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High On Fire .

Mucho cuidado con estos tipos

La música de High On Fire puede provocar terremotos, demoler edificios e incluso enfadar a los extraterrestres que gobiernan nuestro planeta. El domingo están en Bilbao

Carlos Benito

Miércoles, 24 de junio 2015, 20:00

Matt Pike es algo así como un Obélix de los riffs de guitarra, que en algún momento debió de caerse en la marmita donde se cocinaban las estructuras más pesadas y rotundas del rock. Desde entonces, el hombre puede derrochar riffs demoledores sin dar en ningún momento muestras de agotamiento. Lo hizo primero en Sleep, una de las bandas más influyentes del metal contemporáneo: su álbum 'Dopesmoker' ha quedado para la posteridad como uno de los discos perdidos (y después, por fortuna, recuperados) más radicales e influyentes, con esa estructura en forma de canción de una hora que espantó a su sello. Sleep venían a ser la apoteosis de la lentitud y de la obcecación cannábica, un monstruo letárgico pero tozudo que llevaba hacia su conclusión los hallazgos de Black Sabbath.

Los reunidos Sleep siguen girando por ahí, y las cábalas sobre un nuevo disco se han convertido ya en un debate clásico de la escena, pero entretanto el bueno de Matt Pike supo dar forma a otro vehículo para su creatividad aniquiladora: High On Fire, con una formación que completan el batería Des Kensel y el bajista Jeff Matz, tal vez resulten menos exigentes para el oyente que Sleep, pero se muestran igualmente capaces de provocar terremotos con sus bases rítmicas, casi sísmicas, y su energía arrolladora. El trío de Oakland (Estados Unidos) lleva ya diecisiete años explorando los terrenos humeantes de eso que llaman 'stoner rock', que en su caso suele sonar como si Motörhead hubiesen cambiado repentinamente su régimen de drogas: la similitud vocal de Matt Pike con Lemmy es insoslayable, y él mismo se ha declarado alguna vez "condenado" a recordar a la bestia parda inglesa.

El loto negro

La receta de High On Fire se completa con solos de guitarra que se retuercen como serpientes y con unas letras centradas en las singulares obsesiones del 'frontman', un conspiranoico que se dice convencido de que los extraterrestres gobiernan secretamente nuestra sociedad desde tiempos de los sumerios. Su lírica alcanzó un nivel máximo de empacho visionario en De vermis mysteriis, su álbum de 2012, con un argumento conceptual acerca de un gemelo de Jesucristo que viajaba en el tiempo. "Vive su vida yendo solo hacia adelante hasta que encuentra un rollo de un antiguo alquimista chino que extrajo un suero del loto negro", detalló en su momento Pike, aunque este delirio no mermaba en absoluto el impacto de un disco que algún crítico describió como "un baño de sangre".

High On Fire llegan a Bilbao con su séptimo álbum de estudio recién estrenado, 'Luminiferous', y parece que esta vez no hay hilo conductor que guíe al oyente, o que lo extravíe definitivamente por vericuetos alucinatorios. El álbum (producido, como el anterior, por Kurt Ballou, de Converge) es un nuevo alarde de riffs aplastantes y solos poderosos que se apoyan en el juego intrincado del bajo y la batería, brutales y sofisticados a la vez. Eso sí, contiene un inesperado desvío del estilo habitual del trío: 'The Cave', con sus guitarras acústicas, es el primer tema de amor que ha escrito Matt Pike, dedicado a su ex. "Somos muy buenos en el material agresivo, de metal poderoso, pero al final los tres somos seres con un montón de sentimientos y emociones. Ser capaz de trasladar eso a algún tipo de arte o creación es lo más importante", ha explicado a la 'Rolling Stone' este Obélix sentimental.

High on Fire "The Black Plot"

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