un estudio para ampliar el cauce fluvial y evitar ese «cuello de botella que devuelve el agua hacia atrás. A ver si entre Diputación, Obispado, Junta administrativa y URA podemos solucionarlo», alentó.
Los apreciados grabados de las cúpulas, que atraen a cientos de visitantes cada año, no resultaron afectados por la humedad
En todo el suelo del templo, el estudio foral revela la existencia de «importantes acumulaciones de eflorescencias salinas» y apuntan como probable causa que «el exceso de agua disolvió la sales procedentes de los enterramientos que se encuentran bajo el suelo de la iglesia».
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Excavar la necrópolis
Por ello, Jesús Guevara considera conveniente vaciar las sepulturas por donde se filtró el líquido. «Todo ayuda. Yo creo que extraer los restos que todavía hay en el interior de la nave puede facilitar que si se vuelve a inundar la iglesia sea más fácil la evacuación del agua». Y añade una razón sanitaria. «También es cierto que mantener restos orgánicos en el interior de la iglesia cuestiona la salubridad del edificio», sostiene.
Por otro lado, «a nivel arqueológico sería muy interesante porque aportaría conocimiento sobre el origen y la historia del templo». «Si además se favorece la evacuación rápida del agua a través de esas sepulturas vacías yo creo que es un doble favor para la iglesia. Pero hay que buscar financiación», añade.
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«Excavar la necrópolis sería beneficioso. Aportaría conocimiento, se sacarían los restos orgánicos y facilitaría el desagüe»
El presidente de la Junta de Alaiza apunta a que se podría seguir el modelo del 'Abierto por obras' de la Catedral Santa María, con el que «se compatibilizaría una intervención dilatada en el tiempo con las visitas turísticas a la iglesia que se podrían completar con la exhumación de restos y la explicación de cómo se realiza o qué información aportan los restos óseos». «Ahora, las visitas sólo se hacen los fines de semana, por lo que se podría excavar entre semana y abrir los sábados y domingos para que los visitantes puedan conocer los trabajos de la mano de guías o de los propios arqueólogos».
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