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El álbum de debut de Iron Maiden.

¡Que viene Eddie!

La mascota de Iron Maiden nació como zombi punk y ha hecho mil diabluras a lo largo de los años. En vísperas de la visita a Bilbao de la banda británica, cedemos el protagonismo a su amado monstruo

Carlos Benito

Lunes, 26 de mayo 2014, 17:52

Iron Maiden triunfaron gracias a su música, unas canciones que invadieron el mundo al galope e instauraron una nueva forma de entender el heavy. Pero también es verdad que, en su campaña hacia la dominación universal, la banda británica contó con el apoyo nunca despreciable de Eddie, el monstruo que adorna sus portadas, interviene en sus conciertos y protagoniza su copioso merchandising, esa inconfundible mascota que supo hacerse un hueco (¡a ver quién es el guapo que se lo niega!) en el corazón de los aficionados. En los 80, cuando el grupo se aupó al estrellato internacional, el careto de Eddie se volvió omnipresente: los posters con su efigie se multiplicaban en las habitaciones adolescentes, para espanto de los desconcertados padres; las camisetas en las que aparecía eran posesiones muy preciadas que se seguían usando hasta que se caían a pedazos, y en colegios e institutos se admiraba enormemente la habilidad que demostraban algunos a la hora de dibujar sus rasgos. La música era impactante, adictiva, pero Eddie aportaba a los Maiden un plus que los distinguía definitivamente de sus contemporáneos: producía esa fascinación estética que, experimentada a la edad oportuna, hacía desarrollar un fuerte sentido de pertenencia a una comunidad.

Estos días previos a la visita de la banda al BEC, dentro de la nueva edición de su gira histórica 'Maiden England', parecen un buen momento para repasar la historia de su mascota, tan importante en aquella era dorada que revisitan en sus conciertos. Eddie -al que se suele identificar como un zombi, pero que en realidad es un ser de condición imprecisa, cambiante como buena criatura de pesadilla- nació en realidad con el nombre de Matthew: era un dibujo que tenía almacenado el artista británico Derek Riggs como idea para una portada punk. El mánager de Iron Maiden, Rod Smallwood, andaba buscando por aquella época una figura que sirviese como símbolo para sus representados y, al repasar el 'portfolio' de Riggs, se quedó prendado de aquel prometedor monstruo. Eso sí, pidió al dibujante que le añadiese pelo extra, en una rápida mudanza de género musical. Además, 'Matthew el Eléctrico' fue rebautizado como 'Eddie la Cabeza', un nombre heredado de la máscara que los Maiden utilizaban como fondo para sus conciertos, un rostro amenazador que, en sus distintas versiones, soltaba sangre o humo por la boca.

Eddie la Cabeza

Eddie aparecía ya en el primer sencillo del grupo, 'Running Free', aunque en aquel dibujo no se le llegaba a ver la cara. La idea era no mostrarlo en todo su esplendor hasta el álbum de debut de los Maiden, donde Eddie asomaba con su habitual rostro desmejorado pero en actitud relativamente formal. Empezó ahí una cadena de portadas icónicas que llega hasta hoy, treinta y cuatro años después, y en la que el amado monstruo se ha convertido en esfinge egipcia, ha viajado a ambientes polares, ha incorporado a su cuerpo tecnología de cyborg y, sobre todo, ha protagonizado mil diabluras, porque Eddie no es un tipo al que le guste tumbarse a leer al sol. No han faltado los escándalos. En el sencillo 'Sanctuary', Eddie aparecía sobre el cadáver de Margaret Thatcher, entonces primera ministra del Reino Unido. La edición británica censuraba el rostro de la víctima con un rectángulo negro que algunos atribuyen a una prohibición oficial, pero que según Riggs fue una treta publicitaria del propio mánager. También levantó revuelo la portada de 'The Number Of The Beast', en la que Eddie maneja al demonio como si fuese una marioneta, en un juego que llevó a algunos moralistas estadounidenses a tachar al grupo de satánico y organizar quemas públicas de sus discos.

El creador

Derek Riggs, el creador de Eddie, se ocupó de las portadas, los posters y demás material relacionado con su personaje hasta 1992. Suyos son los grandes clásicos de los Maiden, esas estampas que se incorporaron a la memoria colectiva de la afición. Pero, aquel año, los caminos del artista y la banda se separaron, y posteriormente solo ha realizado ya algún trabajo esporádico para ellos. "Las portadas de los discos, mi trabajo, estaban recibiendo más atención que la música, y eso contrariaba su ego", ha resumido Riggs en una entrevista con el 'Auburn Reporter'. El artista -que también ha firmado ilustraciones para Stratovarius o Gamma Ray- ha recopilado su obra en un libro ('Run For Cover') y sigue produciendo láminas de Eddie y vendiéndolas a través de su web. "Soy el dueño del personaje, eso nunca se mencionó en ningún contrato, nunca lo vendí y nunca lo compraron, nunca hubo dinero que cambiase de manos por ese asunto. Lo único mencionado en los contratos eran los derechos de las pinturas que hice para los Maiden. Nunca he acudido a los tribunales porque, en realidad, no quiero pintar más a Eddie", aclaraba en esa entrevista.

Y es que, desde luego, Eddie no ha abandonado las portadas y los carteles del grupo. Se han encargado de dibujarlo, con resultados dispares, artistas como Melvyn Grant (suyos son 'Fear Of The Dark' o 'From Fear To Eternity'), Mark Wilkinso, Tom Adams, Hugh Syme (responsable del primer Eddie digital, en 'The X Factor'), David Patchett o Tim Bradstreet. Algunos de sus diseños han dejado más que insatisfechos a los seguidores de Iron Maiden, que en general suelen añorar la etapa clásica: fue particularmente discutida la portada de 'Dance Of Death', el disco de 2003, que según el propio ilustrador era en realidad una pieza inacabada que la banda decidió utilizar. También ha suscitado cierta polémica el Eddie de 'The Final Frontier', ya que, en fin, si nos ponemos rigurosos, ese extraterrestre dentudo y verdoso no es Eddie. Lo admitió el propio autor, Melvyn Grant, en una entrevista con el 'Examiner': "Intenté cambiarlo un poco, de una manera que fuese con mi estilo y me dejase más satisfecho con el resultado. La versión final no es Eddie, como tal. Pero el viejo Eddie todavía puede reaparecer". Faltaría más: no se acaba con él así como así.

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