El Vaticano prepara la retirada de la excomunión a los 'lefebvrianos'

El Papa está a punto de emitir un decreto que levanta la excomunión de cuatro obispos de los llamados 'lefebvrianos', la pequeña Iglesia cismática ultraconservadora que surgió en Francia a raíz de su rechazo a las innovaciones del Concilio Vaticano II. El episodio de la excomunión, que culminó una ruptura que se arrastraba desde los sesenta, se remonta al 30 de junio de 1988. El líder de este grupo, el arzobispo francés Marcel Lefevbre, desoyendo a Juan Pablo II, ordenó por su cuenta a cuatro obispos: Bernard Fellay, actual superior de la orden, el español Alfonso de Galarreta, Tissier de Mallerais y Richard Williamson. Los cuatro, junto a Lefebvre y otro obispo que participó en la ceremonia, el brasileño De Castro Mayer, ambos fallecidos, fueron excomulgados, un acto que marcó el cisma, el último de la Iglesia católica. Según la prensa italiana, la retirada de la excomunión es cuestión de días.

Un rosario de gestos

Era una decisión que se esperaba desde que Benedicto XVI autorizó en julio de 2007 el regreso de la misa en latín anterior al Concilio Vaticano II, una de las principales reclamaciones nostálgicas de los 'lefebvrianos'. Fue un gesto para que volvieran al redil, criticado por algunos sectores de la Iglesia que temían un giro retrógrado. Tras una oportuna espera para que se enfriaran los ánimos, ahora llega el siguiente paso. Todo ello en el contexto de cierta restauración de forma y sustancia del pasado emprendida por Ratzinger, uno de cuyos objetivos en este pontificado es hacer ver que el Concilio Vaticano II no supuso una ruptura con la tradición.

Los 'lefebvrianos' se aglutinan en la Fraternidad San Pío X, con sede en Suiza, y están dispuestos a volver al seno de la Iglesia. El año pasado lanzaron en Lourdes una 'cruzada del rosario' para pedir a la Virgen la retirada de la excomunión. Según sus datos, en dos meses fueron rezados 1,73 millones de rosarios en el mundo, cuyo efecto estaría a punto de demostrarse.

Los 'lefebvrianos' están más a la derecha que la Iglesia en todo, o simbolizan esa parte de ella que se quiso dejar atrás con el concilio. Por ejemplo, uno de los cuatro obispos excomulgados que ahora regresarán, Richard Williamson, acaba de negar en una entrevista el Holocausto y que existieran las cámaras de gas: «Fueron sólo dos o trescientos mil judíos». Hace un año defendió incluso la autenticidad de los Protocolos de Sión, el falso libro que circuló en Europa en el siglo XX sobre una supuesta conspiración judía. En resumen, reivindica ese antisemitismo que marcó a la Iglesia -los judíos eran «el pueblo deicida»- hasta el Concilio Vaticano II.