A nuestras baldosas
VERÓNICA GONZÁLEZ-PINTO. BILBAO
Sábado, 24 de julio 2010, 04:29
¿Qué turista al pisar por primera vez suelo bilbaíno no ha sido cautivado por sus características baldosas? Dudo mucho que quien acostumbra a pisarlas cada día no las recuerde. Ha pasado a ser un clásico que los turistas acudan a tiendas de 'souvernirs' para adquirir una pequeña baldosa de Bilbao para decorar su nevera. Suele decirse que no somos conscientes de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Yo, como bilbaína, me siento decepcionada por la medida de levantar las calles de Bilbao, tomada como consecuencia del Plan E.
Estoy totalmente a favor de que se mejoren las calles y paseos de la capital, de hecho lo considero una urgente necesidad. Pero, ¿es realmente necesario eliminar de las arterias principales de Bilbao una baldosa que ha adornado y caracterizado nuestra ciudad durante casi un siglo? A mi juicio, está muy bien que las calles se arreglen pero no es justo que desaparezcan nuestras baldosas.
El hecho de que el diseño de las baldosas no sea liso hace que el agua de la lluvia no las cubra totalmente y resulten más cómodas y seguras. En una ciudad como la nuestra, en la que la lluvia es protagonista y compañera a lo largo del año, esa cualidad es de gran utilidad. Por eso, a mí me gustaría pedir que ese elemento tan propio de los bilbaínos y bilbaínas no fuera desapareciendo, ya que las ciudades no pueden perder su identidad y deben preservar estos pequeños detalles con encanto, como son nuestras peculiares baldosas. Creo que deben perdurar, no sólo en calles poco transitadas sino también por calles principales como es la Gran Vía.