La empresa que causó el mal olor en Sansomendi obtiene la licencia
El Ayuntamiento está a la espera del último trámite para que pueda iniciar su actividad tras lograr el permiso del Gobierno vasco para ello
Daniel González
Lunes, 29 de agosto 2016, 02:39
La polémica empresa de Ali Gobeo que generó durante semanas un fuerte olor a pescado podrido en Sansomendi ha pasado el examen del Gobierno vasco para obtener la licencia de este organismo, según ha podido saber EL CORREO de fuentes municipales. «Una vez recibido el preceptivo informe de medidas correctoras del Gobierno vasco, cuenta con licencia clasificada desde junio, que le permite implantar la actividad, por lo que se ha archivado el expediente de clausura que se había iniciado», trasladan. Aunque esto no significa que pueda retomar ya la normalidad. Todavía les queda un último trámite que deben resolver en el Ayuntamiento para volver a la fabricación de moldes de arena para fundición.
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«Ahora estamos a la espera de recibir la comunicación previa de inicio de actividad de la empresa, para que quede definitivamente legalizada esa labor», agregan las mismas fuentes. Un trámite simbólico que permitirá que la plantilla vuelva al tajo. Esta vez, de forma legal. Porque esta compañía de reciente implantación en la calle Vitorialanda, en la zona industrial colindante al parque de Sansomendi, comenzó en enero a procesar hierro con esta técnica sin haber logrado aún las licencias pertinentes, que estaban solicitadas.
Peor aún, los trabajos arrancaron sin que el pabellón estuviese correctamente acondicionado con los filtros necesarios para este tipo de procesos químicos para tratar el hierro, usando catalizadores que incluyen amoniaco y cuyos gases generaron el olor.
Durante varias semanas, la actividad inundó de un tufo a pescado podrido el barrio colindante, para desesperación de los vecinos de Sansomendi. Las corrientes de aire se encargaron de esparcir el olor por la zona, sin que estuviera claro su origen. Esto hizo saltar las alarmas de los técnicos municipales, que recorrieron el entorno industrial en busca del lugar donde salía. No tardaron en dar con esta empresa, y tras comprobar que carecía de permisos optaron por el cierre cautelar del pabellón hasta que contase con las licencias.
Multa de 4.000 euros
De forma paralela, y aunque los técnicos constataron que el mal olor fruto de la nula filtración de estos gases no supuso en ningún momento un riesgo para la salud de los vecinos de la zona, se inició un expediente sancionador contra la compañía. Si en un primer momento se habló de una sanción leve de, como máximo, 1.200 euros, la Junta de Gobierno Local acordó después una sanción de multa de 4.000 euros «por llevar a cabo la actividad sin la preceptiva licencia de actividad clasificada».
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Y, tras adaptar el pabellón a la atmósfera negativa que generan los equipos que impiden que el aire no salga de la nave, sino que entre desde fuera, es muy improbable que se repitan los malos olores.
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