El fotÓn

Ahí van unos paquetitos de libertad

Desertores norcoreanos lanzan junto a la frontera globos cargados con dólares, radios, CD y propaganda contra el régimen con la esperanza de que les lleguen a sus compatriotas

SOLANGE VÁZQUEZ

Jueves, 23 de enero 2014, 13:49

La libertad (qué concepto tan etéreo, trascendental y definible de mil maneras) tiene a veces una forma muy rara: la de un paquete de plástico relleno de billetitos de un dólar, radios, CD y otras fruslerías, además de panfletos políticos. Son una versión pequeñita y humilde de la verdadera libertad, la que se escribe con mayúsculas y aparece recogida en textos constitucionales, declaraciones de derechos y encendidos discursos políticos. Y parecen poca cosa, pero, para quien tiene la suerte de recibir uno de estos envíos, es mucho. En la imagen puede verse el 'lanzamiento' de esta especie de torpedos plastificados. Tiene lugar en Paju, en la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur. Allí, en ese limbo que separa el disparatado mundo del líder Kim Jong-un del resto de la humanidad, se ha reunido un grupo de desertores del Ejército norcoreano para lanzar estos globos al aire con la esperanza de que alguno llegue a sus compatriotas que siguen viviendo bajo el régimen. ¿Qué pretenden con ello? Hacerles ver que más allá de las herméticas fronteras norcoreanas existe otra vida, donde la gente tiene algo de dinero para gastar, puede informarse, oír música... e incluso pensar.

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Muchos de los soldados que ahora lanzan globos han aprovechado la temporada de invierno para huir de su patria cruzando las aguas congeladas de los ríos fronterizos para llegar a territorio chino -donde tampoco pueden estar, porque no se les presta asilo político- y alcanzar después Corea del Sur, vía Laos o Tailandia. Los desertores son ya decenas de miles.

Nosotros podemos ver en la foto a unos pocos en el momento justo en que esos paquetes salen hacia su destino: es un día de enero soleado, con el cielo despejado, y ellos los echan a volar con un alborozo casi infantil en la cara, como si hicieran una travesura. De lo que nadie en Occidente es testigo es del momento en que algún norcoreano ve cómo ese 'asteroide' flota por el cielo y se acerca a él, como venido de otra galaxia. ¿Se atreverá a abrirlo -y con ello a desafiar a las autoridades- y a desenvolver esa pequeña dosis de libertad voladora?

El Fotón

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