Análisis

'Psychonauts 2': Double Fine o el buen hacer por bandera

El mítico plataformas de Schafer prosigue quince años después

Viernes, 27 de agosto 2021

Seis años en desarrollo, cerca de 4 millones de dólares recaudados mediante financiación colectiva y numerosos vaivenes editoriales han desembocado en uno de los mejores plataformas que recordamos. Así de rotundo. Aunque en un primer momento Double Fine se las vio y deseó para materializar la secuela que Schafer tenía en mente (se llegaron a suprimir los jefes del juego para abaratar su desarrollo), la adquisición del estudio por parte de Microsoft ha permitido un producto a la altura del Psychonauts original.

Publicidad

'Psychonauts' pasó desapercibido en el otoño de 2006, cuando recaló en la primera Xbox, PlayStation 2 y compatibles bajo el seno de Majesco. Se colocaron apenas 100.000 unidades de un título que, pese a todo, dejó su huella en el género gracias a una premisa, estética y diseño de niveles tan loables como irreverentes. Dicho de otra forma: el responsable de 'The Secret of Monkey Island' parió un juego de culto en el que no pocos se interesaron con el pasar de los años, gracias mayormente a su relanzamiento en las tiendas digitales de Microsoft y Sony.

El cariño de Double Fine por la franquicia queda patente en cada minuto que pasamos a los mandos con Psychonauts 2. Tal así que 'Rhombus of Ruin', el spin-off para PlayStation VR, figura como canon en el prólogo animado que pone al día a los recién llegados. Hablamos pues de una continuación directa en la que el 'psiconauta' Raz descubre que aún no ha alcanzado dicha condición: es designado becario al poco de pisar el 'Lóbulo Central' (como se denomina al cuartel general de los Psychonauts), donde tendrá que codearse con los miembros fundadores de la iniciativa para hacer frente a una amenaza enquistada.

Si no revelamos más es porque Psychonauts 2 tiene en lo narrativo uno de sus puntos fuertes: la trama ha ganado enteros respecto al original, acercándose a la emotividad sin olvidarse de la extravagancia que nos conquistó en su día. Cada opción de diálogo aporta trasfondo a los personajes que recordamos, haciendo que no queramos obviar ni una sola conversación. Quizás uno de los mayores aciertos a este respecto sea la incursión de la familia de Raz al completo, quienes arrojan un perfil exhaustivo del protagonista.

Otros secundarios inéditos tampoco se quedan atrás en ingenio: aunque estemos ante un action-platformer al uso, la profusión de secuencias cinemáticas es una constante hasta los títulos de crédito. Resulta evidente que Schafer llevaba tiempo con el guión en la cabeza, deseoso de ampliar un universo que a todas luces daba mucho más de sí. ¿Puede este baile de parloteo y guiños abrumar a los recién llegados? No diríamos tanto, porque se meterán de lleno en el juego a los pocos minutos.

Publicidad

En cualquier caso, siempre tenemos la opción de ir al grano. Deambularemos por los distintos 'hub' para encontrar cerebros en los que inmiscuirnos, buscando arreglar lo que está 'roto' y nunca cambiar la razón de ser de cada sujeto. Esto último se aprende desde el primer nivel, donde unos divertidos rompecabezas nos invitan a trastocar la correlación de ideas de nuestra superiora. Un proceso que acaba en desastre y que, a su vez, sirve de tutorial para la primera de las nuevas habilidades a disposición de Raz. Cada fase se ha diseñado para sacar provecho de éstas en combinaciones de lo más ocurrente, lo que también pasa por un sistema de combate evolucionado respecto al primer juego. Si entonces hablamos de punto flaco por lo monótono de las refriegas, aquí todo lo contrario: se han implementado numerosas tipologías de enemigos con rutinas diferenciadas, por lo que darles cera termina convirtiéndose en un puzle en sí mismo.

Por encontrarle un pero a la ristra de habilidades (susceptibles de mejora al recolectar ítems y subir de nivel), el que solo podamos portar cuatro simultáneas obliga a mapear botones de cuando en cuando, proceso no obstante sencillo de acometer: basta pulsar hacia arriba en la cruceta de dirección.

Publicidad

Las secciones de plataformas, por su parte, se antojan mejor resueltas que antaño. El nuevo esquema de control y los 120 frames por segundo posibles en Xbox Series X garantizan un gameplay fluido e invitan a saltar de un lado a otro en busca de los coleccionables más recónditos. También habremos de resolver puzles más bien discretos que, en cualquier caso, nunca serán motivo de atasco. Double Fine ha pretendido un juego con el punto justo de desafío, que cualquiera pueda completar. El título proporciona pistas evidentes si pasamos demasiado tiempo en un segmento; nos devuelve a la última plataforma estable tras cualquier salto fallido e incluso permite activar opciones de accesibilidad tan loables como la invencibilidad en el combate, unos subtítulos de mayor tamaño o una paleta de colores apta para daltónicos.

Visualmente tampoco hay pegas. Puede que Psychonauts 2 no vaya a llevarse el premio a la vanguardia técnica, pero tampoco presenta aristas. Tiene el acabado justo que necesita, alternando artes capaces de sorprendernos tanto o más que las florituras del sistema de iluminación más avanzado. Cada cerebro a visitar propone una ambientación y mecánicas diametralmente opuestas: lo mismo participamos en un concurso televisivo de cocina que atravesamos una urbe poblada por bacterias como si estuviésemos en una bolera, cuando no nos embarcamos en la particular gira de un grupo de rock psicodélico. Sea como fuere, todos los niveles encajan milimétricamente en el argumento, por lo que desaparece la sensación de estar jugando las partes interconectadas de un todo (aspecto éste acusado en el original).

Publicidad

La ausencia de doblaje al castellano puede suponer un lastre para algunos, pero los veteranos del lugar agradecerán la participación de la mayor parte del elenco primigenio. Ésto garantiza unas interpretaciones excelentes, que derrochan sentido del humor y redondean la propuesta al compás de una banda sonora también variopinta.

La aventura puede completarse en unas doce horas, pero su verdadero reto y lo que multiplica mucho más la duración es hacerse con la tonelada de coleccionables que encierra. Desbloquearemos así todas las habilidades, pines e ítems a disposición en los terminales de ventas, algo que en ningún momento se hace pesado. De hecho, tened por seguro que seguiréis jugando una vez alcanzados los créditos.

Publicidad

Nuestra valoración

Insistimos en que Psychonauts 2 es uno de los mejores plataformas que recordamos. También secuelas, horneada con cariño y respeto a la base de aficionados que la han hecho posible gracias a sus aportaciones. Supone la excepción que confirma la regla en esto del crowdfunding, donde la mayoría de proyectos terminan convertidos en iteraciones de serie B incapaces de hacer justicia a franquicias otrora míticas.

Quienes jugasen al primer Psychonauts tienen aquí una continuación directa repleta de guiños, que profundiza en los personajes que nos enamoraron y redondea aquello que flaqueó en el original: combates más divertidos, niveles que aportan a la vez que sorprenden y seguramente el guión más acertado que el género haya albergado jamás (lo que no era muy difícil, al resultar parco en palabras por definición).

Tranquilo no obstante si Psychonauts te pilla de nuevas: seguirás pudiendo apreciar todo lo anterior.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad