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Probamos el Samsung Galaxy Z Fold7: un plegable tan fino que parece un móvil normal

La marca coreana mejora las características de un teléfono capaz de convertirse en una mini-tableta no apto para todos los bolsillos

Martes, 23 de septiembre 2025, 14:34

Los móviles plegables están de moda. Los diferentes fabricantes del sector están empezando a inundar el mercado con unos productos que buscan atraer a los usuarios que se resisten a dar el paso a los modelos con esta tecnología impulsada por Samsung hace seis años. Precisamente, los coreanos presentaron en julio su nueva generación de teléfonos flexibles y durante estas semanas hemos tenido la oportunidad de probar a fondo su buque insignia: el Samsung Galaxy Z Fold7. ¿Se diferencia mucho de sus antecesores? ¿Merece la pena pagar más de 2.000 euros por tener una mini tableta que cabe en los bolsillos del pantalón? Las respuestas, en el siguiente análisis:

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Diseño: más fino, más atractivo

Samsung

Ya era hora. Desde el primer Fold, el acentuado grosor del terminal era una de las primeras características que echaban para atrás a un buen número de potenciales usuarios. Era como llevar un pesado ladrillo en el bolsillo. Todo eso ya es historia. Este Fold se pone al día con uno de los plegables más finos del mercado con tan solo 8,9 milímetros cuando está cerrado. Y menos mal para los coreanos, porque algunos fabricantes chinos habían logrado distanciarse de su principal adversario con terminales de una delgadez increíble ofreciendo un diseño de lo más atractivo.

Samsung aceptó el reto y este Fold 7 es muy fino, con sus 4,2 mm de grosor cuando está abierto, al que hay que añadir otro aspecto fundamental: su parte delantera es un poco más ancha que las generaciones pasadas con sus 72,8 mm, perdiendo por fin ese aspecto excesivamente alargado que dificultaba su uso cuando estaba cerrado. Ahora, el nuevo dispositivo de Samsung parece un teléfono normal cuando está plegado. Y eso que es más alto que el modelo anterior con sus 158,4 mm. Una gran noticia tratándose de un producto de estas características. Abierto, nos quedamos con 143,2 mm de ancho que permite contar con una mini tableta en un espacio muy contenido.

Como no podía ser de otra forma tratándose de un teléfono de gama alta, el aspecto visual de este Z Fold7 es premium gracias al uso del aluminio para enmarcar la trasera de cristal en consonancia a lo que hemos visto en la serie S25. Todo lo dicho anteriormente repercute en sus 215 gramos de peso. Para poner este dato en contexto, son 24 gramos menos que la generación anterior y 12 menos que el iPhone 16 Pro Max. Toda una victoria para Samsung.

También hay que hacer mención al nuevo sistema de bisagra sin dejar ningún hueco entre las dos mitades, al contrario de lo que sucedía en generaciones anteriores. Sorprende su dureza hasta el punto de que se hace imprescindible abrir el teléfono con ambas manos. No se me entienda mal, no se trata de ninguna crítica. Todo lo contrario, porque da una enorme sensación de robustez y durabilidad. Por poner una pega al diseño, es una pena que las lentes fotográficas sobresalgan tanto, lo que hace que se quede bailando al posarse sobre una superficie plana. Detallitos que no deben afear un diseño de lo más atractivo.

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Pantallas: una doble pantalla todoterreno

I.J:

Por el buen camino. Es lo que uno piensa nada más ver la pantalla exterior del Samsung Galaxy Z Fold7. ¿El motivo? Por fin abandonamos las estrecheces de los modelos anteriores al incrementar su anchura. Todavía no llega a la de los móviles normales, pero esos centímetros de más se agradecen en este panel AMOLED 2x de 6.5 pulgadas, 0.2 más que el modelo anterior, con resolución FHD+ (2184 x 1968) de 422 puntos por pulgada y tasa de frecuencia adaptativa de 120 Hz. Lo que se presupone en un móvil de alta gama y más tratándose de la marca coreana, que lidera la fabricación de este componente con puño de hierro. No es ningún secreto que los de Seúl surten de pantallas a buena parte de los buques insignia de la competencia. El resultado: colores, vivos, buen contraste y un brillo de 2600 nits, que permite manejar el móvil a pleno sol sin problemas.

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Igual sucede con la pantalla interior, que aumenta hasta las ocho pulgadas, y que atesora la misma cantidad de nits. Incluso comparte con la externa la misma tecnología AMOLED 2X, eso sí con resolución (2184 x 1968) a 368ppi. También presenta alguna que otra diferencia. Como su pliegue, que sigue notándose tanto a la vista como al tacto pese a que su presencia se ha reducido respecto a modelos anteriores. Lo que es una pena es que, al igual que la exterior, no cuente con la capa antirreflejos del Galaxy S25 Ultra. Una vez que te acostumbras a ella no hay vuelta atrás, por lo que debería ser obligatoria en los teléfonos de alta gama de la marca.

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También existe otro problema con el ya contábamos, puesto que es el mismo que en generaciones anteriores. La mayoría de contenidos multimedia no están preparados para un formato tan cuadrado. Como sucede con las televisiones antiguas, aparecen dos bandas negras en la parte superior e inferior que nos dan la sensación de que estamos desaprovechando una pantalla tan grande. Una pena. Eso sí, para navegar por Internet, trabajar con una hoja de cálculo o escribir un correo electrónico, este panel que convierte un móvil normal en una mini tableta es un auténtico regalo.

Procesador: el más potente del mercado

Había cierto miedo de que Samsung optara por poner sus propios procesadores a sus plegables, ya que son menos potentes y eficientes que los buques insignia de Qualcomm. Finalmente, el Exynos 2500 llegó sólo para el pequeño de la casa, el Samsung Z Flip7. Este Z Fold7 monta el Snapdragon 8 Elite for Galaxy, el mismo que se encuentra en la gama Galaxy S25. No hay un procesador más potente. Hablamos largo y tendido de él en el análisis del Ultra 25 por lo que no nos vamos a repetir destacando sus bondades. Rendimiento brutal en todas las circunstancias sin renunciar a un contenido consumo energético que al final se nota en la duración diaria de la batería como veremos después.

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Eso sí, ¿como se comporta este potente chip en un móvil tan peculiar como éste capaz de convertirse en una tableta? Ante todo, destacar que, como no podía ser de otra forma, no tiene problemas a la hora de acometer cualquier tarea como las relacionadas con la Inteligencia Artificial o con los videojuegos. No hay ralentizaciones ni minibloqueos. Por si fuera poco, y a diferencia de generaciones anteriores, no he notado un calentamiento excesivo del terminal cuando se le ponen las cosas difíciles, pese a no tener una cámara de vapor para enfriarlo. Y eso es una gran noticia porque la sensación de quemazón no es nada agradable. A destacar también que sus 16 GB de RAM LPDDR5X también contribuyen a que vaya sobrado en casi cualquier circunstancia. Ninguna queja en este aspecto.

Batería: autonomía dependiendo de qué pantalla usemos

Impredecible. Es lo que se me viene a la cabeza cuando trato de hablar de este apartado. Y es que es casi imposible fijar la duración de la batería, de 4.400 mAh, de este plegable de Samsung. Y es que no es lo mismo usar casi todo el tiempo la pantalla externa que la interna, ya que con el móvil abierto el porcentaje de batería vuela. En mi caso, con un uso no intensivo del panel interior, no es muy raro llegar al 30% al final del día. Si no lo he utilizado mucho, en general, la cifra aumenta al 50%.

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Eso sí, no hay duda de que con un uso intensivo es necesario cargarlo antes de que acabe el día. En ese sentido, se echa de menos no contar con una batería mayor capacidad, como los 5.000 mAh o más de los smartphones normales, pero seguramente el terminal no sería ya tan delgado. Difícil elección. Bastante es que no la haya reducido, ya que es igual que la de su antecesor, que era bastante más grueso que el actual.

Lo que podría mejorar mucho la eficiencia energética es contar con una carga rápida de verdad. Ya hemos hablado muchas veces de que marcas como Apple, Google y la propia Samsung se resisten a introducir en sus productos cargas más potentes, seguramente para garantizar la vida útil de sus baterías. Pero sus 25 W de carga por cable se antojan muy, pero que muy, escasos. De hecho, se necesita media hora para pasar del 0 al 50% mientras otros teléfonos lo hacen en la mitad de tiempo. Es por eso por lo que se hace casi imprescindible llevar una powerbank si vamos a tener un día de uso intenso del smartphone.

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La carga inalámbrica a 15 W tampoco ayuda, teniéndose que reservar para los que prefieren dejar el móvil enchufado toda la noche. Por lo menos, contamos con carga inalámbrica inversa para cuando queramos recuperar batería de dispositivos compatibles con esta tecnología como los auriculares por Bluetooh. En todo caso, teniendo en cuenta su delgadez, la autonomía ha dejado de ser un problema en este tipo de móviles, ya que sus casi cuatro horas de pantalla antes de que el porcentaje llegue a 0 es un resultado bastante bueno.

Software: actualizado y lleno de IA

Ejemplo a seguir. Así definiría a Samsung por haber lanzado al mercado un móvil con Android 16 en su interior, una versión del sistema operativo que estuvo disponible tan sólo un mes antes para los fabricantes. Para aplaudir, teniendo en cuenta además que nos promete siete actualizaciones de sistema operativo. De esta forma, los coreanos aprovecharon la ocasión para saltar de One UI 7 a One UI 8, la capa de software propia, que incorpora algunas pequeñas mejoras respecto a su predecesor como en el borrado de audio de los vídeos, que ahora es más efectivo y fácil de usar, o el asistente de escritura disponible en aplicaciones de mensajeria y redes sociales de terceros como WhatsApp o Instagram..

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En todo caso, lo importante es destacar que en los nuevos plegables no nos falta nada de lo que se puso en marcha con la gama Galaxy S25: una mejor integración con Gemini, la IA de Google; No Brief, con información importante para el usuario; Now Bar en la pantalla de desbloqueo, donde aparecen las notificaciones y funciones rápidas de las aplicaciones que estemos usando, además de las nuevas herramientas de Inteligencia Artificial como la traducción para varios idiomas en llamadas telefónicas o generación de imágenes y fondos de pantalla de las que hablamos en el análisis del Ultra, además de la transcripción de llamadas.

Quizás la función de software más útil sea la que tiene que ver con su pantalla interna al poder contar con tres ventanas abiertas al mismo tiempo. Pese a que una de ellas es más pequeña que las otras dos, sólo por esa opción, que dispara la productividad a límites estratosféricos, se justifica la compra de este terminal. Es una gozada poder usar nuestro procesador de textos, navegador de Internet y galería de fotos a la vez aprovechando las ocho pulgadas del panel.

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Fotografía: un conjunto de cámaras sin ausencias

Durante mucho tiempo, los móviles plegables eran sinónimo de carencias en el aspecto fotográfico. Por fortuna, esto ya no es así y este Samsung Z Flip7 es la constatación de este hecho. Así, incorpora una lente principal directamente tomada prestada de su tope de gama. De esta forma, contamos con un sensor de 200 mpx, una barbaridad, con una apertura focal de 1.7 y estabilizador óptico (OIS) que nos garantiza buenas fotos incluso cuando la luz escasea. Poco más que añadir de lo que dijimos en su momento del S25 Ultra. Samsung ha eliminado los colores chillones para que sean mucho más naturales haciendo gala de un gran rango dinámico. Su balance de blancos es más que correcto y su HDR es de los mejores del sector capaz de nivelar los claro-oscuros en casi todas las situaciones evitando que las fotos salgan quemadas como se puede ver a continuación.

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El problema de este plegable no es tanto por él sino por la propia Samsung que sigue ofreciendo un postprocesado que se está quedando viejuno respecto a lo que ofrece la competencia. ¿Es bueno? Sí, pero no provoca el efecto guau que sí se aprecia en los teléfonos de otras marcas. Esta situación se nota mucho más en las fotos nocturnas. Aquí la calidad de las fotos baja mucho enteros por la falta de nitidez y colores apagados para evitar el ruido en las fotos. Y eso que contamos con un sensor de 200 mpx, el más grande del sector. Es cierto que disparar con el modo noche activado manualmente mejora los resultados finales pero los coreanos lo pueden empezar a pasar mal si no se ponen las pilas en este aspecto.

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Por lo menos, contamos con un teleobjetivo óptico de 3X y resolución de 10mpx. Mejor tener eso que no tener nada, como le pasa al Flip, pero no es de recibo que en un teléfono tan caro no tengamos un sensor más potente. Qué mínimo un 5X y un 48 mpx. Está lente, en los tiempos que corren, se queda muy corta. Por lo menos, viene con OIS pero su apertura focal de 2.4 tampoco nos dará muchas alegrías de noche. En cualquier caso, como se puede comprobar en las fotografías adjuntas, esta cámara nos hace un apaño con su zoom digital de 30x, pero desde luego que nadie espere unos resultados espectaculares. No es recomendable pasar del 10x si queremos tener una foto digna.

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Más rabia da todavía que se haya decidido poner un gran angular de tan solo 12 mpx con una rácana apertura focal de 2.2. A estas alturas, todos los buques insignia tienen ya 48 mpx para un sensor que, bien usado, puede dar unos resultados espectaculares. Aún así, durante el día se defiende bastante bien, gracias a su autoenfoque que no estaba presente en generaciones anteriores, aunque con menor nitidez respecto a la lente principal. Pero, claro, todas las carencias se intensifican al caer el día como se puede ver a continuación. En estos casos, es mejor optar por la cámara de 200 mpx.

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De la cámara delantera, decir que cumple con su objetivo sin ser especialmente brillante en su ejecución por culpa de un rango dinámico bastante gris. De nuevo, no ayuda contar una resolución pobre de 10 mpx y una apertura focal de 2.2. Con saber qué son los mismos números de la lente alojada en la pantalla interior, que normalmente se reserva para videoconferencias, ya está dicho todo. Durante el día, los resultados están bastante bien, sobre todo si se hacen selfies en modo retrato gracias a su bokeh resultón.

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Pero, de nuevo, al postprocesado se le ven las costuras de noche. Una pena teniendo en cuenta la importancia que está teniendo está lente entre los adictos a las redes sociales. Eso sí, por lo menos, al ser plegable, tenemos la posibilidad de sacar selfies con la cámara trasera para que tengan mucho más calidad aunque su uso no es tan cómodo como en el el Flip ya que al final obliga a tenerlo en formato mini tableta para hacerlo. Los resultados pueden llegar a compensar este pequeño sobreesfuerzo.

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Conclusiones: cada vez más atractivo con un gran handicap

Tras probar a conciencia este Samsung Galaxy Z Fold 7, tengo que reconocer que año tras año se van limando los sacrificios que había que hacer si se quería contar con un teléfono capaz de convertirse en una mini-tableta en cualquier momento. Una gozada trastear con ella mientras estamos en una cafetería o en una sala de espera. En esta edición, tenemos ya con un conjunto de cámaras bastante bueno, sobre todo la principal, aunque echamos de menos una mayor resolución en el gran angular y en el teleobjetivo. Nada que objetar tampoco en las pantallas, salvo no tener la capa antireflejos del tope de gama de la marca. Eso sí, el plegable viene con el procesador más potente, buena memoria RAM y una batería, aunque corta de capacidad, suficiente para llegar al final del día con ciertas garantías con un uso normal del teléfono.

Y, como todos los años, llegamos al gran problema de los Fold. Su desorbitante precio no apto para todos los bolsillos. Y es que sus 2.109 precios, aunque se puede conseguir por menos dinero con descuentos y ofertas especiales por entregar a la casa tu antiguo terminal. En todo caso, es mucho dinero por un móvil cuyas características técnicas se quedan por debajo del S25 Ultra, el buque insignia de Samsung, a la venta por mucho menos dinero. ¿Merece la pena ese sacrificio sólo por tener una pantalla cuadrada de 8 pulgadas? Si la respuesta es afirmativa, desde luego el teléfono de los coreanos es una magnífica compra, ya que cuenta con un software lleno de Inteligencia Artificial con un montón de útiles funciones y, lo más importante, actualizaciones aseguradas durante muchos años. Y no todos pueden decir lo mismo.

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