'Bravely Default 2': Un juego por y para los amantes del rol
Lo último de Square-Enix ya está disponible para Nintendo Switch
marc fernández
Martes, 9 de marzo 2021
Si sois asiduos de nuestro podcast semanal, seguramente os habréis percatado de mis continuas adulaciones a la consola de Nintendo: es la máquina perfecta para jugar a títulos pausados, como los juegos de rol por turnos.
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Uno de los más recientes es 'Bravely Default 2', que llega 7 años después de su primera entrega para Nintendo 3DS. La franquicia desarrollada por Claytechworks y editada por Square Enix se hizo con la medalla de la crítica dado su peculiar sistema de combate y su mágica historia, inspirada en los anales del género (concretamente las primeras iteraciones de Final Fantasy, con las que comparte determinados axiomas y hechizos).
Dado que el original tuvo una secuela directa ('Bravely Second: End Layer'), esta segunda cuenta con autonomía absoluta en cuanto a su marco histórico, aunque obviamente se mantienen los elementos que la definen, mutatis mutandis. Los novicios de la saga no necesitarán consultar la Wikipedia; tan sólo tener preferencia por el JRPG de corte tradicional, con sus héroes desinteresados (y muy clichés), su pozo de horas en mundo abierto y sus combates pausados.
Aunque parezca contraproducente, la historia resulta el aspecto menos interesante: Bravely Default 2 sube el porcentaje de juegos que hablan de cristales que protegen al mundo de un mal mitológico, poco definido, oscuro y confuso. Además, el empeño realizado por dotar de carisma a alguno de los personajes ha sido bastante pobre: la mayoría son fácilmente olvidables en nuestro almacén de la memoria y sus modelados estilo 'chibi' (cabezones) no es que aporten en demasía. El juego hace un esfuerzo en construir la relación entre éstos mediante conversaciones opcionales, pero suelen ser tan insípidas e irrelevantes para la trama que al final es recomendable obviarlas.
El magnum opus del título reside en su apartado jugable. Para el combate se mantiene el 'Brave / Default', un sistema dual de gestión de turnos que nos permite reservar la acción de un combatiente para el turno siguiente (Default), según consideremos oportuno, mientras permanece en una posición defensiva en la que absorbe gran parte del daño recibido. Una vez volvemos a tomar el control de éste, podemos consumir tanto la acción actual como la conservada (Brave), dando lugar a una gran variedad de estrategias basadas en la sinergia.
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Los turnos pueden llegar a acumularse un total de tres veces, dando la oportunidad de efectuar hasta cuatro acciones por cada. También existe la posibilidad de realizarlas de más. debiendo turnos para las siguientes rondas. Hay que tener en cuenta que, durante el débito de turnos, el personaje permanecerá inmóvil hasta que cumpla su deuda con el juego, por lo que nos exponemos a sufrir daños considerables. En sus mayores niveles de dificultad, Bravely Default suele ofrecer combates complejos, en los que una mala decisión puede costarnos el 'game over'. Por ende, conviene ir con cautela y no actuar impulsivamente.
Los enemigos también pueden guardar y deber acciones. Cuentan con una serie de invulnerabilidades físicas y elementales que iremos descubriendo en base al ensayo y error, y convendrá aprovechar si queremos optimizar todo lo posible nuestro daño. Algo similar a lo visto en títulos como 'Octopath Traveler' o 'Persona 5'.
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Otro elemento clave es el desbloqueo de profesiones que podremos asignar a nuestros personajes. Independientemente de sus estadísticas básicas, cada luchador irá subiendo nivel de profesión y obteniendo habilidades extra (caballero, monje, mago blanco, mago negro...). Estas habilidades aprendidas se conservan aún si decidimos cambiar de profesión, así el abanico de posibles combinaciones se amplía. Incluso podemos asignar una profesión secundaria por la cual mantendremos su habilidad básica.
La suma de estas profesiones, las vulnerabilidades enemigas y la gestión de turnos es lo que torna a Bravely Default 2 un juego de mecánicas ricas y complejas, que ir explotando a medida que la aventura escala en opciones. Por poner un ejemplo concreto, el monje en cuestión aprende un ataque ('impacto fuerte') que, bien efectuado, causa un gran daño a enemigos peligrosos. A cambio, consume un porcentaje significativo de la barra de salud. Si decido asignarle la profesión secundaria 'mago blanco', aprende también el hechizo 'cura'. Para salir victorioso, no tengo más que reservar un turno y, en el siguiente, ejecutar 'impacto fuerte' seguido de 'cura' para asumir el coste del ataque. Si nos vemos apurados sacrificamos una tercera acción para lanzar 'Paz interior' y restablecer los PM (puntos de magia) consumidos por el hechizo curativo. Si esto lo sumamos a que el enemigo en cuestión sea vulnerable al arma portada, obtendremos un triunfo incontestable.
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A nivel gráfico, Default 2 deja bastante que desear: si su aspecto artístico resulta de lo más agradable (destaca el diseño de las ciudades), la paupérrima calidad de las texturas afea el producto y lo sitúa un peldaño por debajo de la media en Switch. Se nota en especial en el mapa abierto, con un popping evidente y una distancia de dibujado poco esmerada. Las mazmorras son pobres en diseño y diluyen la sensación de inmersión. Por otro lado, la banda sonora es magnífica (me he sorprendido silbando alguno de los temas principales fuera del juego) y mantiene el nivel de los títulos que llegan bajo la firma de la gigante Square.
No puedo evitar pensar que, con algo más de hincapié en el desarrollo de la historia y los personajes, este título habría estado a la altura de las circunstancias o, como mínimo, fuera del alcance de la larga sombra de su antecesor. Sigue siendo un juego más que recomendable para aquellos que disfrutan de las raíces del género, el 'leveo' y el denso avance por sus 40 a 50 horas de juego aproximadas. No pasará a la historia y probablemente muchos ni siquiera lo terminen, pero es una opción más que digna dentro de los primeros meses del año.
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