El Día Sin Coche contribuye a pacificar parcialmente el tráfico de la ciudad
Las empresas de reparto constatan una menor circulación en el casco urbano, aunque la peatonalización de calles tuvo un éxito dispar
c. ortiz
Miércoles, 23 de septiembre 2015, 00:18
Miranda se sumó ayer, al menos en parte, a la celebración del Día Sin Coche y lo hizo proponiendo los 30 kilómetros a la hora como velocidad máxima para circular y cerrando al tráfico varios tramos de calles. Aunque las vallas que delimitaban las zonas peatonalizadas durante unas horas no fueron suficiente para evitar el paso de vehículos, los repartidores sí que notaron los efectos de la pacificación del tráfico.
«Ha habido menos circulación y menos coches a lo largo de toda la mañana. Se anda mejor», reconoció una mensajera acostumbrada a recorrer el entramado urbano. «Ramón y Cajal estaba bastante cargada de vehículos, pero las demás estaban muy despejadas». Eso sí, reconocía que los cortes de vías les habían complicado un poco la jornada. Sobre todo el de Juan Ramón Jiménez, que «es la que más andamos».
Positiva consideró al mismo tiempo la limitación de velocidad a 30. Si hay una zona en la que cree que se debe reducir es en Ronda del Ferrocarril. Al menos desde su arranque en la carretera de Logroño hasta el Antonio Machado. «Se corre mucho y resulta peligrosa hasta para nosotros».
También observó una menor presencia de tráfico el responsable del Estanco Nº 9, situado en Juan Ramón Jiménez. Una zona con pocos coches estacionados cuando lo habitual, según apuntaron, es que esté llena. De hecho, el titular del establecimiento reconoció haber notado una menor presencia de clientes, ya que muchos aprovechan que pasan con su vehículo para hacer una parada y entrar a comprar. «A otros les habrá venido mejor. Pero tampoco pasa nada, es un día puntual. Todo sea por el bien de la ciudad», apuntó.
Bastante menos notaron los efectos del Día Sin Coche en Comuneros de Castilla. Quizá porque el tránsito de vehículos, aunque inferior al de otras jornadas, no era raro. Algunos conductores no dudaban en traspasar las vallas que acotaban el tramo peatonalizado. Además, el hecho de que en un local de la zona se estén realizando obras también influyó en que no se notara una menor contaminación acústica. En cuatro de los establecimientos ubicados entre La Estación y Ramón y Cajal ni siquiera se habían percatado que la calle estuviera cortada y no percibieron cambio alguno en la zona respecto a otro martes cualquiera. Eso sí, en la tienda de móviles si consideraron que la actividad había sido menor.