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La prostitución en los tiempos de internet

La pandemia ha producido la deslocalización de las prostitutas y el auge de las apps de citas

sara borondo

Jueves, 3 de marzo 2022, 01:31

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La memoria de la Fiscalía del Estado en 2019 -citando como fuente los cálculos policiales- afirma que los proxenetas consiguen cinco millones de euros cada día. Esto, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística (INE), podría representar el 0,35% del producto interior bruto del país (aunque es difícil saberlo porque todo forma parte de la economía sumergida). Con estas cifras, España es el primer país europeo en prostitución y el tercero del mundo, detrás de Tailandia y Puerto Rico. Según un estudio del Ministerio de Sanidad en 2016, el 39% de los españoles reconoce haber pagado al menos en una ocasión por tener sexo con una prostituta.

Para cambiar la situación, el gobierno está elaborando el borrador de una ley integral para combatir la trata de seres humanos. Esta legislación sigue las recomendaciones de la Fiscalía del Estado y es necesaria para cumplir con el Convenio Internacional para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena, ratificado por España. Esta legislación seguramente tenga en cuenta los cambios que ha experimentado la prostitución desde la aparición de internet, lo que un informe de la fundación Scelles denominó en 2019 como 'prostitución 2.0'.

De las páginas de contactos en prensa a webs y webcams

La pornografía y la venta de servicios sexuales son siempre de los primeros en utilizar maneras de encontrar clientes cuando aparecen nuevas tecnologías y casi desde el principio de la popularización del uso de internet. De hecho, una de las primeras redes sociales, AshleyMadison, tenía como objetivo favorecer el encuentro entre dos personas que quisieran ser infieles a sus parejas y ha llegado a tener más de 50 millones de usuarios en todo el mundo. En una vuelta de tuerca al proxenetismo, para ser miembro premium siendo hombre hay que pagar (o si se es una mujer que busca otra mujer), pero no si se es mujer con la que se puede contactar. Para iniciar un chat con una mujer es preciso pagar con créditos que se compran con dinero. Claro que algunos usuarios se han quejado de que hay abundantes perfiles falsos.

Las páginas de contactos de los periódicos pasaron a convertirse en portales de contactos con decenas de miles de anuncios y los espectáculos porno se reconvirtieron en la conexión a webcams donde el cliente dice a la otra persona lo que desea ver o escuchar. Hasta se creó hace unos pocos años un mapa que informaba de más de mil direcciones de clubes, saunas o pisos de alterne de España.

El informe de la Fundacaión Scelles concluyó, tras analizar la situación en 35 países, que los servicios de mensajería como WhatsApp, la app para ligar Tinder, las redes sociales Facebook, Instagram y Snapchat o el servicio de alquiler de alojamiento a particulares Airbnb se usan para la prostitución

El confinamiento y la COVID-19 han supuesto un salto cuantitativo en el uso de internet. Al no poder ejercer la prostitución en la calle o en los prostíbulos, en 2020 cobraron fuerza las apps que propician los contactos entre clientes y prostitutas. En ellas se puede elegir a la carta el género de la persona con la que se desea practicar sexo, la edad, si está en línea en ese momento y si ha subido una foto; es tan fácil elegir una prostituta desde el móvil como especificar los ingredientes de una pizza.

Con el confinamiento domiciliario llegó también un gran crecimiento de la app OnlyFans: se supone que nació para ofrecer contenido exclusivo a los suscriptores de cada perfil, pero la realidad es que ese contenido ha sido siempre, sobre todo, pornográfico. Los creadores de contenido cobran por fotos y vídeos de contenido sexual sin moverse de casa. El número de usuarios que pagan y de creadores de contenido se multiplicó los primeros meses de pandemia. Aunque el año pasado la plataforma afirmó que prohibiría el contenido 'sexualmente explícito', no tardó en cambiar de opinión.

Mujeres invisibles a los cuerpos de seguridad del Estado

El año pasado, ya en mitad de la pandemia, el informe anual de 2020 del Consejo de Europa denunció el uso de pisos turísticos en España contratados a través de plataformas digitales como Airbnb para la explotación sexual. El Consejo europeo indicaba que tras el confinamiento había aumentado la prostitución encubierta y se había producido mayor explotación sexual, ya que en esos apartamentos las fuerzas del orden tenían menos capacidad para detectar a las víctimas de trata. La deslocalización de la prostitución y el hecho de introducir la tecnología como único intermediario entre cliente y prostituta, ha provocado el efecto de que mujeres que recurrieron a la prostitución ante una difícil situación económica debido a la pandemia no hayan necesitado recurrir a un proxeneta: trabajan desde sus hogares. También existe el riesgo de que los tratantes de personas, al estar las mujeres aisladas en las viviendas, las tengan más controladas que nunca al tiempo que son invisibles para quienes podrían protegerlas.

Otro de los fenómenos que parecen haberse producido durante la pandemia es el crecimiento del 'sugar dating', en el que hombres mayores pagan por la compañía o los encuentros sexuales con mujeres jóvenes. A ellos se les denomina por el término inglés 'sugar daddies', para definir esa forma específica de prostitución en la que ellos pagan todos los gastos (por ejemplo, de un viaje) o entregan regalos a las mujeres. En estas apps las prostitutas no suelen tener opción de elegir al cliente más allá de indicar qué tipo de regalos quieren recibir (desde un teléfono de gama alta a joyas o estudios).

La siguiente batalla contra la prostitución debe librarse en internet, y las autoridades son conscientes. En EE. UU. el Congreso aprobó en marzo de 2018 una ley que acababa con las webs que publicaban anuncios de prostitución y pudieron cerrarse páginas como Backpage, considerada una de las más importantes del mundo.

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