'The Cosmic Wheel Sisterhood' o el poder de las palabras
Crítica ·
Deconstructeam abraza todos sus referentes y obsesiones en su última obraEl equipo valenciano Deconstructeam es una rareza dentro de la industria del videojuego: un pequeño estudio compuesto por tres personas cuya personalidad impregna cada uno de sus trabajos. Es tal su idiosincrasia que no se puede entender Deconstructeam sin Jordi, Marina y Paula y, por tanto, no se pueden entender cada una de sus obras sin la suma de las partes de sus integrantes.
Poner el foco y reclamar la autoría detrás del videojuego es un ejercicio, casi, casi, de posicionamiento político, tan necesario en un mundo donde la producción masiva y las grandes multinacionales, a menudo, eclipsan el trabajo artesanal con producciones cada vez más homogeneizadas y estandarizadas, sacrificando en el proceso la originalidad y la visión única de sus creadores; opacándolos bajo las luces de neón del nombre del estudio, como si detrás, en lugar de personas, artistas, creativos o ingenieros, hubiese una IA impersonal encargada de firmar la obra resultante. En un sector dominado por gigantes con equipos de desarrollo que cuentan con cientos de miembros, la existencia de voces tan distintas como la de Deconstructeam, capaces de crear obras tan singulares y con un estilo tan propio y reconocible, es un milagro.
Obviamente, Jordi, Marina y Paula no solo aportan habilidades técnicas y artísticas, sino que también traen consigo experiencias vitales, perspectivas y visiones del mundo que se entrelazan para dar forma a cada proyecto. Ahí radica su éxito genuino: en esta amalgama de talentos y personalidades que dan como resultado obras que pretenden ir más allá del simple entretenimiento; toda la producción creativa de Deconstructeam resalta por ser obras narrativas profundas que nos ofrecen reflexiones sobre el ser humano, sus conflictos, sus anhelos y su necesidad de conectar.
Cuento todo esto porque es importante que se entienda el universo personal que lleva desarrollando Deconstructeam desde hace más de una década. Como no podía ser de otra forma, con 'The Cosmic Wheel Sisterhood', su último videojuego, siguen ahondando en todas las obsesiones del estudio.
The Cosmic Wheel Sisterhood nos sumerge en un mundo mágico y encantador, donde las palabras se convierten en puentes entre personajes y mundos. A través de la historia de Fortuna, una bruja exiliada, somos testigos de la importancia de la comunicación y la conexión en un mundo cada vez más fragmentado. La ventana de la casa-asteroide de Fortuna se convierte en un símbolo de nuestra propia necesidad de conexión y entendimiento. Vivimos en un momento donde las conversaciones se han reducido a mensajes breves y superficiales y este título nos recuerda la importancia de conversar para conocer, ayudar, amar y recordar.
Fortuna tiene que cumplir un milenio de condena, han pasado dos siglos y harta, desesperada, convoca al behemot Ábramar que le otorga la habilidad de crear una nueva baraja de tarot, completamente personalizada. La creación de nuevas cartas es una habilidad muy potente: de forma muy sencilla iremos creando los naipes que conformarán nuestra nueva baraja. Dependiendo del fondo y las diversas figuras, así como de su composición, la carta resultante tendrá diferentes interpretaciones. Es cierto, aun así, que es difícil anticiparte a los efectos que tendrá esa carta, por lo que, a pesar de la sencillez de la creación, hay cierta opacidad en todo el proceso. La magia de la cartomancia, supongo. Al final inviertes más tiempo en que te queden guapas las cartas que en intentar predecir qué posibilidades te abrirán cuando las utilices.
De todos modos, esta habilidad funciona como vehículo para llevarnos a terrenos mucho más interesantes, donde la empatía y la responsabilidad colectiva e individual ejercen de temas centrales del juego. A medida que Fortuna interactúa con otros personajes y utiliza sus cartas de tarot, se enfrenta a dilemas y decisiones que afectan no solo su destino, sino también al de todo el universo que la rodea. Es difícil hablar de este asunto sin caer en el fango de los 'spoilers', pero digamos que el poder vidente de Fortuna no es pasivo; tiene una interpretación más creativa, como un escritor enfrentándose a una escena y determinando hacia dónde irá. Suena un poco extraño, pero se muestra impresionante al transformar de manera radical la interpretación de las cartas, haciendo a Fortuna y, por tanto, al jugador, responsable de cada elección. De pronto, las dinámicas se subvierten y pasas a ser consciente de que cada decisión, por pequeña que sea, puede tener un impacto profundo en las vidas de otros.
Esta sensación de cargar con un lastre que no te pertenece explica a las claras que The Cosmic Wheel Sisterhood es una obra plenamente consciente del momento en que nos encontramos, de vaciamiento cultural y social, de asalto a las instituciones por parte de la ultraderecha y del fascismo, de violencias sobre las mujeres y colectivos como el LGTBIQ+, de discriminación… es una obra que interpela a nuestra individualidad para poder llevar a cabo cambios colectivos. A medida que avanza la historia, se nos presenta un mundo en el que las brujas, a pesar de sus diferencias, deben trabajar juntas para enfrentar desafíos más grandes. La sororidad, la solidaridad y la empatía se entrelazan, y el juego nos muestra cómo la unión y el apoyo mutuo son esenciales para luchar por lo que es correcto, incluso cuando el mundo parece estar en nuestra contra.
The Cosmic Wheel Sisterhood está compuesto de pequeñas cosas, algunas sin trascendencia o con un impacto minúsculo en el juego y en su forma de relacionarse con el jugador. Una de las premisas fundamentales en diseño de juego es premiar continuamente al jugador de modo que siga interactuando y se sienta motivado para continuar. Sin embargo, en The Cosmic Wheel Sisterhood, estas pequeñas recompensas no siempre se traducen en grandes logros o avances significativos en la trama o evolución del personaje. En lugar de eso, se centran en ofrecer momentos sutiles de reflexión, conexiones emocionales o pequeñas revelaciones que enriquecen la experiencia global. Algo que me dejó fascinado fue la inclusión de pequeños tratados mágico-filosóficos que podemos leer para conocer más sobre el mundo del juego, así como breves relatos, algunos interactivos, a modo de lectura ligera, para desconectar. Dos actividades que se realizan por puro placer estético, aprender por aprender y disfrutar por el mero hecho de gozar con la lectura. En este mundo del utilitarismo, del medir la productividad de cada uno de los planos de nuestra vida, del ocio activo, del producir valor (¿¡qué narices!?) incluso con nuestros hobbies o pasiones, se ve ya no raro, sino friki el placer gozoso del estudio por saber o descubrir. Así que me he emocionado cuando Fortuna dobla las rodillas y lee o estudia en voz alta (como hay que leer, por Ábramar, como se leía en las bibliotecas y monasterios hace siglos) y se sumerge en los textos. Estos instantes son cálidos momentos de celebración del conocimiento, de la curiosidad y del deseo humano de entender el mundo que le rodea.
En esta sociedad del capitalismo de la atención, donde estamos constantemente bombardeados con información y donde se espera que estemos siempre 'haciendo' algo, The Cosmic Wheel Sisterhood pone el freno y pausa el ritmo y nos tiende la mano para tomar un respiro, sentarnos y simplemente 'ser'. Para disfrutar del placer de la lectura, de la fuerza de las palabras y de la riqueza del conocimiento. Son momentos de una belleza tranquila que funcionan como una oda a la sabiduría, a la reflexión y a la importancia de tomarse el tiempo para simplemente disfrutar del viaje.
Cada interacción, cada elección y cada momento de reflexión en The Cosmic Wheel Sisterhood es una invitación a mirar hacia adentro y cuestionar nuestras propias creencias y valores, pero también nuestras acciones. ¿Qué significa realmente ser humano en un mundo tan complejo y en constante cambio? ¿Cómo nos relacionamos con los demás y con nosotros mismos? ¿Qué papel juega la empatía, la solidaridad y la sororidad en la construcción de un mundo más justo y equitativo?
The Cosmic Wheel Sisterhood es, en esencia, una llamada a la acción. Nos recuerda la importancia de la comunidad, de trabajar juntos y de apoyarnos mutuamente en tiempos difíciles. Nos insta a ser más conscientes de nosotros mismos y a reconocer el impacto que pueden tener nuestras acciones en el mundo que nos rodea. Nos desafía a enfrentar nuestras propias sombras y a buscar la luz en los lugares más oscuros.
Después de terminarlo no he dejado de pensar en él durante días, creo que es lo mejor que puedo decir para reafirmar mi aplauso al talento y la visión de Deconstructeam. Es evidente que la comunión única entre Jordi, Marina y Paula ha forjado un equilibrio creativo que trasciende las tradiciones típicas del diseño de juego. Uno que se manifiesta en cada detalle, cada píxel, cada nota musical y en cada diálogo. La cohesión y la armonía con la que se entrelazan los elementos del juego reflejan un compromiso inquebrantable por contar historias que importan. Vivimos un momento aterrador donde consumimos y olvidamos rápidamente los videojuegos, los libros, las películas… The Cosmic Wheel Sisterhood brilla como un ejemplo de autenticidad y profundidad, recordándonos el poder transformador de los relatos bien contados. En lugar de ser meros espectadores, Deconstructeam nos invita a ser coautores, a dejar nuestra propia huella en el mundo de Fortuna y su aquelarre de brujas. Es un juego que, en última instancia, celebra el acto de narrar y el poder transformador de las palabras.