¿Cuánto tiempo has perdido hoy en aparcar?
¿Es mejor seguir buscando o esperar a que salga alguien? Algunas ciudades, como Santander o Valladolid, buscan alternativas a la desesperación de los conductores con apps para móviles
SERGIO EGUÍA
Jueves, 27 de febrero 2014, 06:41
Hay preguntas para las que no esperamos respuesta, las preguntas retóricas, y otras de las que ya conocemos el resultado y que no deberíamos ni plantear. ¿Qué tal se aparca en tu barrio? Pues mal. Como en todas partes, salvo que uno viva, por decir, en Seseña o alguna macrourbanización ahora desierta desde el estallido de la burbuja inmobiliaria. En una época en la que los 30 alumnos por clase es inaceptable, aceptamos como normal -y como positivo- tener dos, cuando no tres, automóviles por familia. Y con semejante saturación de vehículos y en unas calles que no crecen, sino todo lo contrario, aparcar se vuelve en una de las tareas las lastimeras de la jornada. Que arranque primero el que esté libre de sufrirlo. ¿O acaso no has pasado, en más de una ocasión, más tiempo buscando donde dejar el coche que el que empleas para completar el camino desde casa al trabajo? No sufras. Hay informes de varias universidades que avalan que esto no solo te pasa a tí. Claro que mal de muchos...
Publicidad
El parque móvil no deja de crecer y los ayuntamientos más bien reducen las plazas de estacionamiento disponibles por la exitosa moda de peatonalizar calles. Ante esta perspectiva, ¿Qué hacer? Sencillo. Deja el coche en casa. Fin del artículo.
Ah, que esto en el mundo real no es posible. Aunque se olvide, son muchos los automovilistas que conducen por compromiso, porque no tienen otro medio de transporte hasta sus puestos de trabajo o porque la alternativa pública y colectiva no resulta interesante ni en tiempo, ni en dinero. Que también ocurre. Así que poco a poco van surgiendo los más variados trucos y sistemas para intentar que encontrar una plaza de aparcamiento no le resulte más fatigoso que a Indiana Jones dar con el arca perdida.
En Sevilla, de toda la vida, han contado con una avanzada tecnología de asistencia al estacionamiento. El gorrilla ha sido durante décadas la alternativa más cañí a la falta de aparcamiento. Era, es, un sistema basado en la buena voluntad, la del ayudante y la que el conductor obsequia al chico del chándal. Sin embargo, con el aluvión de coches que saturan hoy las carreteras se ha demostrado la necesidad de enfoques más tecnológicos.
Sin ironías y en una valiente apuesta por solucionar el problema, Santander y Valladolid, por ejemplo, han puesto en marcha experiencias piloto muy interesantes. Costosa y decidida es la instalación de más de mil sensores en la calles de la capital cántabra que reflejan sobre un mapa y en tiempo real la distribución de los sitios libres. El mapa se consulta por dispositivo móvil y nos da una idea de cuántas opciones tenemos en una zona y en que vía se encuentran. Lo malo es que dos automovilistas vean la misma solución y compitan por ella en una absurda carrera. Algo que ya sucede ahora, por otra parte. No sería la primera pelea de la historia. Eh, que esa plaza la he visto yo primero en mi iPhone.
Publicidad
El funcionamiento es muy parecido al que ya conocemos de los parkings subterráneos de Bilbao o Vitoria, en los que cada plaza cuenta, normalmente en el techo, con un sensor de movimiento que controla una luz (verde si está libre; rojo, ocupado; azul, reservado) y que a su vez indica en una pantalla junto a la rampa de acceso a la planta en cuestión del número de espacios disponibles en el nivel.
Actualización manual
En el caso de Valladolid, el invento es más sofisticado y obliga a que los conductores colaboren en su actualización. No necesita ningún sensor, lo que lo abarata, y se alimenta de los mensajes que los usuarios envían a través de una aplicación que se instala en el móvil. Al aparcar, presionas un botón del teléfono y la plaza queda ocupada en el mapa común que consulta el resto de interesados. Al abandonarla se presiona otro botón para que vuelva a verse como libre. Ingenioso, pero demasiado expuesto a los olvidos de los vecinos al reemprender la marcha o al ocupar la plaza.
Publicidad
A un nivel más humilde, lo que propugnan todos los gurús de la movilidad sostenible es que los precios de los aparcamientos subterráneos sean más baratos que el estacionamiento regulado en superficie (la OTA) para que no se den vueltas buscando plaza y los automóviles se dirijan directamente a los garajes al llegar a la ciudades. Además, estos expertos recomiendan que los ingresos logrados por cualquiera que sea el modo disuasorio al tráfico en las urbes se reinvierta en transporte público. Más allá del fastidio que supone perder el tiempo buscando aparcamiento, este es un problema de primer orden tanto económico como medioambiental.
¿Es mejor seguir dando vueltas o quedarse esperando?
Finalmente, hay una controvertida teoría que viene a demostrar con base científica que lo mejor es quedarse en doble fila y esperar a que alguien se marche. Más viejo que los gorrillas, esta alternativa a la que todos hemos recurrido en alguna ocasión tiene según el profesor Joe Pagano una explicación matemática. El teórico argumenta que si nos detenemos en un punto desde el que podamos controlar un par de docenas de coches en menos de 10 minutos habremos aparcado. Suena a que ahora las ciencias exactas son una cuestión de fe. Y es que el fundamento del cálculo está en suposiciones razonables, que tampoco tienen por que cumplirse siempre.
Publicidad
La primera es que en una zona comercial, la visita nunca dura más de tres horas. En consecuencia, dividiendo esos 180 minutos entre el número de vehículos que vigilamos.... Si le funciona, seguramente sea por suerte, pero comenzar a dar vueltas le condena igualmente a la buena fortuna y parado, al menos, no gastará gasolina.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión