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CULTURA

Los Perugorría y los Amigo, de padres a hijos

PPLL

Lunes, 4 de enero 2010, 03:45

'Dragoi ehiztaria' ('El cazador de dragones') es, entre otras muchas cosas, un filme de padres e hijos. Hay 'Amigos' y 'Perugorrías' seniors y juniors. Por ejemplo, el propio vástago de Ángel Amigo, Pablo, hace de Aitor -el hijo del protagonista Gorka, el que le formula la pregunta clave de la película («aita, ¿qué hacías cuando eras joven?»).

Si Pablo es un niño, Andros Perugorría es un mocetón de 19 años, único hermano que se ha decantado por el trabajo actoral. Los otros tres hijos de Jorge Perugorría van más por los caminos de la música. Andros, que hace de guerrillero, le dijo a su padre una frase para la historia: «Tremenda película, ¡parece cine de verdad!».

Desde su chalet al borde del mar en Santa Fe, Jorge Perugorría recuerda que ya hizo por amistad una breve aparición en 'Maité'. «Ahora me pidieron que hiciera algo y encontraron para mí un personaje al límite, un contrabandista de armas». Así, el actor hace ahora más que un cameo pero su papel es menor que el de su hijo. « Andros tiene una participación mayor la mía», dice el padre sin envidia.

Perugorría (padre) cambiará en unos días el calor cubano por el frío madrileño para montar 'Afinidades', la película en la que, sin dejar de ser actor, ha debutado como realizador junto con Vladimir Cruz, con quien se inició en la interpretación con 'Fresa y chocolate'.

Tras el recientemente finalizado rodaje, tiene claro que «dirigir es una experiencia bien difícil, irrepetible. Si me vuelvo a poner detrás de la cámara, no me pondré delante a la vez».

El próximo proyecto de Jorge Perugorría tiene título -'El regreso de Hemingway'- y un gran obstáculo, encarnar al escritor. «Es un reto, puesto que todo el mundo tiene una imagen de Hemingway».

Combinar el cine con su recuperada pasión por la pintura es la meta para este cubano que siempre recuerda la primera vez que pisó San Sebastián. «Bajé a la playa y, como dicen que si tocas el mar en un lugar regresas a él, quise tocar el mar en la orilla. Vino una ola enorme y me caló por completo. Con los zapatos empapados, tuve que refugiarme en los bares. Pero funcionó, regresé varias veces».

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