Los árbitros desquiciaron a los jugadores del Naturhouse; en la imagen discuten con Amargant en presencia de Gedeón. / FOTOS: MIGUEL HERREROS
DEPORTES LA RIOJA

El Naturhouse tiene límites

Desesperados por una nefasta actuación arbitral, los riojanos perdieron la cabeza en un final triste

S. C.

Jueves, 16 de abril 2009, 04:18

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El marcador a veces esconde muchas cosas. No la diferencia que hay entre Ademar y Naturhouse, abismal en cuanto a plantilla y objetivos; pero sí el juego oscuro. En ese aspecto, los leoneses tienen ya el doctorado desde hace años, mientras que los riojanos no han empezado su tesina. Se nota en los momentos calientes, cuando unos y otros protestan, cuando unos y otros arriesgan en defensa. Ese instante llegó tras el paso por vestuarios.

Al filo del descanso, los de González ya habían dado señales de mejora, tras un pésimo arranque (1-6). Después, mantuvieron esas sensaciones, con una defensa 5-1 muy intensa y un ataque más efectivo. Resultado, 17-18, tras un gol de Stojanovic. En las dos jugadas siguientes, Stojanovic fue excluido sendas veces. Ademar rompió el choque ahí: 17-21.

Una nueva exclusión, esta vez a Gedeón, desesperó a jugadores, técnicos y aficionados. Ellos pegaban más, apuraban mucho más las advertencias de pasivo, pero los ínclitos Casado y Vera consentían. La desesperación nunca es buena y sacó del partido a los locales. Los árbitros, dicho sea de paso, no inclinaron tanto la balanza, pero sí impidieron que anoche se viese balonmano en el Palacio.

Fue un encuentro atípico, que tuvo un comienzo también atípico. Y eso dice mucho de los locales. El Ademar salió mejor y, en un visto y no visto, endosó un 1-6 al Naturhouse, desbordado por los lanzadores leoneses y por un genial Sarmiento, que apunta a la titularidad de la selección española en breve. El central completó uno de sus mejores partidos de la temporada. En una fase de la liga en la que su equipo más lo necesita. Mostró su catálogo de fintas y lanzamientos. Nueve goles.

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A los de Jota González les costó ver puerta. El primer tanto no llegó hasta el minuto 6:55, aunque después de eso, el equipo reaccionó, sacó lo que se esperaba desde el primer minuto. En el segundo tercio del primer acto, el marcador se equilibró (8-10, 10-11) y todo transcurría según la normalidad imaginada. El conjunto franjivino desperdició dos superioridades con 10-11; los de Ribera se tomaron la pausa con 13-16.

El choque ya había cambiado y la dinámica continuó en el segundo acto. Dos goles de Stojanovic y uno de Belaustegi levantaron a la parroquia, entregada durante todo el choque, excepto en un final que sobraba y en el que Ademar hizo mella en un equipo ya entregado. Dos exclusiones consecutivas al bosnio fueron el punto de inflexión. Los riojanos protestaron mucho, perdieron la cabeza por la falta de criterio arbitral y los leoneses, que saben mucho de esto, asestaron la puñalada: 17-21, 19-23, 24-31.

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El respeto

En los últimos diez minutos, los más descafeinados que se recuerdan en el Palacio en los últimos meses, quizá años, Jota González sacó a Bashkin y Gautschi, que llevaba sin jugar más de cuatro meses. Nada se podía hacer ya y el descanso es más que necesario. La distancia, no obstante, fue aumentando hasta el exageradísimo 27-37 final. No hace justicia con el trabajo riojano y sí con la pegada visitante. La derrota no debe doler, sí las formas y los defectos de forma. Pero esto es Logroño y el respeto se gana no con partidos, sino con muchas temporadas en la élite. Cuestión de tiempo.

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