¿Y tú sabes cuántos tatuajes tiene Rihanna?

Rihanna tiene muchas virtudes, pero entre ellas no se cuenta la puntualidad. Ha dado muestras de ello en múltiples ocasiones, pero a principios de este mes batió su propio récord: salió al escenario del TD Garden de Boston con tres horas de retraso, tres, y ni siquiera se molestó en dar explicaciones ante el lógico abucheo. Así que, por si acaso en su cita baracaldesa también se demora, vamos a repasar algunas curiosidades de la cantante de Barbados que sirven como tema de conversación para entretener la espera. No hay más que girarse hacia el vecino de pista y decirle, por ejemplo: "¿Y tú ya sabes cuántos hermanos tiene Rihanna?"

La familia. Robyn Rihanna Fenty, de 25 años, puede presumir de unos lazos familiares un poco peculiares, porque su padre, Ronald, fue durante mucho tiempo un hombre propenso a la vida animada y el amor inconstante. En su matrimonio con Monica tuvo tres hijos: la mayor es Rihanna, la que todos conocemos, y después vinieron dos varones llamados Rorrey, que ahora tiene 23 años, y Rajad, que debe de andar en torno a los 18 y es el ojito derecho de la cantante. Pero, antes de eso, el bueno de Ronald había tenido otros tres hijos con tres mujeres distintas. La mayor es Kandy, de cuya existencia el padre ni siquiera tuvo conocimiento hasta hace unos pocos años: un día la chica se presentó en su casa y le dijo "hola, me llamo Kandy y soy tu hija". Después nació Samantha, que trabaja como asesora para varios gobiernos regionales del Caribe, y el inmediatamente anterior a Rihanna es Jamie. Los padres de Rihanna, por cierto, se divorciaron cuando ella tenía 14 años, después de una convivencia tormentosa por la afición de él al alcohol y otras sustancias.

Los tatuajes. Es fácil perder la cuenta, porque su número sigue creciendo a buen ritmo. Los últimos cálculos hablan de dieciocho, todos ellos realizados con posterioridad a 2006. Los más visibles son la lluvia de estrellas que le cae por el cuello y la espalda; la diosa egipcia Isis a la altura del estómago, extendiendo las alas bajo los pechos; el halcón, también egipcio, del tobillo derecho, que cubre un pequeño diseño anterior de dos notas musicales; el busto de la reina Nefertiti en el costado izquierdo; el tribal maorí de la mano, igual que el que luce su controvertido exnovio Chris Brown; la calavera con lazo rosa del tobillo izquierdo, quizá el más atípico del lote, y su lema personal escrito bajo el hombro derecho con la caligrafía invertida, para poder leerlo en el espejo: "Nunca fracasos, siempre lecciones". Otros dos tatuajes están escondidos en los dedos de la mano: uno dice love y el otro, que se ve cuando levanta el dedo para pedir silencio, refuerza la orden con un Shhh.... Hay también una pistola bajo la axila derecha, un símbolo de Piscis tras la oreja, una estrella en el interior del pabellón auditivo, una cruz en la clavícula y diversas inscripciones: amante en tibetano, una oración en sánscrito (parece que incorrecto), la fecha de nacimiento de su mejor amiga en números romanos, rebelle fleur en el cuello y una frase en árabe. A ver cuántos se le ven durante el concierto.

El pelo. No hay muchas estrellas de las que se pueda hacer una lista de los 50 mejores peinados. O de los 50 peores peinados, que todo depende del extremo por donde empecemos a contar. Dicen por ahí que Rihanna ha lucido más de 60 estilos de pelo en los últimos siete años, que incluyen toda la gama de colores y cortes: el último, o quizá ya el penúltimo, es la melena con dos tonos que lució en el partido de los Brooklyn Nets. Su peluquero se llama Yusef Williams y, cómo no, la adora: «Es una oportunidad increíble trabajar con alguien creativo, abierto y amante de los riesgos. Nunca nos peleamos», dice.

Los caprichos. Tal como están las cosas, no se puede decir que Rihanna sea especialmente puntillosa con sus exigencias de camerino, al menos según los riders que han trascendido. Sí, alguna vez ha pedido un sofá blanco con cojines de animal print, concretamente manchas de guepardo o leopardo, pero lo que más llama la atención es el picoteo, un montón de tentaciones poco recomendables para una artista tan atlética: galletas Oreo, ositos de gominola, Ruffles de queso, Cheetos picantes, aceitunas rellenas, quesitos Minibabybel... Una redactora de Cosmopolitan se puso a sumar calorías y acabó sofocada.

El desastre. Si no entramos en cuestiones sentimentales, probablemente la decisión más catastrófica de Rihanna fue poner en marcha la gira 777, su enloquecida excursión del año pasado: metió a 150 periodistas y unos cuantos fans en un avión y se los llevó en un tour de siete conciertos en siete ciudades en siete días. Las ciudades en cuestión eran México D.F., Toronto, Estocolmo, París, Berlín, Londres y Nueva York, así que para la tercera jornada todo el mundo andaba exhausto, con los nervios de punta, dudando entre el asesinato o el suicidio. Los tuits de los periodistas, un motín virtual que reflejaba el creciente caos y la locura colectiva, son una lectura impagable que se puede complementar con las fotos de reporteros australianos desnudos a bordo del avión. Rihanna se mezcló con la plebe el primer día, cuando apareció toda animosa y se puso a servir champán, pero a partir de ahí ya no la vieron más que en los conciertos. El documental oficial editado este mismo mes ha logrado mostrar una imagen positiva de la minigira, una de las más demenciales de la historia.

La ropa. Rihanna debutó como diseñadora el mes pasado con una colección para la casa británica River Island. Y, por cierto, llegó con una hora de retraso a la presentación. Hubo críticas para todos los gustos. "Un ejercicio de márketing tedioso, decepcionante y poco inspirado", la demolió The Daily Beast. "Estamos totalmente a favor de sus cómodas prendas, femeninas pero a la vez grunges", saludó la MTV. Para Rihanna, la experiencia ha sido "un sueño" y ya ha anunciado que tendrá continuidad.

El amor. Parece que, ahora sí, Chris Brown ya es cosa del pasado. Él mismo lo anunció a principios de este mes, así que será verdad. Desde aquí lo celebramos.

Rihanna interpreta Diamonds en Saturday Night Live