De Europa y de España
El jueves vimos a dos grupos vascos: a Travellin’ Brothers, de Leioa, la mejor banda de blues de Europa en 2015, y a Havoc, de San Sebastián, el mejor combo de indie-rock del momento en España
Óscar Cubillo
Viernes, 16 de junio 2017, 14:46
Tres propuestas muy interesantes de grupos vascos con entrada libre hubo la tarde del jueves en Bilbao. Lástima que por coincidir en la hora no se pudiera compatibilizar la de los dos combos indies: Havoc en el Antxiki y Franco en el Shake, lo cual restó público a ambos bolos. El caso es que empezamos la tarde en el FNAC a las 7, donde los Travellin Brothers de Leioa, el grupo vasco más internacional del momento: andan de festivales y giras europeas cada dos por tres, y para certificarlo el guitarrista Aitor Cañibano, el jefe en la sombra del sexteto vizcaíno, recordó que en 2015 fueron elegidos mejor banda de blues de Europa en 2015 (en el European Blues Challenge de Bruselas, un tinglado organizado por la European Blues Union, el máximo organismo del blues en Europa).
Paradójicamente, entre los 9 temas que interpretaron los Travellin en 56 minutos en el FNAC lleno y familiar (muchos niños dando saltos, muchos adultos dando palmas espontáneamente en los momentos precisos) solo cupo un blues, como quien dice: el Thunderstorm Blues, un lento bien traído con la melódica sonando como una armónica (a falta de piano, la sopló el sustituto de su teclista oficial: Israel, de los getxotarras Still River) y con el vocalista Jon, el entretenedor, charlatán y maestro de ceremonias de los Travellin, el jefe de cara a la galería, cantando sin micro en lo que fue el mejor momento de su show desenchufado.
Los Travellin Brothers abrieron camperos, sureños y comunitarios con el tradicional Make Me Down, se tornaron alegremente ritmanbluseros entre Louis Jordan y The Might Flyers en Magnolia Route (con el saxo de Alain muy protagonista), se adaptaron al neowsing oscuro en Creole Queen (con el afrancesado Careaga cantando un cacho como Satchmo), amalgamaron country-gospel en Always There (con palmas del público, coros del combo y solo de melódica con graciosas interjecciones de Jon), se lucieron en el mentado y cenital Thunderstorm Blues, se destensaron un tanto en el funk de Nueva Orleans de la escuela The Meters Frenchmen Street, acariciaron el góspel a lo Holmes Brothers en The Best Is Yet To Come (con el respetable coreando oh, yeah; este es el clip oficial
), y los seis Travellin tocaron entre el público que les disparaba fotos desde todos los ángulos (y Jon Careaga estrechaba las manos a todo quisqui como un predicador) en el epílogo festivo trufado con dos standard góspel: Down By The Riverside y When The Saints Go Marchin In, ambos populares gracias a Louis Satchmo Armstrong.
A las 8.15, también con puertas abiertas, estaban anunciados en la sala de arriba del Kafe Antzokia los donostiarras Havoc, que salieron a las 8.36 y vinieron a divulgar su segundo álbum oficial, Amado líder (Subterfuge). El Antxiki se veía holgado, mixto y medio lleno (la otra mitad estaría viendo a Franco en el no lejano Shake), y los espectadores tuvieron (tuvimos) la fortuna de presenciar uno de los mejores conciertos del año, un repertorio eléctrico y melódico soportado sobre la batería roquera a veces en plan los Who de Andoni Señor No, propulsado por dos guitarras de proyección planetaria en manos del líder Pedro y el productor Yon Vidaur, y realzado por una lírica en castellano madura, sugerente y a veces cínica.
Fue un bolazo de 14 piezas en 56 minutos. El amado líder, Pedro Gracia Pérez de Viñaspre, nos llamó público maravilloso (y aclaró que esta vez lo decía de verdad, que se lo creía hasta él), pidió un abucheo para su manager que se había olvidado traer el disco nuevo para venderlo en el merchandising (buuu, aullaron algunos), y llegó a afirmar que había sido «un día de líos pero ha merecido la pena».
Por nuestra parte, sí que mereció la pena, pues nos dejamos arrastrar, abducir por un cancionero que supera y multiplica en pegada a lo que se oye en el disco Amado líder. Havoc abrieron fuego mostrando sus cartas entre Supersubmarina y Love Of Lesbian (Cometas), se postularon para participar en festivales estivales como si fueran los apadrinados Supertennis (Frenesí), facturaron pop contento entre La Habitación Roja y The Smiths (Un día, una meta-composición si uno atiende a la letra), blindaron a Vetusta Morla (Cosas, la que abre el disco nuevo, que en vivo cobra una nueva vida), resonaron a Los Reservas aspirados y a Neil Young punteado (Explicarnos), mejoraron a Izal y a León Benavente en una misma pieza (la séptima, Sabotaje, cuando pensamos que Havoc son el mejor grupo indie español en vivo del momento), volvieron a aparear a The Smiths, ora con El Capitán Elefante (Fluor) ora de nuevo con La Habitación Roja (La chica del tiempo; este es el clip oficial
), endurecieron a sus paisanos reptantes de La Dama Se Esconde (Hélices), compitieron con Vetusta Morla una vez más (Será, cuando tuvieron un momento ruidista y circular a lo Sonic Youth) y acabaron con rollo Triángulo De Amor Bizarro sincopados (Lo nuestro), tema previo a las palabras de despedida del flaco, bigotudo y flequilludo Pedro, que parece un poco Shuarma de Elefantes, y que dijo: «Hasta la próxima. Os queremos. Somos Havoc. Ha sido un puto placer». Y tanto. Uno de los mejores conciertos del año. Es que en cualquier momento salta la liebre.