La 'regla del 9': las edades con más riesgo de infidelidad
Coinciden con cambios de ciclo en los que cunde «la sensación de que algo se acaba»
A partir de los 39 años, las crisis existenciales nos hacen cuestionar todo lo que tenemos... y la relación de pareja es el primer foco. ... Así lo determinan los profesionales que ven en terapia los tsunamis de estos cambios de ciclo que suelen regirse por la 'regla del 9'. Es decir, justo un año antes del cambio de década se produce una marejada interna que muchas veces desemboca en infidelidades, que es la manera en que a menudo cristaliza «la sensación que tenemos de que algo se acaba y también de que deberíamos estar en otro sitio o en otro punto de nuestra vida», explica la sexóloga Eva Moreno. Así que los 39, 49 y 59 son, indica, tres momentos críticos para la fidelidad. Es decir, donde más riesgo de deslices hay.
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Parece una tontería lo de las fechas concretas, pero, al parecer, no lo es: nuestra cabeza funciona así, según explica Moreno, experta de Gleeden –plataforma de encuentros extramatrimoniales para mujeres–, quien afirma que en consulta confirma 'la regla del 9' una y otra vez. «Los cambios de ciclo nos llevan a pensar y a hacer cosas, también pasa con el inicio del año nuevo y con los cumpleaños... Por lo que sea, los vemos como buenos momentos para 'reiniciarnos' y, en muchas ocasiones, para hacernos una auditoría sentimental y sexual», apunta.
Y estos replanteamientos, en algunos casos, llevan a buscar una vía de escape a la rutina o una fórmula de validación externa, «es decir, buscar a alguien que nos vea con los ojos con los que nos queremos ver». De ahí que la edad de las personas infieles sea cada vez mayor.Según datos de la propia plataforma, la media de edad de sus usuarias es de 39 años. «En nuestro país no es un fenómeno juvenil, sino una respuesta emocional y relacional vinculada al paso del tiempo y la rutina», concluyen desde la plataforma. ¿Por qué los cuernos se disparan de los 39 a los 59 años? Según Moreno, porque esa es la edad a la que la gente tiene más tiempo para pensar y para liarla, ya que las obligaciones (por ejemplo, familiares) van a menos... e incluso algunos ya enfilan hacia la jubilación, tienen el síndrome del nido vacío y se lanzan a una aventura, «aunque normalmente sin romper una estructura familiar que les gusta», matiza la experta. Así que sí, lo de la cana al aire es casi literal: es la gente que peina canas la que más 'cae'. La experta desgrana las peculiaridades de las principales crisis del 9 que nos marcan en estas cuestiones.
39 años
«A esa edad, la atención suele centrarse en la familia y los hijos y la pareja se relega a un segundo plano. Este desequilibrio puede generar sentimientos de desconexión, monotonía o falta de deseo, lo que impulsa a algunos a buscar fuera lo que sienten perdido fuera del hogar. La foto general es la de personas que acaban el día sin energía y no tienen tiempo de calidad para la pareja (viven por y para los hijos).Se ven en la rueda del hámster, muy jóvenes para estar en esa rutina... y surge un enfado que no se manifiesta. ¿Qué suele hacer alguna gente? «'Castigarse' a sí misma y 'castigar' al otro... y eso a veces se traduce en infidelidades», resume Moreno.
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49 años
«El fenómeno que se ha dado a los 39 se repite... Pero hay diferencias. Para los 49 ya hemos estado mucho tiempo en estado de frustración y a menudo no hemos logrado retomar la vida de pareja tras los años más duros de la crianza. Las mujeres están en menopausia o premenopausia y ven que su deseo en casa se viene abajo, pero quizá fuera no. Y los hombres se han cansado ya de que sus parejas les digan que no a toda actividad sexual porque 'les duele la cabeza' o lo que es lo mismo, porque no tienen ganas, y hartos de tanta negativa buscan fuera el reconocimiento viril que no logran en su relación. ¿Más cambios a esta edad? Sí, las amistades separadas cuentan que viven una 'segunda juventud' y esto puede despertar la curiosidad sexual fuera del hogar».
59 años
«Es una etapa de la vida en la que la falta de expectativas ya es muy clara y surge una gran decepción. De ahí se pasa a una búsqueda desesperada de atención externa. La jubilación está cerca, los hijos han volado, cada miembro de la pareja tiene sus amigos y ambos disfrutan de cierto sentido de libertad... Este es el caldo de cultivo de las infidelidades a esta edad en la que el deseo no desaparece, se transforma. Y los 69, 79... Pues, aunque mucha gente tira la toalla, las crisis continúan y algunos ven que el tiempo corre demasiado rápido y se lanzan a buscar alegrías fuera de la pareja».
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