La ABAO empieza con bronca
Giancarlo del Monaco aprovechó la presentación de la ópera de Verdi que abre la temporada para quejarse por la falta de tiempo para «pulir el montaje» El director escénico de 'Don Carlo' acusa a los gestores del Euskalduna de entorpecer sus ensayos
NIEVES FONTOVA nfontova@elcorreo.com
Jueves, 16 de septiembre 2010, 09:44
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«Hemos montado este 'Don Carlo' en una situación dramática», confesaba a este periódico Giancarlo del Monaco, el director de escena de la ópera que inaugura este sábado la temporada de la ABAO. Su enfado por la situación que ha rodeado el montaje de este título lo trasladaba ayer a la opinión pública durante la presentación en rueda de prensa de la obra de Verdi, donde arremetió contra los responsables políticos y del Palacio Euskalduna por «no permitir» el número necesario de ensayos al tener la sala comprometida con otros espectáculos. (En concreto coincidió con los recitales de Isabel Pantoja). «Están matando lentamente la ópera», se dolió Del Monaco.
«Los responsables del Euskalduna no han tenido el menor interés en que pudiéramos ensayar decentemente una ópera tan difícil como esta; incluso hemos tenido que hacerlo en otro sitio. Esto es un escándalo», proclamó el torrencial director italiano en una entrevista a EL CORREO. A pesar de todo, garantizaba la «calidad» del montaje. «Solo porque conozco muy bien la obra saldrá bien, pero el coste personal de todo el equipo ha sido importante». Del Monaco justificó que el motivo de su enfado era «provocar a la conciencia artística de los políticos» para que las cosas cambien, al entender que «está amenazada la calidad futura de la ópera» en la temporada bilbaína.
Desde el Palacio Euskalduna, por su parte, precisaron a este periódico que se han cumplido «estrictamente las condiciones contractuales» que mantienen con la ABAO.
Drama español
El 'Don Carlo' es una de las grandes obras de Verdi, muy compleja, y el montaje que se estrena en Bilbao es una superproducción en la que han participado varios teatros para poder afrontar su coste. Del Monaco ha ideado para este drama «una gran caja que representa el imperio español durante el Siglo de Oro, cuando la Inquisición tenía un gran peso» y en la que da protagonismo a la leyenda negra que atribuye a Felipe II el asesinato de su hijo, «un hombre enfermo». Por motivos económicos se ha optado por la versión italiana, más corta y escenificada en cuatro actos. Pero la 'novedad' de esta producción es, para Del Monaco, haber logrado poner de acuerdo «a seis teatros de lugares tan diferentes como Bilbao y Palermo para hacer posible el proyecto». No ha sido fácil, precisa, en un mundo donde los egos se alimentan casi a diario.
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Este drama verdiano gira en torno a la figura de Don Carlos después de que su padre, Felipe II, se case con su prometida Isabel de Valois como parte del tratado que pone fin a la guerra entre España y Francia. El montaje que llega a Bilbao está principalmente en manos de artistas italianos. Los tres protagonistas con el tenor Roberto Aronica, la soprano Annalisa Raspagliosi y el bajo Roberto Scandiuzzi. La dirección musical correponde a Riccardo Frizza, al frente de Sinfónica de Bilbao.
«Ópera de guapos»
Pero la apasionada conversación con Giancarlo del Monaco deriva hacia la actual situación del mundo lírico, donde se muestra tajante. «Hoy no hay grandes cantantes como los que hubo entre la II Guerra Mundial y los años ochenta. Tenemos buenos cantantes y guapos profesionales, pero el fundamento de la ópera está en la vocalidad. No existe un Del Monaco, un Kraus, o una Caballé. Ya no hay cantantes dramáticos». En su opinión, los Tres Tenores son «la cola de un cometa. Los últimos. Además, ¿dónde dice que Cavaradossi tiene que pesar 60 kilos? Hemos construido un monstruo de estética en torno a la ópera que hace que los cantantes parezcan modelos de Armani o de Gucci y la publicidad y los medios hacen que parezca que es lo mejor que ha pasado en la historia». Por esta razón, precisa, se está abandonando el repertorio romántico. «Hoy se mira más que se escucha», sentencia.
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Del Monaco es un testigo privilegiado de la historia de la lírica de los últimos 60 años. Ha vivido con pasión la música y el teatro. «Hablo cinco idiomas y con este patrimonio conozco más de un centenar de obras a la perfección, a veces mejor que los directores de orquesta. Hace treinta años que no abro una partitura». Y afirma a renglón seguido que cuando era niño su hobby ya era aprender óperas, «a los quince años era una biblioteca de ópera ambulante».
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