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Super Smash Bros. Ultimate Nintendo
Análisis de Super Smash Bros. Ultimate: mamporros para nostálgicos
Análisis

Super Smash Bros. Ultimate: mamporros para nostálgicos

70 púgiles y un centenar de escenarios en la entrega definitiva de la franquicia

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Miércoles, 19 de diciembre 2018, 00:19

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La discreta base instalada de Wii U provocó que decenas de títulos exclusivos pasaran desapercibidos para el gran público. El éxito de Nintendo Switch se antojó entonces una oportunidad para rescatar desarrollos como 'Bayonetta 2', 'Mario Kart 8', 'Captain Toad: Treasure Tracker', 'Donkey Kong Country: Tropical Freeze' o 'Pokkén Tournament' entre otros.

Resultando Smash Bros. una de las franquicias más exitosas de Nintendo, muchos dimos por hecha una conversión de la última entrega, 'Super Smash Bros. for Wii U'. Nos equivocamos. La multinacional japonesa anunció un capítulo inédito para la primera consola híbrida, con la coletilla 'Ultimate' y el mayor plantel de luchadores hasta la fecha.

Pero el escepticismo se mantuvo. 'Splatoon 2' fue interpretado como una expansión soterrada del original y el nuevo juego de combates pintaba semejante: alguna mejora gráfica, suma de contenido adicional descargable... Erramos nuevamente. 'Super Smash Bros. Ultimate' es una entrega de pleno derecho y, al tiempo, todo un homenaje a décadas de ocio electrónico.

Hasta el apuntador

A quienes pille de nuevas, Super Smash Bros. propone refriegas entre personajes de las sagas más variopintas. Materializa el sueño húmedo de muchos adolescentes allá por los 90: confrontar a Maro y Sonic hasta las últimas consecuencias. Cuando el porcentaje de daño anexo a cada jugador alcanza una cifra considerable, el contrario puede expulsarlo del escenario irremediablemente, granjeándose la victoria. Todo ello con un esquema de control simplificado, que distingue entre golpes, bloqueos, saltos y ataques especiales (según inclinemos el stick analógico mientras pulsamos 'B').

No extraña entonces que Smash Bros. sea referido como el 'Mario Kart de las peleas', si bien alberga una capa de profundidad que le ha valido su integración en el mayor campeonato de videojuegos de lucha (EVO). Aunque no existan combinaciones kilométricas de botones que memorizar, los usuarios más experimentados tienen infinidad de piruetas y ataques especiales a su disposición, de forma que podamos contrarrestar las bazas de tal o cual personaje. El equilibrio de fuerzas es quizás el mayor mérito del código, algo a lo que contribuyen sus últimas actualizaciones.

¿Pero qué ofrece 'Ultimate' más allá de sus mecánicas fundamentales? Como decíamos, están presentes todos y cada uno de los luchadores incluidos en los juegos precedentes: 'Super Smash Bros.' (Nintendo 64), 'Super Smash Bros. Melee' (Nintendo GameCube), 'Super Smash Bros. Brawl' (Wii) y 'Super Smash Bros. for Wii U & 3DS'. Un total de 69 referencias, incluyéndose licencias de terceros como 'Pac-Man', 'Castlevania', 'Metal Gear Solid', 'Final Fantasy' o 'Street Fighter'. Resulta muy de agradecer el que debamos desbloquearlas una por una, lo que otorga propósito a cada partida más allá de los combates aleatorios con amigos o por Internet. No ocurre igual con el centenar de escenarios, a disposición desde el comienzo y con algunas ausencias. Superan el centenar, sea como fuere, sin considerar sus respectivas variaciones.

Como vemos, el título ofrecería horas para aburrir aunque tan sólo quisiéramos pelear con cada púgil en cada uno de los campos de batalla. Es lo que nos permite el modo 'Combate normal', con un máximo de 8 jugadores simultáneos. Por su parte, 'Tropa Smash' enfrenta a equipos de 3 o 5 luchadores, pudiendo jugar por relevos, eliminatorias o turnos. Elegir el orden de intervención no es moco de pavo, lo que añade un componente estratégico a cada enfrentamiento. Otras modalidades son 'Torneo', con 32 luchadores sometidos a rondas clasificatorias y 'Smash especial', donde fijamos cuantiosos parámetros hasta configurar el combate de nuestros sueños.

El mundo de las estrellas perdidas

Los jugadores en solitario pasarán mayor número de horas en el modo 'Aventura'. Apodado 'El mundo de las estrellas perdidas', hace las veces de modo historia y cuenta con una introducción de lo más espectacular. No sólo por la cantidad de cameos en pantalla, sino por el incierto futuro de los protagonistas, cuyas almas quedan atrapadas en otra dimensión tras un acontecimiento de proporciones bíblicas. Con Kirby como único superviviente, es nuestro cometido avanzar por un mapa extenso como él solo, venciendo a las versiones malévolas de nuestros otrora compañeros para incorporarlos al listado de luchadores (seleccionables a posteriori en cualquier parte del juego). No hablamos de una sucesión de combates al uso, sino que podemos movernos libremente por el mundo, eligiendo el orden de las refriegas y escudriñando hasta el último rincón en busca de ítems.

El toque distintivo lo marcan los 'Espíritus', que vienen a ser atributos primarios y secundarios vinculables a nuestro personaje. Dado que cada batalla se supedita a ciertas condiciones (terrenos venenosos o volteables; enemigos más resistentes; fuertes rachas de viento...), conviene escogerlos sabiamente para salir victoriosos. Hay más de mil espíritus que obtener, extraídos de centenares de videojuegos clásicos y a derrotar uno por uno. Esto ya implica una cantidad de horas y fases inimaginables, sin que hayamos reparado aún en la posibilidad de mejorarlos, enviarlos de 'expedición' o liberarlos para ganar 'orbes'. ¿De qué sirven estos últimos? Permiten invocar a los espíritus más poderosos, que también aguardan en el llamado 'Tablero de espíritus' (luchas aleatorias, independientes de nuestro avance por el tablero de Aventura).

El objetivo último de la trama es derrotar a los jefes que se interponen ante nosotros y el malo malísimo. Pero no es tan fácil como aporrear botones. Existen caminos inaccesibles a no ser que hayamos desbloqueado al espíritu de turno: ciertos leñadores nos ayudarán a reparar puentes rotos; necesitaremos conductores de autobús o tren para alcanzar según qué parada o estación... incluso la clave de acceso a un laboratorio secreto, en posesión de un científico. Colegimos que 'El mundo de las estrellas perdidas' es un patio de recreos fantástico, que conjuga combates muy divertidos por la variedad, con el placer de la mera exploración y el propio coleccionismo. En este sentido, la sala de trofeos clásica deja paso a una cuadrícula de espíritus, la cual carece de información detallada (únicamente la franquicia a que corresponde cada cual). Tampoco convence el nulo énfasis narrativo: hubiésemos agradecido más secuencias pregrabadas o estáticas, con diálogos que denotasen progresión en nuestra empresa.

De vuelta al menú principal, 'Cajón desastre' prescinde del tradicional modo Estadio y sus minijuegos. Aquí son protagonistas 'Smash Arcade' (ristra de combates para cada personaje, en que las recompensas dependen del grado de dificultad escogido) y 'Asalto', donde derrotar oleadas de enemigos hasta que nuestros pulgares aguanten. Cómo no, también podemos configurar nuestro 'Luchador Mii' o entrenar a los Amiibo que aún tengamos por casa, aplicación de las figuras interactivas que sigue antojándose forzada e insustancial.

Diversión infinita

En lo que al juego online respecta, todo depende del cristal con que se mire. Desaparece la distinción entre juego serio y desenfadado (en favor de este último), lo que disgustará a los usuarios de corte 'profesional'. El resto disfrutarán con partidas rápidas o la creación de salas, brindándoseles la posibilidad de buscar partida en segundo plano, mientras nos dedicamos a otros modos o ejercemos de espectadores. La falta de servidores dedicados, por último, nos deja a merced de conexiones ajenas. Con todo, no hemos experimentado mayores problemas de lag.

Y para demostrar que Super Smash Bros. Ultimate es uno de los títulos más rejugables que se hayan desarrollado. En su 'Baúl' encontramos estadísticas, desafíos a completar, una extensa biblioteca audiovisual y la tienda, repleta de objetos de apoyo, espíritus e indumentarias. Tardaremos una vida en completar la propuesta al 100%, o eso espera el máximo responsable del juego (Masahiro Sakurai), seguramente cansado de centrar sus esfuerzos en este crossover.

De la banda sonora, por cierto, sólo pueden escribirse maravillas. Centenares de temas icónicos han sido reinterpretados orquestalmente, resultando imposible luchar con el volumen a mínimos. La nostalgia invade cada partida, especialmente si lleváis varias décadas a los mandos. Además y por contra de los primeros vídeos, el apartado gráfico ha mejorado notablemente respecto a Wii U: las animaciones, modelados y expresividad de los personajes, junto a lo detallado de los escenarios, componen uno de los softwares más vistosos de Switch. Tanto en modo sobremesa como portátil, ejecutándose en ambos casos a 60 frames por segundo estables. Los colores refulgen en el panel táctil de la máquina, como no veíamos desde el fantástico 'Breath of the Wild'. Buenas nuevas pues para quienes acostumbren a jugar fuera de casa.

Nuestra valoración

Super Smash Bros. Ultimate acalla las críticas de continuismo gracias a un modo Aventura divertido y profundo (Espíritus mediante), en el que sigue presente el ansia coleccionista que siempre ha caracterizado a la franquicia. Horas y horas de diversión con la mayor selección de luchadores y escenarios hasta la fecha.

El resto de modos tampoco desmerecen, si bien cierto segmento de usuarios achacará carencias entre las opciones online. Faltas menores para una entrega que destila nostalgia por los cuatro costados, impecable en el plano audiovisual y sin extraños de rendimiento en modo portátil.

Ultimate es algo más que un título de lucha; es un tributo al videojuego pensado para el disfrute de todos sus aficionados.

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