Las más de 600 losetas rotas en el puente de Calatrava han costado 370.000 euros
El gasto para las arcas públicas, de 560 euros por pieza, supera ya el 10% del presupuesto de construcción de la pasarela
TERESA ABAJO
Viernes, 13 de marzo 2009, 08:47
Mientras continúa la batalla judicial en torno al puente de Calatrava, que llegará al Tribunal Supremo, sigue sin resolverse el problema del suelo resbaladizo que pone trampas a los peatones los días de lluvia. Las arcas municipales también se han tropezado con las losetas de cristal, que salen realmente caras. En los once años que lleva en servicio el enlace peatonal ha habido que sustituir 662 piezas, lo que ha supuesto un coste de 370.000 euros; un presupuesto que supera ya la décima parte de lo que costó su construcción. El Ayuntamiento ha ensayado varios tratamientos, aunque el litigio sobre la propiedad intelectual de la obra frena una intervención en profundidad.
Cualquier revestimiento que alterara de forma sustancial la estética de la pasarela podría abrir un nuevo frente en el conflicto, ya de por sí bastante resbaladizo. Hasta ahora se esperaba que la sentencia de la Audiencia de Vizcaya marcara un punto de inflexión al confirmar que el interés público de una infraestructura está por encima de los derechos que contempla la Ley de Propiedad Intelectual. Pero ha ocurrido justo lo contrario. La sala ha dado la razón al arquitecto al establecer que la protección que merece el puente como «obra de arte» no queda «anulada, solapada o excluida» por su funcionalidad.
Aunque impone un castigo simbólico -30.000 euros de indemnización-, el fallo judicial es contundente en sus argumentos. La obra de Calatrava ha quedado «irremisiblemente afectada» por el enlace diseñado por otra firma de prestigio, Arata Isozaki, para facilitar el paso desde el Campo Volantín hasta Mazarredo. El Ayuntamiento ya ha anunciado que presentará un recurso ante el Supremo, lo que demorará varios años la resolución final.
El caso, que carece de precedentes, sentará jurisprudencia porque es la primera vez que se otorga a una infraestructura la misma protección legal que a otras manifestaciones artísticas. En otro plano, a a nivel de calle, son muchos los que cruzan el puente sin dejar de mirar el suelo. «Se siguen rompiendo baldosas», afirma el concejal de Obras y Servicios, José Luis Sabas. En lo que va de año ya ha habido que sustituir catorce.
Las estadísticas que maneja su departamento dibujan con precisión el perfil de las baldosas de cristal. Cada una de ellas es única -por el trazado del puente no existen dos iguales- y su sustitución, incluyendo las tareas de montaje y el IVA, supone un desembolso de 560 euros. El puente, inaugurado en mayo de 1997, pronto se convirtió en una de las postales más bellas de la ciudad, pero las losetas tampoco tardaron en mostrar síntomas de fragilidad. Apenas medio año después de su puesta en servicio, hubo que cerrarlo durante una semana por resbalones en los accesos de mecanotubo, además de algunas fisuras en los estribos y en la plataforma.
Soluciones «cada semana»
Durante el primer año sólo hubo que sustituir cinco losetas, pero al siguiente fueron 49. Es el principio de un listado en el que no hay un casillero vacío, y que alcanzó su punto culminante en 2003, con 148 piezas rotas. 2005 fue el segundo ejercicio con más reparaciones, un centenar, y el balance de 2008 se cerró con 41. En total se han cambiado 662, cuando la pasarela está formada por 560 piezas. Más que si hubieran renovado todo el pavimento.
No es que no se haya intentado ponerle remedio. El Ayuntamiento ha probado distintos barnices y tratamientos antideslizantes, de mayor o menor rugosidad, para reducir el riesgo de patinazos. «Cada semana viene un fabricante diciendo que tiene la solución», comentan los responsables del área. Se han traído piezas de diferentes países y se ha investigado con materiales, pero de momento son las cintas de corindón que se pegan al suelo las que se consideran más efectivas.
Aunque en algunos casos se han atribuido a actos vandálicos, los técnicos creen que las roturas obedecen más a la dilatación de las baldosas y la tensión de la propia estructura. Las sustituciones se agrupan para perturbar lo menos posible el tránsito peatonal. El Ayuntamiento ha pensado en alguna solución más drástica, aunque cualquier cambio que afecte a la estética de la obra queda, al menos por ahora, congelado. t.abajo@diario-elcorreo.com