El hombre que compone diamantes
Jackson Browne, mito de la California de los 70, visita Bilbao para presentar su comprometido último álbum y repasar su leyenda
Carlos Benito
Jueves, 28 de mayo 2015, 20:03
Jackson Browne va por el mundo arrastrando el peso de su leyenda. Por un lado, es uno de esos artistas cruciales en el nacimiento de un género y de una forma de hacer música: allí estaba Jackson, en el 'big bang' californiano donde nació el country rock y donde se afianzó la figura del cantautor, regalando a su vecino Glenn Frey aquel 'Take It Easy' que tenía casi terminado y que habría de convertirse en el primer sencillo de los Eagles. Por otro lado, su obra tiene una fortísima carga sentimental para toda una generación, y para constatar eso no hace falta viajar a orillas del Pacífico, sino que basta con quedarse aquí, a orillas del Cantábrico, donde su versión del 'Stay' de los Zodiacs era un clásico de las discotecas vascas de finales de los 70 y principios de los 80. A cualquiera que haya vivido aquella época, no le extrañará en absoluto que las entradas para verle en la Sala BBK hayan sido recibidas como un preciado maná de otro tiempo, capaz de activar en un momento los resortes del recuerdo.
Browne tiene 66 años y lleva 49 de recorrido profesional, sin necesidad de contar sus primeras actuaciones adolescentes. Es curioso que alguien tan vinculado estética y conceptualmente a California iniciase su carrera en Nueva York, y también tiene su guasa que, para algunos, aquella prehistoria en la Gran Manzana contenga el fruto más admirado de su producción. Él mismo contaba recientemente en una entrevista con 'The Nation' cómo, en ciertos círculos, le recuerdan sobre todo como el tipo que acompañó a Nico en el disco Chelsea Girl y compuso aquella canción: "'These Days' es especialmente popular entre gente indie y así", resume el artista, que en aquella fase neoyorquina de la segunda mitad de los sesenta también formó parte de la Nitty Gritty Dirt Band y respaldó a Tim Buckley, además de hacerse amigo de tipos como Lou Reed o Leonard Cohen. Él no grabaría su propia versión de 'These Days' hasta años después, y todavía la mantiene en su repertorio: es, al fin y al cabo, una canción crepuscular que se adapta particularmente bien a la edad madura.
Pero sería después, tras ese breve periodo neoyorquino, cuando Jackson Browne, ya reputado como compositor, eclosionó como intérprete y se convirtió en el arquetipo del cantautor californiano -quizá, podría decirse, del cantautor en general-, introspectivo, sensible y elegante, maestro de la melodía, el arreglo sutil y la selección de músicos, provisto de una sinceridad de fondo que impregna todo su material. Salpicó la década de los 70 de grandes canciones y éxitos comerciales como su álbum 'Running On Empty', un disco que partía de un planteamiento inusual: lo grabó en plena gira, combinando registros de conciertos con otros realizados en plena itinerancia, sumido en la provisionalidad de las habitaciones de hotel y los autocares. En esos años, también fue decantándose por un activismo cada vez más visible, sobre todo en el campo de las movilizaciones antinucleares, que en los 80 se acentuaría y marcaría todavía más sus composiciones: Browne es un militante en defensa del medio ambiente, pero también una figura muy crítica con la política internacional de su país y, en particular, con las injerencias estadounidenses en Centroamérica.
De Haití al 'fracking'
"Solo puede haber libertad cuando nadie la posee, pero nosotros actuamos como si fuese nuestra. Actuamos como si repartiésemos nuestra libertad, como si fuese un producto que nosotros fabricamos y ponemos a disposición de la gente", ha comentado recientemente en una entrevista con 'Rock Cellar'. Su último álbum, 'Standing In The Breach', deja claro que esas inquietudes no se han difuminado con el paso de las décadas: sus letras tocan asuntos como la desigualdad social, el terremoto de Haití, la influencia de las grandes corporaciones, el 'fracking' o los movimientos indignados. Incluso ha aprovechado para completar un tema que Woody Guthrie había dejado inconcluso.
"Jackson escribe grandes canciones con un tono emocional puro. Es, simplemente, uno de los mejores compositores de canciones. Cada una es como un diamante", resumió su amigo Bruce Springsteen, que se encargó del discurso cuando incluyeron a Browne en el Rock And Roll Hall Of Fame. En aquella presentación, por cierto, el Boss no se ciñó solo a la música: también se refirió a su colega como "una genuina estrella sexual del rock and roll", al recordar cómo "atraía a una cantidad asombrosa de mujeres guapas", mientras su E Street Band tenía que conformarse con "habitaciones llenas de hombres".
Vídeo: Jackson Browne - Something Fine