Elena Guede, en las instalaciones de Cementos Lemona.

«Las jóvenes no han de tener miedo a trabajar en la industria»

Elena Guede, la primera mujer al frente de una planta del sector cementero, en Cementos Lemona, participa mañana en Vitoria en la jornada ‘Mujer y tecnología’ que organiza EL CORREO

Juan Carlos Berdonces

Miércoles, 2 de marzo 2016, 00:57

La vida de Elena Guede está estrechamente vinculada a la fábrica de Cementos Lemona, en la localidad vizcaína. Allí lleva trabajando más de media vida, desde que entró con 21 años en 1995 recién salida de la universidad. Entonces fue la primer mujer técnico de la planta avalada por su licenciatura en Químicas en Oviedo y su doctorado en Ingeniería Química en la UPV. Ahora tiene 44 años y desde mayo de 2013 ejerce como directora de la fábrica, el primer rostro femenino con ese cargo en el sector cementero, relacionado con los hombres. Guede participa mañana en la jornada Mujer y tecnología que organiza EL CORREO con el patrocinio de Gobierno vasco, Diputación, Ayuntamiento de Vitoria y Euskaltel en el Museo Artium a partir de las 9.00 horas.

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¿Cómo llega una mujer a ser la máxima responsable de una fábrica con mayoría masculina y en un trabajo físico?

Cuando te incorporas a una empresa, no te planteas ser directora. Por mi formación en Ingeniería hice una entrevista en Cementos Lemona en 1995 y aquí sigo. A mí siempre me ha gustado mi trabajo y por los compañeros y jefes que he tenido he podido ir conociendo diferentes fases de procesos, con responsabilidades en calidad, en medio ambiente, también en otros negocios como hormigón, áridos o mortero... Después fui responsable de medio ambiente de las ocho fábricas del grupo en España la planta que dirige Guede pertenece a los irlandeses CRH, y también de calidad del grupo industrial, incluyendo Estados Unidos.

Y hace casi tres años le llega la oportunidad, el gran salto. ¿Siente vértigo?

Es una mayor responsabilidad, pero siempre he sido una persona trabajadora y comprometida, con capacidad para motivarme con cada proceso y que se ilusiona con los proyectos de los que forma parte.

Tener el mayor cargo de la fábrica y estar rodeada de hombres, ¿no habrá tenido que ser fácil?

Yo siempre he encontrado a mi lado buenos compañeros, tanto trabajadores como jefes, y siempre he sentido un respaldo profesional. También influye la manera de ser propia, si te apoyas en los equipos... En 1995 fui la primera mujer técnico en Cementos Lemona. Yo creo que estas situaciones hay que vivirlas con normalidad.

Pero son todavía pocas las mujeres que se incorporan al mundo de la ingeniería, la industria o la tecnología en el campus alavés de la UPV, apenas un 20% de los alumnos matriculados tiene rostro femenino (186 de 859) y menos aún las que tienen cargos de responsabilidad como el suyo. ¿Por qué?

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A la hora de afrontar unos estudios importa mucho la vocación. Lo mío, por ejemplo, es claramente vocacional, primero cuando estudié Química y después el doctorado para ingeniera. Siempre me ha gustado la industria, crear, innovar, mejorar los procesos... Yo sabía desde pequeña que no podría dedicarme a una consultoría o a los servicios. A la hora de matricularse en una carrera universitaria hay que hacerlo con convencimiento. Y para dar el salto al mundo laboral, las mujeres también tienen que quitar el miedo a trabajar en la industria. La fábrica ya no es ese lugar rudo, ha evolucionado, más aún con la tecnología.

«Dejar cosas por el camino»

¿Y por qué les cuesta a ellas llegar a puestos directivos?

Hay que dejar muchas cosas por el camino, quizá las mujeres más aún porque asumen también responsabilidades familiares. Pero en Cementos Lemona, por ejemplo, la jefa de calidad y la de producción y mantenimiento son mujeres.

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¿Qué mensaje trasladará mañana a las estudiantes que asistan a la jornada, respecto a su experiencia profesional?

Que estudien con vocación. La ingeniería no es sólo cosa de hombres, a pesar de los datos. Con ilusión, motivación y compromiso se pueden romper muchas barreras.

El entorno familiar también influye. ¿Ha sido su caso?

En parte sí, porque yo siempre he estado muy cercano a mi padre, que trabajó en una industria de pintura. Él compartía conmigo mucho de los procesos de producción. Y esas ideas fueron calando en mí.

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