Así es ChatGPT, la inteligencia artificial que podría acabar con numerosos puestos de trabajo

Es capaz de escribir textos técnicos y responder a peticiones de información

sara borondo

Viernes, 27 de enero 2023

Isaac Asimov, uno de los escritores de ciencia-ficción más conocidos del siglo XX, habló en numerosos relatos de una computadora ficticia (de nombre Multivac) ... capaz de responder a cualquier pregunta que se le realizase y de tomar decisiones que afectaban a todo un país. Lo más parecido que había hasta el momento eran los buscadores, pero ahora todo el saber que antes estaba por internet se puede condensar en un programa informático; una inteligencia artificial (IA) como ChatGPT, creada por OpenAI y popularizada durante las últimas semanas. Especialmente entre los estudiantes, quienes han encargado sus deberes a esta IA. No es de extrañar que también hayan surgido herramientas para detectar aquellos textos fruto del 'trabajo' de ChatGPT.

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La revolución de las inteligencias artificiales es uno de los avances tecnológicos más impresionantes de los últimos tiempos. Primero fue la generación de imágenes con Dall-E 2, Midjourney o Stable Diffusion y, desde hace unas semanas, la capacidad del chatbot ChatGPT para escribir lo que se le pida: un texto literario, un artículo web, la traducción de un poema e incluso una receta de cocina. El resultado siempre parece redactado por una persona y el procedimiento no precisa de ninguna cualificación técnica: de manera similar a las IA generadoras de imágenes, solo hay que plantear lo que se desea en forma de pregunta y, tras unos instantes, va apareciendo el texto. Esto es así hasta el punto de que este artículo se ha completado con los textos generados por ChatGPT sobre algunos de los aspectos de su funcionamiento.

Su capacidad para expresarse en lenguaje natural y la ingente información que maneja resultan tan revolucionarios que probablemente en los próximos años cambie nuestra manera de estudiar y trabajar. Numerosas empresas ya están viendo cómo incorporar ChatGPT (o su versión más actualizada, 'GPT-3') a sus procesos. De hecho, OpenAI trabaja actualmente en 'GPT-4' y ha anunciado una versión de pago por 42 dólares al mes.

Microsoft invertirá 10.000 millones de dólares en OpenAI

Microsoft, que hace unos años invirtió 1.000 millones de dólares en OpenAI, está en conversaciones con la empresa para incorporar los servicios de ChatGPT a algunos de sus productos (como el buscador Bing o Word). Invertirá además 10.000 millones de dólares adicionales para controlar el 49% de la compañía. De momento, los de Redmond ya han ofertado el servicio Azure OpenAI, que incluye algunas de las IA más avanzadas del momento: el sistema de OpenAI para chat GPT-3, Codex para los programadores y Dall-E 2 para la generación de imágenes.

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Para cumplir su propósito, el software diseñado por OpenAI utiliza el aprendizaje automático, lo que supone que se 'nutre' de grandes cantidades de texto de diversas fuentes. Al preguntar al propio chatbot por la procedencia de toda esa información responde que son libros, artículos de noticias, conversaciones de diferentes tipos «como chats, correos electrónicos y diálogos de redes sociales», páginas web «incluyendo blogs, foros y sitios webs de noticias» y «otros textos como subtítulos, guiones de televisión y películas». Con todo, no ha sido posible conseguir información concreta sobre los medios o escritores empleados para enseñar a ChatGPT, cuyo entrenamiento se asemeja al de otra de las inteligencias artificiales de OpenAI, Whisper, a la que se incorporaron 680.000 horas de conversación en varios idiomas.

ChatGPT asegura que no sustituirá al trabajo humano

ChatGPT utiliza el modelo de lenguaje natural desarrollado por OpenAI: genera textos, responde preguntas y traduce de forma automática con la suficiente precisión como para que se haya planteado si puede poner en riesgo a determinados puestos de trabajo. Al preguntar a ChatGPT sobre la posibilidad de que sustituya a las personas en trabajos como información al cliente o redacción de expedientes, contesta que puede responder preguntas y genera texto «de manera coherente y fluida, pero puede tener dificultades para comprender y manejar situaciones completas o no estandarizadas. Además, estos modelos pueden ser programados para seguir ciertas normas y procedimientos, pero aún requieren supervisión y revisión humana para garantizar la precisión y la calidad de las respuestas. En lugar de reemplazar completamente a las personas en estos trabajos, es más probable que ChatGPT y otros modelos de lenguaje se utilicen como herramientas para ayudar a automatizar algunas tareas y liberar tiempo para que las personas puedan enfocarse en tareas más complejas y críticas».

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Ya hace un tiempo que algunas empresas utilizan inteligencias artificiales para traducir textos, aunque el resultado tiene gran carencia de naturalidad y, en ocasiones, hay errores de bulto que necesitan ser corregidos por un humano. Al preguntar a ChatGPT si en el futuro podrá sustituir a traductores, periodistas o programadores informáticos, responde: «Aunque es probable que en el futuro la inteligencia artificial y herramientas como ChatGPT puedan mejorar en tareas que requieren habilidades humanas, todavía no están en la capacidad de reemplazar totalmente a los humanos en trabajos como traductores, periodistas o programadores informáticos y es probable que las habilidades humanas y las herramientas automatizadas trabajen en conjunto para lograr mejores resultados».

La polémica está a la orden del día

Tras la tecnología de ChatGPT hay varios puntos polémicos. Por un lado, como ya sucede en las generadoras de arte visual, están los derechos de autor: la IA utiliza la información con la que aprende para detectar patrones del idioma, pero podría pedírsele que escriba una historia como si la hubiera creado un escritor famoso. Por otro lado está la cuestión de los trabajadores humanos que han contribuido (y lo siguen haciendo) a que la inteligencia artificial funcione como lo hace. La revista Time ha desvelado que OpenAI empleó a kenianos pagándoles menos de dos euros la hora para que filtrasen el lenguaje tóxico de la IA (fundamentalmente el contenido violento y sexual) a través de una subcontrata.

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Al preguntar al propio ChatGPT por la filtración de ese contenido afirmó que OpenAI «ha implementado medidas para limitar la exposición de su modelo a contenido violento o inapropiado Esto incluye la utilización de filtros automatizados y la revisión manual de ciertos contenidos por parte de un equipo de ingenieros y científico de datos. Sin embargo, no se puede garantizar que siempre se elimine todo el contenido inapropiado».

Las lagunas de ChatGPT (y cómo se resuelven)

Las posibilidades de la IA son grandes, pero también lo son de momento sus lagunas. El ingeniero especializado en aprendizaje automático Aaron Batillo realizó a ChatGPT casi 50.000 preguntas estilo trivial de distinta temática y concluyó que acierta en temas como Geografía (77%) o Humanidades (75%), pero esos porcentajes bajan enormemente ante acertijos lógicos (50%).

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No obstante, hay que destacar la capacidad de aprendizaje. Al preguntar por Multivac, el ordenador ficticio de Asimov, respondió que era «un sistema de inteligencia artificial que se especializa en la toma de decisiones y el aprendizaje automático, desarrollado por la empresa de tecnología estadounidense Control Data Corporation en la década de 1950 y considerado uno de los primeros sistemas de inteligencia artificial». Esto es, ChatGPT lo dio por un invento real. Apenas cuatro días después, ante la misma pregunta, su respuesta se amoldó ya a la realidad: «Multivac es un personaje ficticio de una historia escrita por Isaac Asimov en 1955, llamada 'Multivac' en la cual se describe una supercomputadora llamada Multivac que dirige la vida de todos los habitantes de la Tierra en un futuro distópico. Es uno de los primeros ejemplos de una computadora generalista en la literatura de ciencia ficción, y su papel en la historia es el de una entidad poderosa y omnisciente que controla la vida de las personas». Este ejemplo práctico nos hace preguntarnos si las IA como herramienta complementaria del trabajo humano no darán paso, fruto de su evolución constante, a un incremento en los porcentajes de paro.

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