Elena Ruiz Valderas | Directora del Teatro Romano de Cartagena
Elena Ruiz Valderas ·
Es la responsable de uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes de las últimas décadas en el levante español, y destaca el civismo de los visitantesNatalia Benito
Martes, 29 de julio 2025, 00:02
El hallazgo del Teatro Romano de Cartagena, a finales del siglo XX, ha sido uno de los descubrimientos arqueológicos más sorprendentes de las últimas décadas ... en el levante español. Bien lo sabe Elena Ruiz Valderas, directora del monumento y su museo, diseñado por Rafael Moneo, que en 2024 batió su récord de visitantes, con más de 260.000. Con una ubicación excepcional, esta herencia enterrada durante siglos contribuye a sumar encanto a la ciudad trimilenaria, lo que hace que el turista se lleve «una sorpresa monumental» al pasear por su casco histórico. En verano, el espacio incrementa su actividad con rutas y visitas tematizadas.
– ¿Qué tienen preparado para los visitantes al Teatro Romano de Cartagena este verano?
– Desde junio hasta septiembre realizamos visitas nocturnas al Teatro Romano con grupos muy pequeños, de 25 o 30 personas como máximo. Todos los sábados realizamos o bien una visita a la luz de la luna o bien 'Abajo el telón', una visita teatralizada de la mano de una guía y un actor que explican cómo era el teatro en el mundo antiguo, las características de nuestro teatro romano, aparece Vitruvio, quien escribió los tratados sobre arquitectura y que dedica un apartado importante a cómo debía ser un teatro, los materiales, su geometría... y después aparece Plauto, que está dándole vueltas a qué obra va a representar. Son visitas a la fresca muy bonitas.
– En verano, ¿llegan más turistas nacionales o internacionales?
– Anualmente tenemos un 51% de turistas extranjeros y un 49% de nacionales. Hay muchísimos viajeros que llegan, especialmente durante primavera y otoño, por el mar, gracias a los cruceros. Actualmente es un turismo bastante sostenible. Además de los cruceros grandes, llegan muchos cruceros pequeñitos, de 300 a 500 personas, con gente muy interesada que organizan visitas a todo nuestro patrimonio cultural, porque Cartagena es una de las ciudades más antiguas de la península ibérica si seguimos el concepto de ciudad –amurallada y con una organización municipal– con una topografía singular, con cinco colinas y un valle central abierto al mar y una luz mediterránea espectacular.
– ¿Qué suelen destacar los cruceristas tras su visita?
– Que la ciudad es una sorpresa monumental. Nosotros somos un puerto de escala, y como a veces es menos conocido que Málaga, Túnez o Nápoles, la sorpresa es mayor. Además, nuestra posición es privilegiada, frente al Palacio Consistorial está la entrada al Museo.
– ¿Qué le gusta más de este monumento?
– Su historia es apasionante. Cartagena tuvo una crisis industrial impresionante a finales de los años 80 y principios de los 90. La crisis del metal hizo que la ciudad tuviera manifestaciones en la calle todos los días. En ese ambiente tan complejo aparece el Teatro Romano en un barrio venido a menos. Había que hacer un acto de fe, porque estaba oculto bajo una sucesión de barrios de todas las épocas que nos ha dado mucha información sobre la historia de la ciudad.
– Y después del descubrimiento hay que plantearse cómo devolver el monumento a la gente.
– Sí, exacto, cómo devolver este monumento a las gentes del siglo XXI. Tenemos un proyecto integral que se hizo de mano del equipo de Rafael Moneo. Desde la plaza del Ayuntamiento realizamos un recorrido por las salas del museo, donde se explica la arquitectura monumental, todos los implicados en ese mundo en la sociedad romana, hasta llegar al teatro, la gran última sala del museo. Rafael genera un mirador hacia el teatro en el que de repente te encuentras con una cabida de 87 metros de diámetro que impresiona. Fue una intervención contenida donde se valoró, sobre todo, la autenticidad. Queríamos que primara el teatro original que había llegado a nosotros. Ahora estamos inmersos en la excavación del pórtico, en un momento muy bonito de investigación y de ampliación del recorrido.
– ¿Qué es lo más curioso que ha visto en este espacio?
– Pedidas de mano ha habido varias. Recuerdo una Noche de los Museos en la que hubo una pequeña intervención a cargo de la sección de viento de la Orquesta de la Región de Murcia con una soprano espectacular. Durante el descanso, el chico le pidió matrimonio a su novia. Pero lo mismo baja un orfeón que ha venido en crucero, se sube al escenario y se pone a cantar y a probar toda la acústica y se oye aquello que no veas; que una guía,que también es soprano, canta un fragmento de una ópera cuando lleva a un grupo. También hubo una agrupación de jotas de Zaragoza, que se puso a cantar a capela. Si aparece un equipo de gimnasia artística, hace sus volteretas... Eso sí, la gente se comporta bien, con mucho civismo y siempre se mueve por los recorridos que están habilitados.
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