Una nueva sentencia da la razón a EH Bildu y complica el uso de Krea como universidad
El Tribunal Superior de Justicia ratifica un fallo anterior y cuestiona que se pueda ceder a un tercero su uso como centro educativo
Ander Carazo
Viernes, 18 de noviembre 2016, 00:13
Una sentencia de la sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ha vuelto a dar la razón a ... EH Bildu en su demanda contra la decisión asumida en 2014 por parte del Gobierno municipal de Javier Maroto (PP) de ampliar los destinos del edificio Krea el antiguo convento de las Carmelitas Descalzas, en Betoño para que se pudiera convertir en un campus universitario. Los magistrados han desestimado el recurso de apelación interpuesto por el Ayuntamiento de Vitoria contra el fallo que en enero ya consideró «contrario a derecho» el acuerdo que amplió los usos del edificio para que también acoja actividades de «educación e investigación; asistencia social y sanitaria; cultural y tiempo libre; y patrimonio histórico y medio ambiente». En todo caso, cabe la posibilidad que se presente un recurso de casación.
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Hasta hace dos años, el único uso contemplado para estas instalaciones de estilo neogótico era «cultural», según lo suscrito en 2006 por el entonces regidor Alfonso Alonso y la Caja Vital, que presidía Gregorio Rojo. Un contrato por el que el Consistorio de la capital alavesa recuperaba el palacio de Zulueta, en La Senda, e ingresaba 2,6 millones de euros a cambio del antiguo convento y un solar de Lakua para equipamientos.
Tras ocho años de proyectos fallidos en Betoño, en febrero de 2014, la entidad financiera logró entablar negociaciones para la puesta en marcha de un campus universitario, a través de una sociedad compuesta por empresarios vascos e inversores de Estados Unidos. Para alcanzar tal objetivo, se hizo un llamamiento al Ayuntamiento para ampliar las actividades que podía acoger el inmueble. Así, el PP con el apoyo del PNV asumió la solicitud en la Junta de Gobierno del 7 de marzo de 2014.
Entonces, EH Bildu presentó un recurso de reposición en sede municipal contra esta resolución que no prosperó, por lo que el grupo liderado por Kike Fernández de Pinedo ahora portavoz juntero de los independentistas decidió acudir a los tribunales. El objetivo de EH Bildu era recuperar «el control del uso del edificio Krea» y defender los bienes públicos «por encima de cualquier interés privado». «Lo que decidan los tribunales no imposibilitará ningún proyecto, pero queremos que se haga bajo control público porque estamos de acuerdo en que se dé un uso al edificio, pero el que sea beneficioso para los vitorianos», recalcó Fernández de Pinedo.
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«Vicio formal»
Ahora, la Justicia les da la razón. «La modificación de la permuta se traducía inevitablemente en una pérdida de control sobre el patrimonio municipal al habilitar a la Caja Vital (...) a enajenar los bienes patrimoniales en cuestión», admite la sentencia con fecha 9 de noviembre a la que ha tenido acceso este periódico.
Pero, ¿en qué situación queda a partir de ahora el Consistorio? Entre la primera sentencia del 25 de enero y la más reciente, el Gabinete de Gorka Urtaran corrigió el «vicio formal» según las palabras utilizadas por los magistrados del TSJPV en el que incurría el acuerdo original de 2014 al incorporar un informe de valoración económica sobre los bienes permutados y establecer que la Administración local participe en los «rendimientos económicos que el alquiler o la venta de ese inmueble puede suponer». Ahora, al considerarse «contrario a derecho» el documento original está por ver en qué queda esa modificación. En todo caso, la vía judicial no ha finalizado y los servicios jurídicos municipales pueden presentar un recurso de casación.
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Mientras tanto, el otrora convento de las Carmelitas Descalzas sigue vacío, aunque la Caja Vital invirtió cerca de 18 millones de euros para transformarlo en un centro vanguardiasta de 8.500 metros cuadrados y treinta estancias con vocación de situar a Álava en el mapa internacional de la creación artística. Ni siquiera llegó a abrir sus puertas. Cuando tocó levantar la persiana en 2011, los responsables de la entidad alegaron que resultaba inasumible mantener este equipamiento que absorbería el 100% del presupuesto de la Obra Social. De momento, el First Global Campus como se ha bautizado a la universidad vitoriana da clases a una decena de estudiantes en un céntrico piso del centro de la ciudad ante la falta de permisos necesarios para trasladar a Betoño sus enseñanzas.
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