Los indios norteamericanos montaban caballos de origen español antes de la llegada de los europeos a sus tierras
Un equipo internacional ha analizado registros arqueológicos y pruebas de ADN para trazar la historia más exhaustiva de estos animales en el Oeste realizada hasta la fecha
Gracias al cine y a la literatura, es un hecho antropológico universalmente conocido que los caballos eran muy importantes para las culturas indígenas de las ... Grandes Llanuras de los actuales Estados Unidos. Lo que en la cultura popular occidental es el salvaje Oeste de las películas de indios y vaqueros. El estudio del origen de los animales que criaban y montaban los primeros se ha explicado hasta ahora fundamentalmente a partir de la documentación escrita que dejaron los colonizadores occidentales que se apoderaron de sus tierras. Pero este jueves se ha dado a conocer un estudio que lo cambia todo. Un equipo multidisciplinar formado por 89 investigadores de hasta 15 países, y del que forman parte varios especialistas nativos americanos, ha publicado en la revista 'Science' un artículo que defiende que estos pueblos integraron caballos de ascendencia española a sus modos de vida en la primera mitad del siglo XVII, antes de la llegada de los propios españoles y del resto de europeos a las zonas en las que vivían.
«Los restos arqueológicos de caballos y los ejemplares norteamericanos modernos muestran fuertes afinidades genéticas ibéricas, con un posterior influjo de origen británico, pero sin relación vikinga». Estos animales «se extendieron rápidamente desde el sur hasta el norte de las Rocosas y las llanuras centrales en la primera mitad del siglo XVII, probablemente a través de redes de intercambio indígenas», escriben en la introducción de su artículo.
En el trabajo –dos de cuyas firmas vienen de España: Jennifer A. Leonard, del Conservation and Evolutionary Genetics Group, en la Estación Biológica de Doñana (Sevilla), y Eloísa Bernáldez-Sánchez del Laboratorio de Paleontología y Paleobiología, en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (Sevilla)– los investigadores recuerdan que la expansión de los caballos domésticos y su integración generó «profundas transformaciones sociales y ecológicas» en las sociedades indígenas de los actuales Estados Unidos. Sin embargo, el cómo y el cuándo «de esta transición son poco conocidos».
En el paisaje prehistórico de Norteamérica hubo caballos y otros équidos, que pervivieron en zonas árticas hasta hace unos 5.000 a 6.000 años. Y como demuestran los restos arqueológicos, se sabe que los colonos vikingos llevaron caballos a sus asentamientos de Groenlandia, entre los siglos X y XIV, pero «no existen pruebas directas de la presencia de caballos vikingos en el continente».
La mayoría de los estudiosos occidentales acepta que estos animales fueron «reintroducidos en América por los colonos españoles a finales del siglo XV y llegaron a Norteamérica a principios del siglo XVI con la colonización española de México». Después, entre los siglos XVII y XIX, «las potencias colonizadoras británica, española y francesa, y posiblemente los comerciantes rusos y chinos, importaron una gran cantidad de caballos».
Genética y arqueología
Para aclarar todo este complicado proceso, los investigadores han realizado un estudio interdisciplinar a partir de un conjunto de restos arqueológicos de caballos, con «pruebas genómicas, isotópicas, radiocarbónicas y paleopatológicas». En concreto, se han analizado restos de «33 especímenes de los primeros équidos americanos, de los que 29 han sido datados y 27 han sido caracterizados genéticamente». Se trata de ejemplares hallados en yacimientos estadounidenses que van desde Nuevo México hasta Kansas e Idaho.
«Centrarse sólo en los registros históricos –como se ha hecho hasta ahora– ha subestimado la antigüedad y la complejidad de las relaciones de los indígenas con los caballos en una enorme franja del Oeste americano», explica William Timothy Treal Taylor, uno de los investigadores, del Departamento de Antropología de la Universidad de Colorado Boulder. La documentación europea de la época colonial tiende a favorecer una llegada más reciente de los caballos al Oeste. Incluso quienes defienden este punto de vista han encontrado un punto de partida, una fecha histórica concreta, al proponer que los pueblos nativos empezaron a criar estos animales desde la Revuelta Pueblo de 1680, cuando los españoles fueron expulsados temporalmente de gran parte del actual Nuevo México y los indígenas sublevados se apoderaron de su ganado.
Sin embargo, según el estudio publicado ahora, las comunidades nativas montaban, criaban y cuidaban de sus caballos tan al norte como Idaho y Wyoming ya en la primera mitad del siglo XVII, por lo menos. Es decir, un siglo antes de lo que sugerían los registros europeos. Y es muy posible que grupos como los comanches empezaran a utilizar caballos pocas décadas después de que los animales llegaran a América en barcos españoles. Lo que este estudio no aclara –y abre así una interesante línea de investigación– es cómo llegaron estos animales a lugares como el actual estado de Wyoming, sin que los europeos, en este caso los españoles, participaran en su transporte inicial. Tuvo que ser a través de las redes de intercambio que conectaban a los diferentes grupos indígenas.
En todo caso, el historiador de la tribu comanche y coautor de la investigación publicada en 'Science', Jimmy Arterberry, destaca que «estos hallazgos apoyan y coinciden con la tradición oral comanche. Los vestigios arqueológicos de nuestra cultura ecuestre son bienes inestimables que revelan una cronología en la historia de Norteamérica y son importantes para la supervivencia de las culturas indígenas. Son nuestro patrimonio y merecen ser honrados mediante su protección. Son sagrados para los comanches».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión